PHILIPPE BOURRINET
UN ITINERARIO
AMBIGUO: ANTE CILIGA (1898-1992)
Haciendo gala de gran discreción, la prensa francesa
(Le Monde del 28 de
octubre de 1992) ha recogido, en unas escuetas líneas, la muerte de Ante
Ciliga en Zagreb (Croacia), sin precisión alguna sobre la fecha de la
desaparición de quien es calificado como un "antiguo dirigente del
Partido comunista yugoslavo" que conoció los campos estalinistas y los
campos de los ustacha croatas.
Ante Ciliga se hizo famoso -hasta el punto de
convertirse en la figura emblemática de la oposición al estalinismo y al sistema bolchevique del capitalismo de Estado creado, en
1938, por Lenin, Trotsky y Stalin- a través de un libro testimonial, que es
su obra más importante, titulado Au
pays du grand mensonge La
edición de Champ Libre de 1977 reúne el texto publicado por Gallimard en 1938
(1ª edición) con el título Au
pays du grand mensonge, que había sido escrito por Ciliga entre enero de
1936 y julio de 1937, y la primera edición de Sibérie, terre de l'exil et de
l'industrilisation, publicado por Iles d'Or en 1950, y escrito por Ciliga
entre 1938 y 1941. La edición de Champ Libre de 1977, además de reunir en un
solo volumen ambos textos, recoge las modificaciones y ampliaciones
posteriores indicadas por Ciliga.
Este texto de Ciliga ha sido traducido al inglés,
italiano, español (Buenos Aires, 1951) y japonés.. Este libro, publicado en
francés, reeditado y traducido a varias lenguas, ha sido equiparado a la
figura de Ciliga, a su identidad, de tal modo que ha hecho olvidar el
itinerario atormentado, finalmente ambiguo, de toda una trayectoria política
que no se detuvo en los años treinta.
Para varias generaciones de militantes surgidos de
la oposición al estalinismo, así como para los historiadores del movimiento
obrero, el nombre de Ciliga está unido a la lucha de la izquierda contra el
estalinismo, producida ya desde los años treinta, época en que las pocas
voces que se dejaban oír en medios obreros e intelectuales, fieles a los
principios del socialismo humanista de Marx, eran acalladas por las campañas
estalinistas y también de las democracias, apoyadas en esto por compañeros de viaje como Aragon, que querían demostrar
las virtudes de la Rusia socialista y alababan a la GPU (Policía
política soviética) en sus poemas. Mucho antes de que con la guerra fría se descubra la realidad de la URSS, a través del
testimonio de Khravchenko y otros, y poco después, con el desgaste histórico
del estalinismo, los compañeros
de viaje se conviertan en
virulentos adversarios del comunismo,
ya se había dejado oír una voz que, desde la izquierda del estalinismo y del
trotskismo, denunciaba el sistema del capitalismo de Estado establecido por
Lenin y Trotsky, y consolidado por Stalin y su régimen.
Recordar este contexto histórico no debe, sin
embargo, impedirnos ofrecer una verdadera biografía de Ciliga, puesto que su
trayectoria se extiende más allá de lo reflejado en su libro. Su itinerario
está repleto de dudas y ambigüedades, ricas en enseñanzas para el historiador
del movimiento obrero que estudie las relaciones entre compromisointernacionalista y viejos reflejos nacionalistas en conocidas figuras del comunismo.
A su manera, fue comunista
de izquierdas entre 1931 y
1935. Situado a la izquierda del trotskismo y cercano al anarquismo, Ciliga
simboliza todas las dudas propias de los militantes de Europa central y
oriental, que se convirtieron en revolucionarios después de la Primera Guerra
Mundial, buscando al mismo tiempo -consciente o inconscientemente- una
identidad nacional. En este sentido, la trayectoria de Ciliga suscita
numerosos interrogantes acerca del compromiso comunista en los Balcanes.
I. DEL NACIONALISMO
CROATA A LA REVOLUCION MUNDIAL
Además de los elementos autobiográficos ofrecidos
por el propio Ciliga en croata, disponemos de una autobiografía en francés
(1983) que, según nos consta, nunca ha sido publicada. Esta autobiografía,
claro está, debe ser cotejada y corregida en función de los hechos y de los
archivos de que disponemos.
Ciliga nació el 20 de febrero de 1898 en Segotici
(Chegotitschi), un pueblecito de Istria, una provincia del Imperio
austro-húngaro en que se mezclaban las poblaciones italiana, croata y
austríaca. Los avatares de la historia propiciaron que Ciliga, croata de
lengua y de cultura, fuera ciudadano austríaco hasta 1919 y, después,
ciudadano italiano hasta 1945.
Nacido en una familia de campesinos croatas, su
abuelo le transmitió "el interés que profesaba por la cultura croata y
por las luchas de emancipación nacional dirigidas contra la burguesía urbana
italiana y contra la administración germano-austríaca".
Después de haber sido, dentro del ámbito familiar,
pastor hasta los siete años, Ciliga fue puesto bajo la tutela de su tío,
veterinario en Mostar (Bosnia-Herzegovina), donde inició sus estudios
primarios, para pasar más tarde al instituto, allí estuvo hasta 1914. En
1912, época de las guerras balcánicas, se definió como "croata de
tendencia yugoslava" y empezó a participar en manifestaciones contra el
régimen austro-húngaro, régimen que, recordémoslo, dominaba Eslovenia,
Croacia y Bosnia-Herzegovina.
Ya entonces estaba interesado por la literatura
francesa, así como por la Gran
Revolución, entre sus héroes se contaban Rousseau, Voltaire, Diderot,
Robespierre y Marat. Sintiéndose al mismo tiempo eslavo y francés, Ciliga se reclamaba de
distintas patrias: "Croacia, Yugoslavia, Rusia y el mundo eslavo en
general eran mi primera patria, Francia se convirtió en la segunda".
Hasta el inicio de la guerra, Ciliga, joven
bachiller, se destacó por su agitación antiaustríaca en el instituto, lo que
le costó su expulsión del liceo. Esta medida fue revocada por la intervención
de un diputado bosnio. Sin embargo, tras el atentado de Sarajevo fue
expulsado de todas las escuelas de Bosnia, y se vio obligado a regresar a
Istria. Rechazado de nuevo por el instituto "por haber leído e inducido
a otros alumnos a la lectura de La
vida de Jesús de Renan...
Hecho que es sumamente peligroso en un país católico".
El año 1914 hizo de él un eterno nómada. La guerra
con Italia provocó una evacuación a Moravia, lugar en que Ciliga acabó sus
estudios en el instituto de Brno, !en checo!. Fue en esta especie de Manchester austríaco donde se planteó con fuerza la
cuestión obrera; Ciliga acabó "por considerar como lógico y probable el
fin del capitalismo y el advenimiento del socialismo". Pero se trataba
de un socialismo radical, para nada nacionalista: "[...] mi adhesión al
socialismo se orientó desde el principio hacia un socialismo
internacionalista en clara oposición al egoísmo nacional que prevalecía en
los partidos socialistas europeos comprometidos con la guerra". En
particular, Ciliga comprendió que el ultranacionalismo checo, como cualquier
otro, no era más que un parapeto reaccionario de la burguesía checa, que no
se contenía a la hora de oprimir a sus "compatriotas", campesinos y
obreros.
II. DE LA REVOLUCION
RUSA AL COMUNISMO (1917-1926)
Cuando estalla la Revolución en febrero de 1917,
Ciliga está haciendo el servicio militar en el ejército austro-húngaro. Desde
ese momento, el joven -tenía 19 años- se siente fascinado por quienes
pretenden cultivar la "tierra rusa en profundidad", los bolcheviques:
"La posición de los bolcheviques -contrarios a la guerra imperialista y
a favor de la paz universal, sin anexiones ni reparticiones- se había ganado
mis simpatías". Pero, según él, el "cambio brusco del 7 de
noviembre" lo llenó de dudas. La paz de Brest-Litovsk, en enero de 1918,
trastornó su conciencia de "eslavo austríaco"; conciencia, ésta, no
de clase, sino nacionalista: "[...] me dije: ¿no ha pasado Lenin de
oponerse a la guerra imperialista a hacer la paz con el imperialismo alemán y
austríaco, dejándonos a nosotros, eslavos austríacos, bajo el yugo de los
alemanes y los húngaros?".
Mientras continúa sus estudios universitarios,
Ciliga se adhiere al Partido socialista croata en el momento mismo en que
Yugoslavia se está formando. Esta formación no suscita en absoluto su
entusiasmo, puesto que está situada "bajo el designio del Estado
burgués" y está "dominada por el pueblo serbio", supremacía
que Ciliga, como buen patriota croata, consideraba "que estaba tomando,
en cierto modo, el relevo de los viejos opresores austríacos y
húngaros".
Sin embargo, a pesar de esta vena croata, Ciliga se
convertirá pronto en un internacionalista radical, saltando de país en país
en busca de la revolución proletaria.
Cuando, a principios de 1919 (26 y 27 de enero),
tiene lugar, en Zagreb, la conferencia -y no el congreso, como afirma Ciliga-
del Partido socialista croata, Ciliga es el orador más radical.
Inmediatamente forma una fracción autónoma de izquierda, fracción a partir de
la cual se crea la sección croata del Partido yugoslavo en 1920. Pero del 20
al 23 de abril de 1919, en Belgrado, la minoría de izquierdas del partido
croata y los partidos socialdemócratas de Bosnia y Serbia se unificaron en un
Partido socialista obrero yugoslavo (comunista), que había solicitado su adhesión
a la Komintern.
A partir de este momento, Ciliga -quizá esta
afirmación sea el fruto de sesenta años de distancia histórica- está
convencido de que el Estado yugoslavo va a estallar: "Desde
febrero-marzo de 1919, había llegado a la conclusión de que el primer Estado
yugoslavo iba a desmoronarse por falta de comprensión entre serbios y
croatas, por mucho que ese Estado común hubiese dado objetivamente respuesta
a los intereses de unos y otros". Pensaba, entonces, Ciliga que la
resolución de estos contrastes nacionales pasaba por el Partido comunista.
Situado en la fracción de izquierda radical, Ciliga
se situó pronto en el punto de mira de la policía y tuvo que abandonar
Croacia. Aunque pensaba continuar sus estudios universitarios en Francia, el
gusto por la aventura y la acción lo condujo a Hungría en un momento de plena
revolución (primavera de 1919). Se unió en seguida a un destacamento de
voluntarios yugoslavos. Pero pronto le decepcionó la falta de radicalismo de
la Hungría de Bela Kun ante el problema de la agricultura, dado su
"respeto de las propiedades latifundistas hasta el otoño", porque
una "revolución que no atenta contra los latifundios durante los seis
primeros meses no es una verdadera revolución; está condenada a perecer".
Esta indecisión en la que descubría la influencia moderadora de la
socialdemocracia húngara lo decidió a enrolarse mucho antes en el bando
comunista. Volvió en mayo de 1919 a Yugoslavia, poco antes de la aniquilación
de la revolución de los consejos por los ejércitos de la Entente. Se le encarga
entonces un trabajo clandestino de organización en Eslovenia, disfrazado de
repartidor de la prensa obrera.
Desde 1919, la derrota y el desmembramiento de
Austro-Hungría habían hecho de Ciliga, nacido en Istria, un ciudadano italiano.
Aprovechó esta circunstancia para participar en la organización del Partido
socialista italiano maximalista en Istria durante el verano de 1920, en plena
agitación revolucionaria en Italia.
Pero, como él mismo escribe, descubrió la misma
indecisión socialdemócrata que había observado en los socialistas y
comunistas de Hungría. Durante las ocupaciones de fábricas, constató como
maximalismo y demagogia se aliaban a la perfección con el oportunismo y la
cobardía. Fue detenido en otoño y pasó el invierno en la cárcel en Trieste y
Capo de Istria. Pensaba que en Italia los anarquistas serían igual de
radicales que los bolcheviques en Rusia, y que Malatesta podría ser el Lenin
italiano. No tardó en descubrir cuánto se había equivocado.
Sale de la cárcel en febrero de 1921 y experimenta
la reacción fascista. La Bolsa de trabajo de Pola es incendiada y las
organizaciones obreras son destruidas. Organiza, junto a los campesinos de su
distrito natal, una resistencia armada contra los squadristi fascistas. Pero, claro está, el
ejército llegó para dar apoyo a estos últimos, que contaban además con el
respaldo de las autoridades dálmatas, en simbiosis con el Estado italiano.
Ya en esta época interpreta la caída de los consejos
en Hungría "como el fin de la guerra revolucionaria de 1917-1919".
La subida del fascismo lo reafirma en esta idea. Además, piensa centrarse
sobre todo en la preparación de la próxima huelga, tanto en la teoría como en
la práctica.
De 1919 a 1924, prosigue sus estudios universitarios
-mientras continúa con su actividad revolucionaria en Hungria, Italia,
Eslovenia- en Praga, después en Viena y, finalmente, en Zagreb (1919-1924).
Entre la inmigración estudiantil yugoslava, en Praga
primero, en Viena después, Ciliga crea núcleos comunistas. En Praga organiza
un "Club marxista", y más tarde una "Federación internacional
de estudiantes marxistas". El checo Slansky, el de los juicios de Praga,
lo sucedería. Perfecto conocedor del checo, ingresó en el servicio de prensa
del PCCh (Partido comunista checo), colaborando con el semanario Socialdemocratic (más tarde Komunist) y con Rude Pravo.
En Viena continuó colaborando con el periódico
checo. Tuvo sobre todo ocasión de manifestarse firmemente -en tanto que
delegado de los estudiantes comunistas en el exterior- en contra de la
"táctica de terrorismo" que había sido utilizada por una parte de
los jóvenes comunistas yugoslavos en 1921. Esta "táctica" fue
oficialmente abandonada, para pasar a la organización conspiratoria ilegal.
A partir de septiembre de 1922 y hasta 1925, acepta
responsabilidades cada vez mayores dentro del movimiento comunista en
Yugoslavia. En 1922, en Zagreb, Ciliga asume las funciones de secretario del
partido por Croacia y de director de semanario Borba ("La Lucha"), el órgano
legal y oficioso del PCY (Partido comunista yugoslavo). La prensa serbia
estaba prohibida en Croacia, pero gozaba de una gran popularidad en el medio
obrero. En 1923, fue nombrado miembro del comité central. Finalmente, durante
el invierno de 1924-1925 se convirtió, como representante del partido croata,
en miembro del comité central del PC de Yugoslavia.
En 1920, el PCY debía de tener 60.000 miembros e
influía directamente sobre 200.000 obreros militantes de los sindicatos.
En 1920, el Partido comunista yugoslavo estaba, en
efecto, en plena expansión, en un país donde, sin embargo, el porcentaje de
población agrícola era del 76%. Una vez fueron formalmente excluidas las
tendencias derechistas, el PCY se adhirió a la Internacional Comunista (IC)
en el congreso de Vukovar en junio de 1929. Situado en el terreno
parlamentario, el nuevo partido había conquistado numerosas municipalidades,
entre ellas la de Belgrado. En las elecciones municipales obtuvo 59 escaños.
En una situación social tensa, marcada por la represión de la huelga de
ferroviarios (abril de 1920), el gobierno pasó a la ofensiva: disolvió la
municipalidad comunista de Belgrado (agosto de 1920) y expulsó a los
consejeros comunistas de Agram (Zagreb). Finalmente, el PC yugoslavo, que se
lo había jugado todo en las elecciones se encontró descompuesto: el 29 de
diciembre un decreto especial (Obzama, i.e. proclamación) estableció
la disolución de todas las organizaciones comunistas, cerró las oficinas de
redacción del PC y entregó gratuitamente a los socialdemócratas los clubs
comunistas. Una ley del 30 de julio de 1921 agravó la situación: situó al PC
fuera de la ley y lo echó del Parlamento y de las municipalidades que
controlaba. La pena de muerte podía ser aplicada en caso de propagación del
comunismo.
Desde 1921, se constituyó una fracción de
izquierdas, llamada "Grupo de izquierdas del PC yugoslavo", y entró
en contacto con el KAPD (Partido comunista obrero alemán), para denunciar la
política oportunista de la Tercera Internacional.
La dirección de la Komintern consideró también que
el PCY había sido víctima de su propia debilidad y de su oportunismo. Ni
siquiera había publicado las veintiuna condiciones de adhesión, ni las
"tesis sobre el parlamentarismo revolucionario". Para los oradores
del IV congreso de la IC, los jefes de partido "habían concentrado toda
su atención en las victorias electorales y se abstuvieron de asustar a los
elementos pequeño-burgueses mostrándoles qué era un partido comunista y
cuáles eran sus métodos de lucha". Por otra parte, crimen también
imperdonable, el PC no poseía organizaciones clandestinas. Así pues, el
partido se encontró desmembrado y dejó prácticamente de existir. Según las
cifras oficiales, el número de militantes pasó de 60.000 a 3.000 en 1928,
para remontarse a 12.000 en 1941, pero desde posturas estalinistas pro-serbias.
Cabe destacar que Ciliga no habla jamás, ni en su
autobiografía ni en entrevistas, de estos problemas internos, tampoco habla
de la cuestión parlamentaria ni de las oposiciones de izquierda al partido.
Pero Ciliga se dio verdaderamente a conocer con el
espinoso problema de las nacionalidades en el Estado yugoslavo. En el momento
en que el partido se hundía -hasta el punto de no tener ni un solo miembro
electo en las elecciones generales de 1923-, el Partido búlgaro había acusado
a la dirección de la Komintern de negligencia en la "cuestión
nacional".
De hecho, la Komintern había llegado muy lejos en
las concesiones que había hecho -bajo la presión del partido ruso- a las
tendencias nacionalistas en los Balcanes. La Federación
comunista de los Balcanes, creada en 1920, pretendía reunir unitariamente a
comunistas griegos, búlgaros, rumanos, yugoslavos y turcos. Pero, a partir de
1922, se convirtió en un campo de enfrentamiento entre búlgaros y yugoslavos
sobre la cuestión de la filiación nacional de Macedonia. Sin embargo, el V
congreso de la IC (1924) convirtió la cuestión nacional en un tema al orden
del día. A propósito de Yugoslavia, Zinoviev había definido este Estado como
"un Estado multinacional dominado por la burguesía serbia y formado por
varios pueblos oprimidos". En consecuencia, preconizaba "la
separación de Croacia, Eslovenia y Montenegro del conjunto de Yugoslavia y su
constitución en repúblicas independientes". Este congreso fue también
-notémoslo- el de la bolchevización de las secciones de la Komintern,
tema sobre el que Ciliga no dice ni una palabra.
En esta época, estaba lejos de ser un oponente y
seguía la "línea" oficial. El hecho es que Ciliga -en contra de la
"derecha" del partido que preveía "la constitución de una
autonomía provincial limitada" y en contra, también, de la
"izquierda" que prefería "dejar en manos de la futura revolución socialista la tarea de reglar la cuestión
nacional"- estaba de acuerdo con la orientación de la Komintern.
Convertido ya en un dirigente reconocido en la cúpula del partido, propuso en Borba un contra-proyecto radical: la transformación
del Estado yugoslavo monárquico y centralista en una República federativa
compuesta por cinco repúblicas nacionales (Eslovenia, Croacia, Serbia,
Montenegro y Macedonia) y por dos repúblicas nacionalmente mixtas
(Bosnia-Herzegovina y Voivodina). Defendió este proyecto en contra del
dirigente comunista Sima Markovic, que parecía defender opciones pro-serbias,
apoyándose para ello en las posiciones del austro-marxismo y en las de Stalin
de 1912.
Es sabido que este proyecto de federación yugoslava
fue retomado y puesto en práctica por Tito después de 1945. En cualquier
caso, Ciliga, según su propio testimonio, se hizo muy popular fuera de Serbia
y fue propuesto como miembro en el Comité central del partido yugoslavo. Fue
entonces plenamente apoyado por Moscú dado su radicalismo.
Pero, Ciliga se mostró escéptico ante la propuesta
-formulada por el V congreso- de formar tres repúblicas independientes,
puesto que el caso de Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Voivodina había pasado
desapercibido. Para Ciliga estos planes "suponían la abierta destrucción
de Yugoslavia". Se aplicó esta política de la Komintern hasta 1926. Por
todas partes, incluso en Bosnia-Herzegonina, Montenegro y Voivodina, se
aplicó la táctica de "la autodeterminación de los pueblos". Ciliga
fue el instigador de esta política, en tanto que secretario del partido por
Croacia y director de Borba.
Escribió un artículo donde denunciaba la esclavitud de 9 millones de
no-serbios sometidos por la nación serbia dominante, que contaba con 3
millones de personas. Dado que la política de la Komintern era, en ese
momento, hostil a las tendencias pro-serbias -sin duda, para poder estar más
cerca de la política del PC búlgaro-, Ciliga se convirtió también en miembro
del Politburó yugoslavo.
En esta misma época, instigado por Zinoviev, la
Komintern hacía entrar en el Krestintern (Internacional campesina, filial del
la IC) al partido campesino croata (HSS) de Stepjan Radic. Ante esta
política, que le parecía perjudicial incluso a Gramsci, Ciliga parece no
haber tenido la más mínima duda. Más aún, llamaba a formar un frente común
con un partido que la IC, en sus comienzos, hubiera calificado de burgués.
Todas estas funciones dirigentes provocaron que
recayera sobre Ciliga la atención de la policía. En abril de 1925 fue
expulsado de Yugoslavia bajo el pretexto de que al haber nacido en Istria
era, de hecho, ciudadano italiano... Fue entregado a la policía y encarcelado
por la acción armada de 1921. Fue puesto en libertad, como los ciento veinte
campesinos que habían resistido con él a los squadristi, gracias a una
providencial amnistía.
Emigrado a Viena, representó al partido yugoslavo
como agente de relación entre la Komintern, la Federación comunista balcánica
y el centro moscovita. Finalmente, en otoño de
1926, es enviado a Moscú "para dar clases en la escuela del partido
yugoslavo y tomar parte en el trabajo de la sección yugoslava de la
Komintern". En esta época, nunca hubiera imaginado llegar a cuestionar
las orientaciones de la Komintern, que le parecían justas. Parece ser que
ignoraba por completo todas las corrientes de izquierda que combatían la
línea oficial de la Komintern. Los nombres de Bordiga o Korsch no son citados
jamás, por mucho que Ciliga pudiera conocerlos, a través del órgano del
partido comunista de Italia, escrito en esloveno: Delo ("La Causa").
III. EN RUSIA: EL
PAIS DEL GRAN ENGAÑO (1926-1935)
En el momento en que Ciliga abandona Viena para
dirigirse a Moscú, importantes cambios se están produciendo en la cúpula del
aparato de la Komintern, y por consiguiente, en sus altos mandos. Bujarín,
aliado de Stalin, había sustituido a Zinoviev, que estaba a la cabeza de la
Komintern y que se había aliado con Trotsky. Esto se tradujo en un abandono
de la teoría de la liberación
de los pueblos oprimidos en
Yugoslavia. En consecuencia, la fracción
de derechas, o sea, la tendencia nacionalista serbia, triunfó en el
partido: con una serie de maniobras el serbio Sima Markovic fue restituido a
la cabeza del PCY. Pero cuando los conflictos nacionales estallaron de nuevo
en 1927, Markovic fue destituido de todos sus cargos y reemplazado por Djuro
Cvicic, representante de una moderada fracción
de izquierdas, aliada a los sindicalistas. Esta izquierda había
convertido a Zagreb en su baluarte. Sin embargo, Bujarín impuso la
destitución de la dirección de izquierdas y con la ayuda del bosnio Josef
Cizinsky (conocido bajo el nombre de Milan Gorkic) decidióbolchevizar a ultranza, formando para ello un
núcleo político compuesto por yugoslavos residentes en Moscú.
A finales de 1925, un tal Josip Broz volvía de Rusia
donde había estado desde 1915, primero preso y luego combatiendo con el
Ejército Rojo. Iba a iniciar una fulgurante ascensión en el partido, como
hombre de confianza de Bujarín hasta 1928 y después de su arrestro, ese mismo
año, como hombre de Stalin. Dos destinos se cruzaban sin encontrarse
directamente: el de Ciliga que llegaba a Moscú, para conocer las cárceles y
los campos de concentración rusos, y el de Tito que volvía a Yugoslavia para
conocer una ascensión, lenta pero segura, hacia el poder.
¿Era consciente Ciliga del riesgo que corría yendo a
Moscú en plena purga de la cúpula del PCY? Así lo afirma al menos en 1937:
"[...] yendo a Moscú me arriesgaba a perder mi libertad de movimientos.
Pero el deseo de estudiar in
situ las experiencias de la
gran revolución rusa prevaleció. Los sucesivos fracasos que estaba viviendo
el movimiento comunista en Europa demostraban la necesidad de mejorar, de
profundizar la táctica".
Todas las peripecias, las decepciones, las
esperanzas, los encarcelamientos y la actividad política de Ciliga son bien
conocidos a partir de su libro -escrito en Francia entre enero de 1936 y
julio de 1937- y publicado por Gallimard en 1938 bajo el título de En el país del gran engaño.
El exilio en Siberia y el relato de su huida de la URSS los describe en un
segundo volumen -escrito entre 1938 y 1941- publicado en 1950: Siberia, la tierra del exilio y
la industrialización.
Para comprender mejor el itinerario de Ciliga, es
necesario señalar las grandes líneas que su testimonio aporta, sobre todo en
un momento en que la afirmación por parte de los medios de comunicación de la caída del comunismo sume en el olvido a aquellos grupos
y elementos que, desde la extrema izquierda del estalinismo y el trotskismo,
denunciaban ya el gran
engaño del capitalismo de
Estado ruso. Capitalismo de Estado presentado por Stalin y por su adversario
Trotsky -por una vez de acuerdo- como socialismo y como un modelo de desarrollo de
las fuerzas productivas.
Cuando Ciliga llegó a Moscú, a principios de 1926,
quedó inmediatamente sobrecogido por la miseria y el atraso de la
"patria del socialismo"; al mismo tiempo que detectaba "la
ascensión de grupos sociales enteros". Llegó en el momento en que la NEP
(Nueva Política Económica) se hallaba en plena debacle, con una economía
cada vez más paralizada y con 2,2 millones de parados. Rápidamente comprendió
que los extranjeros como él, miembros de la Komintern, eran considerados como
unos privilegiados por los obreros rusos, que estaban sumidos en la miseria.
Doctor en historia por la Universidad de Zagreb
desde 1924, Ciliga era el más indicado para enseñar historia en la sección
yugoslava de la Universidad comunista de las minorías nacionales occidentales
(KUNMZ) de Moscú. Cada año llegaban 25 nuevos alumnos a esta Escuela del PCY
creada en 1925, que ofrecía una enseñanza de cuatro años, impartida sobre
todo en serbocroata.
Ciliga no se consideraba sin embargo como un
"académico rojo", funcionario de la Komintern. Automáticamente se
convirtió, después de su llegada, en miembro del Partido comunista de la
URSS, cuya vida le pareció más interesante que la de la Komintern.
Desde que llegó, la Komintern se le apareció no como
"el estado mayor de la revolución mundial", sino como una simple
sucursal, "sin mayor importancia", ligada al "servicio de
propaganda" del partido ruso. A raíz de su propia participación en el VI
pleno de la Komintern (diciembre de 1926), se dio cuenta de que esta antigua
"Convención de la Revolución mundial", como la definía Trotsky en
1919, estaba ya en manos de Stalin. Asistió a los discursos de Trotsky,
Zinoviev y Kamenev. El discurso de este último le impresionó especialmente,
porque señaló que la amenaza de la derecha en el partido ruso se debía sobre
todo "al carácter pequeño-burgués (de Rusia) y a la debilidad de las
tendencias revolucionarias en el proletariado occidental".
Al ser testigo de todos los debates del partido ruso
y sobre todo de las reflexiones de los obreros de tendencia
anarco-sindicalista, sospechosos de publicar una hoja ilegal que sólo exigía
la mejora de las condiciones de trabajo en su fábrica, Ciliga se hizo cada
vez más pesimista sobre el futuro de la "patria socialista". A
pesar de que anteriormente Ciliga -según su propio testimonio- no alimentaba
ninguna duda sobre la justicia de la política de la URSS, acabó concluyendo
que "[...] la evolución hacia el socialismo estaba definitivamente
paralizada, la revolución estaba muerta y, por consiguiente, todo estaba
perdido [...]", en Rusia al menos.
Pero a partir de 1927 empieza a entrar en contacto
con la oposición trotskista rusa, cuya influencia "en los cuadros del
partido aumentaba día a día". Parece ser, sin embargo, que su oposición
fue bastante discreta, puesto que pudo participar en los trabajos del VI
congreso de la Komintern (agosto de 1928), poco antes que Trotsky fuera
expulsado de la URSS.
De hecho, son los asuntos yugoslavos los que
conducirán a Ciliga a las filas de la Oposición de izquierdas trotskista.
Había en Moscú 120 militantes del Partido comunista yugoslavo, en su mayor
parte obreros, que, por su trabajo, estaban más implicados en los temas rusos
que en la vida del partido yugoslavo.
Mientras Ciliga permanece en Moscú, grandes cambios
se estaban produciendo en este partido, sobre los cuales parece tener poca
información, a causa de su aislamiento en la escuela moscovita. El
triunvirato Bujarín-Gorkic-Manuilski había reclutado -afirma Ciliga- a una
auténtica "hampa que jamás había tenido nada que ver con el movimiento
yugoslavo" y que fue enviada para "bolchevizar" completamente
el partido. En la VIII conferencia de la organización de Zagreb, la fracción
Djakovic-Tito tomó el poder en nombre de la lucha contra el
"fragmentarismo", representado por la "izquierda".
Pronto, sin embargo, Tito sería arrestado y encarcelado durante cinco años
(agosto de 1928).
La situación del comunismo yugoslavo se deterioró
rápidamente a causa de las concesiones hechas al movimiento nacionalista
croata antiserbio y, sobre todo, a la estrategia del "clase contra
clase", puramente aventurera, decretada por Stalin después del VI
congreso de la Komintern.
En junio de 1928, el asesinato -en pleno parlamento-
del diputado campesino Radic, dirigente del Partido campesino croata, con el
beneplácito del rey de Yugoslavia y de los partidos nacionalistas serbios
prendió fuego a la mecha. El factor nacional prevaleció definitivamente sobre
el factor social, alimentando así todas las empresas de tipo nacionalista o
terrorista.
El asesinato de Radic -cuyo partido había pertenecido
en 1924 al Krestintern antes que Radic eligiese, en 1925, participar en el
gobierno yugoslavo- así como los disturbios que tuvieron lugar en Croacia,
permitieron al rey de Yugoslavia instaurar una dictadura personal en enero de
1929. Disolvió el parlamento y prohibió los partidos políticos, en primer
lugar el PC yugoslavo. Esto ocurría en plena "Tercera Etapa" de la
Komintern, período de "aventurismo" calculado, en que la
insurrección armada acechaba en cada esquina. En un partido dirigido por agentes
rusos, que en algunos casos eran provocadores al servicio de la policía, la
dirección del PCY se sumió en el "aventurismo". Ésta proclamó que
"la única solución a la crisis para la clase obrera y el campesinado
[era] la lucha armada, la guerra civil contra la dominación de la burguesía
hegemónica de los serbios de Serbia". Esto se tradujo -además de
constituirse en el refuerzo de los sentimientos nacionalistas antiserbios- en
duelos de pistolas entre comunistas y policías. Según Ciliga, y el propio PCY,
la represión provocó centenares de muertos comunistas, pero fueron, en
realidad, una treintena. Esta cifra era ya enorme y el partido quedó reducido
a algunos centenares de militantes. Pero todo este radicalismo no hacía más
que ocultar el vicio de fondo del PCY: su apoyo a organizaciones
nacionalistas de todo signo, que al menos desde 1928 se concretó en una
estrecha colaboración con los nacionalistas macedonios (VRMO) y con los
terroristas ustaches.
En 1929, con ocasión de estos trágicos sucesos,
Ciliga ya participaba formalmente en la Oposición de izquierdas. Él y sus
camaradas consiguieron rechazar por aplastante mayoría (90 votos contra 5) la
resolución de apoyo a la política de la Komintern en Yugoslavia. Hecho
interesante, puesto que la izquierda del PCY llevaba a cabo una
autocrítica de su política nacional:
"Habiendo tomado como punto de partida la
cuestión nacional, nos encontrábamos en presencia del siguiente dilema:
revolución socialista o revolución burguesa en Yugoslavia. La fracción de
izquierda había propuesto ya anteriormente utilizar el problema de los
nacionalismos en favor de los intereses de la revolución. Sin embargo, esta utilización había acabado por tomar una forma
tal que el partido comunista y el movimiento obrero habían acabado por servir
al nacionalismo burgués de los pueblos oprimidos de Yugoslavia. Mucho antes
de que en Francia hubiéramos asistido a la reconciliación entre la bandera
roja y la bandera tricolor, entre la Internacional y la Marsellesa, se había
conseguido en Dalmacia la alianza entre la bandera tricolor croata y la
bandera roja, entre la Internacional y el himno nacional Nuestra hermosa patria. El
movimiento obrero revolucionario e internacionalista corría el riesgo de
desintegrarse en tantos movimientos simplemente radicales como nacionalismos existen en
Yugoslavia".
(Esta lúcida constatación fue pronto olvidada por el
propio Ciliga algunos años después, en sus actividades pro-croatas (cf. infra)
Ciliga había formado con otros un grupo trotskista
en la clandestinidad, que contaba con una veintena de personas. Se había
señalado un núcleo compuesto por seis miembros, cuatro de los cuales eran
yugoslavos: Stanko Dragic, verdadero responsable del grupo, antiguo
integrante del comité central del PCY; Mustafa Dedic, antes secretario del
comité central de Herzegovina; Stepan Heberling, de Voivodina, y Ante Ciliga.
Había también dos rusos: Victor Zankov y Oreste Glibovskij. Se añadió a este
grupo la mujer de Tito, Pelegea Denisov-Belousov, que estuvo hasta el momento
de su arresto y desaparición en 1934-1935, sin que Tito respirara.
Este grupo clandestino estaba en contacto con la
organización trotskista de Moscú, que les facilitaba las cartas y los
documentos de Trotsky y Rakovski. Por otra parte, Ciliga y sus camaradas se mantenían
en estrecho contacto con los obreros industriales rusos.
Las actividades del grupo fueron, claro está,
descubiertas por la GPU. Una comisión de la Komintern ("comisión
Soltz", por el nombre de quien la presidía), que contaba con el apoyo
del buró político yugoslavo, decidió excluir por un año (!prorrogable!) a
Ciliga y a dos militantes de su grupo. Otros veinte tuvieron que abandonar
Moscú. Siguiendo una práctica común del estalinismo en sus inicios, el
aparato intentó comprar a Ciliga proponiéndole un trabajo,
bien remunerado, de archivista y profesor de Leningrado. Después de haberse
entrevistado personalmente con Kirov, el
jefe antes de su asesinato,
es nombrado profesor de la Universidad Comunista de esta ciudad. Pero esto no
significa que se hubiera pasado decididamente al lado de la nueva burguesía roja, camuflada bajo los
oropeles de la burocracia.
En pleno proceso de colectivización forzada del
campo, el discurso era sencillo: "!Los que quieran entrar en el kolkhoze
a la izquierda, los que quieran ir a Siberia a la derecha!". Todo esto
seguido del hambre y los fusilamientos masivos de campesinos recalcitrantes.
En cuanto a los obreros, se les había prometido "la vida fácil y
feliz" de los planes quinquenales estalinistas, pero sólo vieron cómo su
salario disminuía un 50% respecto de 1913: "!Vivimos actualmente peor
que en tiempos del capitalismo!". Su desmoralización -que explica en
parte el triunfo de la contrarrevolución- era total: "[...] qué podemos
hacer ahora? ¿Somos nosotros quienes quisimos el poder soviético, cómo
podemos combatirlo ahora?".
De hecho, aunque el grupo de Dragic y Ciliga -según
sus propios términos- era el caso especial de una vida subterránea en que
nacían las ideas nuevas, el comunista croata conoció un terrible aislamiento.
Los alumnos de Ciliga -originarios de la clase trabajadora- eran unos
arribistas del sistema y, por lo tanto, "los peores enemigos de todo
movimiento obrero auténtico, puesto que un tal movimiento debería buscar
necesariamente la destrucción de todo el sistema burocrático".
En el transcurso de sus discusiones con los
intelectuales trotskistas, Ciliga empezó a tener serias dudas sobre esta
corriente y sobre su dirigente, Trotsky. En definitiva, mostrando un escaso
interés por la suerte que corría la clase obrera, para ellos "Stalin
[ejecutaba] lo esencial del programa de la oposición", pero con algo más
de brusquedad. Ciliga había llegado a la conclusión desde 1930 -aunque se
trate quizás de una conclusión a
posteriori, a la que habría llegado en 1937- de que el capitalismo de
Estado triunfaba en la URSS, apoyado tanto por Stalin como por Trotsky y los
intelectuales de la oposición:
"[...] estalinistas y trotskistas
[identificaban] el capitalismo de Estado con el socialismo y la burocracia
con el proletariado. Tanto Trotsky como Stalin, hacían pasar al Estado por
proletariado, a la dictadura de la burocracia sobre el proletariado por la
dictadura del proletariado, a la historia del capitalismo de Estado sobre el
capitalismo privado por una victoria de este último."
Bajo este estado de cosas que, según dice Ciliga,
subestimaba sus divergencias con los trotskistas, fue detenido el 21 de mayo
de 1930 en Leningrado, después de visitar a sus camaradas de Moscú, más
interesados por una actividad inmediata en la fábricas (octavillas, consignas
de huelga) que por una actividad de reflexión teórica a largo plazo.
IV. CARCELES, CAMPOS
DE CONCENTRACION Y EXILIO EN SIBERIA (1930-1935)
Ciliga fue detenido mientras que Dragic consiguió
escapar temporalmente al GPU. Ciliga conoció, junto a sus camaradas, la
cárcel en Leningrado, donde se fusilaban presos cada día. Sin embargo, en
esta época, "la cárcel es el único lugar en la Rusia soviética donde la
gente se expresa de una forma más o menos sincera y abierta". Al mismo
tiempo, la desmoralización social es tal que incluso los condenados a muerte
callan "sin un grito de rebeldía contra el gobierno que los condena a
muerte". Por ello, Ciliga constata el desgaste de las fuerzas de la
revolución y de las fuerzas de izquierda.
Ciliga fue trasladado en noviembre al campo de
concentración de Verkhne-Ural'sk, cárcel política situada en los Urales, al
norte de Magnitogorsk. Este campo era el último lugar donde se podía hablar
libremente, donde se ejercía la libertad de prensa y de reunión. Los 250
detenidos (alrededor de unos 180 comunistas y unos 70 anarquistas) celebraban
reuniones políticas en regla, con presidente y secretario de sesión. La mayor
parte de ellos se ejercitaban escribiendo artículos para los periódicos
manuscritos que circulaban por el "correo interior" (celdas entre
las celdas). Había incluso una biblioteca con libros políticos. La gran
mayoría de presos era trotskista (de 120 a 140) y recibía apuntes y
circulares de Trotsky. Con la presencia de mencheviques,
socialistas-revolucionarios de izquierda, 16 decistas (grupo
"Centralismo democrático") y 3 partidarios de Miasnikov, el campo
de concentración constituía "un verdadero parlamento ilegal de
Rusia".
Según Ciliga, la composición social del campo de
concentración era esencialmente "intelectual". Había apenas un 15%
de obreros. El sector de oposición comunista estaba formado por un 43% de
judíos, un 27% de caucasianos (georgianos y armenios), los rusos junto a
algunos representantes de otras nacionalidades llegaban a un escaso 30%.
Hecho curioso, el elemento ruso y obrero estaba alineado sobre todo en la
extrema izquierda (grupo del centralismo democrático), y predominaba en el
grupo obrero de Miasnikov. Este fenómeno nacional "ruso" se
manifestaba también -según Ciliga- entre los anarquistas. Entre los
militantes trotskistas destacaba una importante mayoría de jóvenes,
intelectuales y técnicos, pertenecientes a la pequeña burguesía de Ucrania y
Bielorusia. Un hecho inquietante: había entre ellos un "fuerte grupo de
antiguos militares y chequistas", directamente surgidos del Aparato.
Ciliga se reencontró en Verkhne-Ural'sk con sus
camaradas yugoslavos y rusos: Dagric, Dedic; Zankov, Glibovskij. Decidieron
militar en el "colectivo de bolcheviques leninistas" del campo.
Pero éstos aparecían divididos en tres tendencias:
1) Una tendencia de "derecha" dirigida por
los profesores Solnstsev, Iakovin y Stopalov. A este grupo, autor de las
"tesis de los tres" se le sumó Dingelstedt. Era la fracción más
importante. Preconizaba una "reforma desde arriba". Por lo que
respecta a la industrialización, planes quinquenales, etc. quería "[...]
lo mismo que Stalin", sólo que de una forma "más humana".
2) Un pequeño grupo denominado de
"centro", dirigido por el yerno de Trotsky, Man-Nivelson y por
Aaron Papermeister, que apenas se diferenciaba de la derecha, puesto que
editaba con ella un periódico común (manuscrito) titulado Pravda v tiur'me ("La verdad desde la
cárcel").
3) La fracción de "izquierda", a la que
estaban adheridos los amigos de Ciliga, quería una "reforma desde
abajo", que se apoyara en la clase obrera. Su debilidad teórica residía
en que no sólo definía los planes quinquenales como un bluff, sino que negaba la
crisis económica mundial. Publicaba el periódico Voinstvuiuchtchij Bol'chevik ("El Bolchevique
militante").
Además de estas fracciones, el trotskista Densov era
el único en considerar, basándose en Lenin, que la economía soviética era un
capitalismo de Estado.
El Bolchevique
militante, en el que escribía Ciliga bajo el seudónimo de
"Richard", aparecía una vez al mes, o cada dos meses, tenía 10 o 20
artículos, en cuadernos separados, en tres ejemplares (uno para cada ala de
la prisión).
Ciliga formaba parte de los "bolcheviques de
izquierda", evolucionó muy pronto fuera de la cáscara trostkista, donde
"una cita de Trotsky tenía el valor de una prueba". Constataba cómo
la burocracia estalinista se convertía "poco a poco en el núcleo de una
nueva clase dirigente". En consecuencia, se hacía necesaria la lucha
reivindicativa, como en cualquier país capitalista, para ello era necesario
aliarse incluso con los obreros anarquistas y socialistas de las fábricas.
Para una nueva lucha de clases revolucionaria, era necesario un "nuevo
partido revolucionario". Esta postura, con cinco años de retraso, era
finalmente la de Korsch en 1926, de quien Ciliga parecía haber ignorado los
escritos.
La evolución cada vez más radical de Ciliga fue
primero determinada, según él, por la actitud de la mayoría trotskista del
campo, que exigía un monolitismo sin brechas: los "bolcheviques
militantes" debían disolverse y suspender la publicación de su periódico,
si no lo hacían serían expulsados. El "grupo de los treinta",
trotskistas de izquierda (entre los que estaba Ciliga), propuso un nuevo
comité de redacción, compuesto por un representante de cada una de las
tendencias, y que se publicara un solo órgano para todos los comunistas. Los
"bolcheviques militantes" no estaban, de hecho, representados en
ese comité de redacción.
Los trotskistas llamados "de derecha" y
"de centro" los excluyeron, con métodos que probaban "cómo
entre trostkismo y estalinismo hay muchos puntos en común". Además había
otra razón: la GPU, que tenía agentes incluso en el interior de la prisión,
presionaba hacia la escisión.
El resultado fue que hubo (verano, 1931) dos
organizaciones trotskistas:
1) El colectivo de "bolcheviques-leninistas"
(mayoritario) integrado por 75/78 miembros .
2) El colectivo de "bolcheviques-leninistas de
izquierda" con 51 o 52 miembros. Este grupo editaba el periódico Bol'chevik-Leninist hecho con las plumas de V. Densov,
N.P. Gorlov, M. Kamenetski, O. Pouchas y Ciliga.
El radicalismo de Ciliga y de los
bolcheviques-leninistas se explica tanto por los horrores de la
colectivización y los planes quinquenales, como por las posiciones mismas de
Trotsky.
Ciliga constató -ya cuando enseñaba en Leningrado-
todos los privilegios que alcanzaba la clase ascendiente mientras el obrero
vivía sumido en la miseria. A medida que los presos llegaban al campo de
concentración, le fueron confirmando la masacre masiva de campesinos
ucranianos, la deportación de entre cinco a diez millones de moujiks, una
lenta agonía de exiliados de Siberia cuya esperanza de vida no excedía de los
dos años. Una tercera parte de la clase obrera vivía en una verdadera
esclavitud trabajando para los proyectos faraónicos de Stalin (canal
Báltico-mar Blanco, etc.).
La extrema izquierda trotskista, representada por
Ciliga y sus amigos, estaba excesivamente descontenta de las posturas
ditirámbicas de Trotsky en 1932 Sobre su artículo de 1932, cf. Trotsky Ecrits 1928-1940, t. 1,
Marcel Rivière et Cie., París, 1955, p. 111. acerca de los "sucesos
actuales verdaderamente inauditos" de la política económica estalinista.
Lógicamente, se abrió en el ambiente trotskista de
la cárcel una áspera discusión, en 1932, sobre la naturaleza de la URSS. Se
votó incluso una resolución a favor o en contra del "carácter
obrero" de la Unión Soviética: ésta obtuvo 15 votos a favor. Otra
resolución, defendida por lo que quedaba de
"bolcheviques-leninistas" consiguió otros 15 votos, apoyando, como
Trotsky, la necesidad de una "revolución política" sobre la base de
los "fundamentos económicos" de Octubre; el régimen estaba
"por encima de las clases", pero la "dictadura del
proletariado" había desaparecido.
Pero sobre todo estaban los negadores extremistas, entre los que se
hallaba Ciliga. Su resolución, minoritaria, sostenida por 15 voces,
proclamaba que la burocracia era una verdadera clase hostil al proletariado y
que, por lo tanto, sólo la revolución social podía conducir al socialismo.
En 1932, tras la lectura de los últimos documentos
de Trotsky, la ruptura de Ciliga y de los diez militantes con el colectivo
trotskista fue consumada. Como de costumbre, se escribió una declaración
donde quedaba señalado claramente que el programa de Trotsky reforzaba
"las ilusiones del proletariado occidental" en el estalinismo
disfrazándolo con la etiqueta de "Estado proletario". La conclusión
fue un rechazo del trotskismo como corriente de izquierda del estalinismo:
"Trotsky y sus partidarios están demasiado íntimamente ligados al
régimen burocrático de la URSS como para poder dirigir la lucha contra este
régimen hasta sus consecuencias extremas". Trotsky era "en el fondo
el teorizador de un régimen del que Stalin era el hacedor". Un artículo
de Ciliga titulado "Oposición burócratica o proletaria" marcaba el
paso a la extrema izquierda.
En efecto, en la cárcel, la influencia de la extrema
izquierda no trotskista fue decisiva y tomó cada vez más amplitud, según
Ciliga.
De entrada, estaban los decistas, ciertamente los
más divididos en fracciones. En un principio estalinistas, aunque en contra
del centralismo burocrático, habían estado en contra de la Oposición obrera
en 1920. Muchos capitularon con el primer Plan quinquenal que les parecía una
victoria contra la NEP. Sin embargo, en el campo de concentración, y sin duda
fuera de él, se radicalizaron enormemente, pero dentro de la confusión y la
división. Había tres o cuatro fracciones decistas. Con importantes matices se
habían acercado bastante al "Grupo obrero" de Miasnikov, cuyo líder
en Verkhne-Ural'sk era Serge Tijunov. Los miasnikoviens definían el trotskismo como una
"oposición de altos funcionarios" de la burocracia. Criticaban,
desde la raíz, el leninismo y la "dictadura del partido". Para
ellos, era decisivo que los trabajadores pudieran tener la libertad de elegir
entre los partidos obreros que competían en el seno del medio obrero. Desde
1923, habían llegado, poco a poco, a la postura que reinaba en la URSS: el
capitalismo burocrático de Estado.
En cuanto a los decistas -cuyo líder Medvedev
(1885-1937) llegaría al campo en 1935, cuando Ciliga estaba en Siberia-
estaban mayoritariamente a favor de las tesis de Miasnikov. Para el decista
Jak Kosman, Lenin había dejado la industria en manos de la burocracia. Para
Chapiro, otro decista, la Oposición obrera en 1921 no había representado los
intereses del proletariado, sino "los de la burocracia sindical".
Pero, sin embargo, a la manera de los comunistas de los consejos alemanes y
holandeses, otro decista, Volodia Smirnov, afirmaba: "No ha habido nunca
en Rusia ni revolución proletaria, ni dictadura del proletariado. Ha habido
simplemente una revolución popular por abajo y una dictadura burocrática por
arriba". En cuanto a Lenin, la imagen sacrosanta de la revolución rusa,
debía de ser quebrada: "Lenin no fue jamás un ideólogo del proletariado.
Desde el principio al final fue un ideólogo de la intelligentsia".
De hecho, para Volodia Smirnov -como, por otra
parte, para Otto Rühle- el bolchevismo expresaba, del mismo modo que
Mussolini, Hitler, Ataturk y Roosevelt, una tendencia universal hacia el
capitalismo de Estado. Tales tesis fueron un escándalo incluso entre la
extrema izquierda, y Smirnov fue excluido del grupo. Sin embargo, una
cuestión extremadamente importante se había abierto en torno a este tema que
enfrentaba a Ciliga -quien juzgaba esta tendencia en Rusia
"relativamente progresista"- con Tiunov -que veía en ella un
fenómeno "puramente parasitario".
Ciliga evolucionaba en el mismo sentido que estas
tendencias comunistas de izquierda. Después de haber acabado con la imagen de
Trotsky -en quien no veía más que a un opresor, especialmente tras el relato
que un marinero de Kronstadt le hizo sobre la responsabilidad de Trotsky en
la muerte de los 10.000 fusilados después de marzo de 1921 por la Tchéka-,
empezó a resquebrajarse su veneración por Lenin. A pesar de ocupar un
"lugar de honor en el corazón de los trabajadores y en el panteón de la
historia", Lenin se había convertido en el "portavoz de la
burocracia soviética", acabando con el socialismo en el terreno
económico. Finalmente, "Lenin le había allanado el camino a
Stalin".
En el momento en que Ciliga -junto con Dragic- debía
abandonar Verkhne-Ural'sk para ser deportado a Siberia, era fundada en el
campo de concentración una "Federación de comunistas de izquierda",
que contaba con 20 o 25 miembros y que englobaba al grupo obrero de Sergej
Tiunov, a varios decistas y a algunos antiguos trotskistas.
El año 1933 se inició repleto de amenazas con la
llegada de Hitler al poder. Tras el fracaso del estalinismo en Alemania se
planteaba la cuestión de una nueva internacional. Los trotskistas de
izquierda, que ignoraban la nueva postura de Trotsky, juzgaban que la
convocatoria de constitución de una Cuarta Internacional era "una
consigna prematura y demagógica". Smirnov se pronunciaba favorable a la
fusión de los socialdemócratas y los comunistas. Tiunov, como los comunistas
de izquierda alemanes e italianos, se posicionaba enérgicamente contra toda
"reedición de la Tercera Internacional". Ciliga, por su parte,
sostenía por escrito que "la unión de dos cadáveres (socialdemocracia y
estalinismo) no produciría un organismo vivo".
Habría todavía mucho que decir sobre los grupos
políticos con los que Ciliga debatió antes de su partida del campo: los
socialistas revolucionarios de izquierda, divididos -según él- entre el
trotskismo y el comunismo de izquierda (grupo de Kamkov); los anarquistas que
"encarnaban el ideal caballeresco", los armenios y los sionistas de
izquierda ocupados puramente en sus respectivas cuestiones nacionales...
El 18 de mayo de 1933, Ciliga abandona el campo de
concentración. Su detención había sido graciosamente prolongada durante dos
años por la OGPU, con el beneplácito del Politburó del PC yugoslavo. Poco
importaron ni la huelga de hambre, ni la tentativa de suicidio. Ciliga fue
deportado durante casi tres años en Siberia (Irkutsk, Ienisseisk,
Krasnoïarsk). Ocupó un puesto de economista, primero en la banca y luego en
el trust forestal "Sevpolarles". Toda su observación de las condiciones
de vida, Ciliga la narró extensamente en su libro (segunda parte, publicada
en francés en 1949).
Utilizó su ciudadanía italiana, después de múltiples
esfuerzos por obtener un pasaporte italiano, por telegramas. Con la ayuda de
su familia en Italia, y a pesar de una prolongación del exilio por tres años,
Ciliga consigue, en Siberia en 1935, ser expulsado de la URSS utilizando su
condición de extranjero. Sin saber, hasta el último momento, si iba a ser
enviado al círculo ártico, si iba a ser fusilado o encarcelado en un campo,
Ciliga se encuentra, el 3 de diciembre de 1935 -tras bajar de un tren ruso en
la frontera-, en Polonia.
Era el fin de una odisea en el país del gran engaño,
sin duda la más rica e instructiva, por el análisis que aporta de la vida política
de extrema izquierda en las cárceles y en los campos de concentración del
archipiélago del Gulag soviético. Sin embargo, su camarada Dragic, hombre
eminentemente combativo y valiente, tras un intento de huida en 1934 hacia
Polonia, desapareció sin dejar rastro en las terribles islas Solovki.
V. LA SEGUNDA ODISEA
DE CILIGA (1936-1945)
Por supuesto, todos los manuscritos, cartas y notas
de Ciliga le fueron requisados por los hombres de la GPU y descansan aún en
los archivos de este organismo.
Sin que así lo reconozca en sus memorias y
entrevistas, al pasar por Checoslovaquia, Ciliga entró en contacto con dos
militantes trotskistas: Vladislav Burian y Jan Frankel, y a través suyo, con
Trostky. Sin perder el tiempo, apenas pocos días después de su salida de la
URSS, Ciliga escribe a Trotsky, quien le responde, y también al Boletín de la Oposición en ruso. Su testimonio es
inmediatamente publicado en ruso y en francés por la prensa trotskista.
Propone la idea de una ayuda material y política dirigida a los deportados,
"bajo presión de los obreros europeos y del movimiento
democrático". Esta idea es retomada por Trotsky desde diciembre de 1935
quien quiso impulsar un "Comité Ciliga" para la defensa de los
presos políticos comunistas, como consecuencia de las revelaciones hechas por
el comunista croata.
Sin embargo, las discrepancias con el movimiento
trotskista saltan pronto a la luz pública. Ciliga sugiere un comité que
defienda tanto a los "bolcheviques-leninistas" como a los
"socialistas revolucionarios" y a los mencheviques encarcelados.
Constata además que, en relación a la Alemania de Hitler, los trotskistas se
apresuran a llamar a la lucha común contra el fascismo tanto a los
socialdemócratas como a los estalinistas. Trotsky rehusa. Un bloque junto con
los mencheviques y los "socialistas revolucionarios", en el
extranjero, sería perjudicial, sobre todo porque ofrecería un flanco a los
ataques del estalinismo.
Instalado en París a finales de enero de 1936,
Ciliga publica artículos en el Biulleten'oppozitsii (órgano trotskista escrito en ruso y
editado en París hasta 1940). Esto duró hasta mayo, fecha en la que cesa la
colaboración escrita. Ciliga había cometido el crimen imperdonable de enviar también
artículos a la revista menchevique de Dan en París:Sotsialistitcheskij
Vestnik ("El Mensajero
Socialista"), los artículos eran sobre todo informativos.
Sin embargo, Ciliga, que había estado en la extrema
izquierda del trotskismo, para adherirse finalmente en 1933 a determinadas
posturas de la Izquierda comunista rusa (Grupo obrero, decistas), se separa
para acercarse, poco a poco, a posiciones socialdemócratas. No era su actitud
hacia el capitalismo de Estado lo que hacia de Ciliga un
"menchevique" -según afirmaban algunos trotskistas que asimilaban
así Izquierda comunista y menchevismo- sino su espíritu impregnado de
idealismo democrático. Trotsky podía escribir, no exento de razón, el 22 de
julio de 1936, que Ciliga no era marxista, sino un elemento
"semi-liberal en su pensamiento humanitario, idealista, ciertamente muy
honesto en su estilo". Pero añadía también -lo que era sin duda falso a
la luz del libro que Ciliga empezaba a escribir durante el año 1936- que
"incluso en el campo de concentración, había permanecido siendo lo que
siempre había sido: un demócrata idealista y exaltado, que, de tan
estalinista como era, se convirtió en antiestalinista, sin ser por ello
marxista".
De hecho, el mayor trabajo de Ciliga era dar a
conocer, por todos los medios, su experiencia en los campos de concentración
y en las cárceles rusas, lo que consiguió con la traducción del ruso de su
libro publicado por Gallimard en la primavera de 1938. Este libro fue, por
otra parte, requisado por la Gestapo en 1941, pero había sido publicado ya
antes en inglés.
Antes de la guerra, la trayectoria de Ciliga iba a
ser contradictoria. Vivía de su pluma; pero escribía también artículos para
el Mensajero Socialista en 1937de oposición, de los
socialistas y anarquistas contra el terror burocrático estalinista" (p.
24). Esta posición de llamamiento a un frente único mostraba, por el
contrario, un alejamiento cada vez más neto de las posiciones clásicas del
comunismo de izquierda, una de cuyas características era el rechazo de todo
frente único, para el periódico liberal de Zagreb Nova Europa, y para los
sindicalistas revolucionarios de la Revolución
proletaria, oscilando entre liberalismo, anarquismo y nostalgia de su
país croata.
En el verano de 1937, volvió a su pueblo natal de
Istria, donde fue vigilado por la policía fascista. A su llegada a
Yugoslavia, fue arrestado y encarcelado durante seis meses. Según él por
instigación de los estalinistas yugoslavos que se habían infiltrado en la
policía política, cuyo jefe era un comunista. Pudo, sin embargo, volver a
París, lo que permitió a los comunistas titistas,
dentro de un estilo puramente estalinista, acusarlo, en 1952, de haber sido
desde Rusia un agente de la OVRA de Mussolini.
De hecho, en 1938, Ciliga estaba ya en contacto
-mientras escribía la segunda parte de su libro- con los "sindicalistas
revolucionarios" de la Revolución
proletaria. Al mismo tiempo que Victor Serge, Ciliga luchó contra Trotsky
por el papel que éste jugó en la represión de los marinos insurrectos de
Kronstadt. Éstos eran presentados por Trotsky como "elementos
completamente desmoralizados, hombres que vestían elegantes pantalones
bombachos, y se peinaban como chulos". Mientras se defendía de haber
participado en la represión, minimizándola, Trotsky la apoyaba plenamente.
Para Ciliga, fiel aún a determinadas posturas del comunismo de izquierda,
"la represión de Kronstadt, la supresión de la democracia obrera y
soviética por el 10º congreso del Partido comunista ruso, la eliminación del
proletariado de la gestión de la industria, la introducción de la NEP
suponían ya la muerte de la revolución". No faltó más que la alianza del
capitalismo de Estado con el capitalismo privado. Ciliga -y esto es cierto-
obtenía sus informaciones de primera mano, de un marinero comunista
insurrecto que había conocido en la cárcel de Leningrado en 1930, tal y como
cuenta en su libro En el
país del gran engaño.
En 1939, en la vigilia de la guerra mundial, Ciliga
se integra en el círculo de discusión fundado por los alemanes Arkadi Maslov
y Ruth Fischer; y por los rusos Gabriel Miasnikov (antiguo dirigente del
Grupo obrero, que vivía en Francia desde 1929) y Vera Alexandrova (la
"menchevique de izquierdas", crítica literaria del Sotsialistitcheskij vestnikmenchevique
en París). Era un círculo donde reinaba un importante desconcierto: Maslov
era pesimista en cuanto al proletariado alemán, afectado de
"provincianismo". Miasnikov, una "energía volcánica" y un
"autodidacta genial", se decantaba progresivamente, a partir de la
guerra contra Finlandia, hacia el "patriotismo soviético".
En el momento de la hecatombe de 1940, Ruth Fischer
y Maslov consiguieron abandonar Francia y marchar a América. Ciliga se
hallaba ante el dilema de embarcarse hacia los Estados unidos, o quedarse en
Francia para "hacer un viaje, circular a través de una Europa en guerra,
para ver con sus propios ojos los aspectos de la crisis y la decadencia del
continente europeo".
Por esa época, Ciliga había abandonado ya toda
referencia al movimiento marxista y proletario. Influido, según sus propias
declaraciones, por Keynes y Spengler, creía que la revolución era cosa del
pasado, que una Europa que estaba entrando en decadencia dejaba paso a
"la ambición del Kremlin de colonizar Europa".
Una vez acabado su libro sobre "Siberia, tierra
de exilio", en agosto de 1941, Ciliga -como Ulises- vuelve a su patria croata, impulsado, de hecho, por
un patriotismo que no lo había abandonado desde su infancia.
Ciliga viaja de París a Zagreb, vía Turín, Trieste,
Pola en Istria -donde permanece dos meses en la casa de la familia-, después
por Raguse hasta llegar a Bosnia-Herzegovina y desde ahí a Croacia, donde
llega en diciembre de 1941.
Para comprender mejor la odisea de Ciliga, y para
responder punto por punto a las acusaciones calumniosas que sufrió en tiempos
de Tito, cabe recordar algunos hechos históricos.
Después de la invasión de Yugoslavia en abril de
1941 por el ejército de Hitler, los emisarios alemanes en Zagreb habían
querido instalar a Vladimir Macek, presidente del Partido campesino croata
(HSS) y antiguo vicepresidente del gobierno (derribado por el golpe de Estado
pro-aliados del 27 de marzo) que había decidido la alianza con Hitler y
Mussolini. Sin embargo, Macek rechazó convertirse en jefe del Estado croata
que el III Reich pretendía crear tras el desmembramiento de Yugoslavia. La
elección de Alemania se había decantado también por el movimiento ustacha,
cuyo jefe en Zagreb, el coronel Kvaternik, proclamó por radio la creación del
Estado independiente de Croacia (Nezavisna Drzava Hrvatska, o N.D.H.)
y su toma de poder en nombre del poglavnik (jefe) Ante Pavelic. Es interesante
destacar que Macek, del partido campesino, apoyó y defendió la colaboración
con el nuevo gobierno.
Refugiado en Italia, el dirigente de los ustacha
-mediante la promesa hecha a Mussolini de cederle Dalmacia- pudo volver a
Zagreb el 15 de abril junto con sus hombres de confianza. Aliado del Eje,
declaró inmediatamente la guerra a Gran Bretaña y, más tarde, a la Unión
Soviética y a los Estados Unidos. Como contrapartida a su comportamiento,
Alemania consintió en ceder a Croacia, Bosnia-Herzegovina, mientras que
instalaba un gobierno de paja en Serbia. Italia compartía Eslovenia con el
Reich, Bulgaria recibía la mayor parte de Macedonia y Hungría la Voïvodina húngara.
Pocos días después de su llegada, el régimen ustacha
decidió llevar a cabo una "purificación étnica" con los 2 millones
de serbios de su Estado (frente a 3,3 millones de croatas y 700.000
"musulmanes" bosnios). Serbios, judíos y tziganos fueros
proclamados "razas inferiores". El resultado fue un terror sin
nombre: 600.000 serbios masacrados directamente o en campos de exterminio,
30.000 judíos exterminados, tribunales de excepción donde las sentencias de
muerte eran ejecutorias a las 3 horas. Estas masacres duraron hasta el verano
del 42, con la bendición de la iglesia católica y de los franciscanos
croatas, que consideraban "agua bendita" la conversión forzada a
que fueron sometidos una parte de los serbios que no habían sido masacrados.
Dalmacia, nuevamente italiana, se convirtió en una
tierra de asilo para los serbios y croatas perseguidos; pero también para los
cetnici serbios, a veces aliados de los italianos por su celo en la lucha
contra los partisanos de Tito y que masacrarán, a su vez, a croatas dálmatas.
Ante el éxito de la propaganda estalinista y del movimiento partisano entre
los obreros y campesinos serbios y croatas de Croacia, Italia y Alemania
frenaron, por simple interés, las masacres de los serbios ortodoxos.
Es en estas condiciones que, recién llegado a Zagreb
vía Bosnia-Herzegovina -y no como compañero de Pavelic, como sostuvo la
prensa titista-, Ciliga es encarcelado bajo orden de arrestro proveniente de
la antigua Yugoslavia. Según él, tras este arresto estaba la mano de Tito,
cuyos agentes se habían infiltrado en el aparato policial del movimiento
ustacha. Los estalinistas sugirieron a la policía que Ciliga "era el
representante político de Moscú en Yugoslavia y que Tito no era más que un
especialista militar de la guerrilla".
Durante su detención, sostiene una breve
conversación con Pavelic, que visita la cárcel, y le explica que ya no es
comunista. Después es enviado, en junio de 1942, al terrible campo de
exterminio de Jasenovac, condenado a muerte, pero provisto de un
aplazamiento.
Sin embargo, como él mismo confiesa, Ciliga debió la
salvación a su reputación de "anglófilo". En efecto, la derrota de
Stalingrado había desmantelado el Estado ustacha. Se había formado una
conspiración de ministros del interior y de defensa para incluir al Estado
croata en el bando de los Aliados, exactamente lo mismo que con la Italia
fascista en 1943. Esperaban -e incluso parece ser que Pavelic había tomado
contacto con la Unión Soviética y con los británicos- un desembarco aliado en
Dalmacia, para pasar definitivamente al otro bando.
Gracias a estas intervenciones de alto nivel, Ciliga
fue liberado del campo el 1 de enero de 1943. ¿Fue, como prentendía la
propaganda titista, gracias al arzobispo Alois Stepinac para así glorificar
al Estado croata en diversas publicaciones? arzobispo Saric de Sarajevo,
abiertamente ustacha.. Nada más dudoso que esta interpretación.
Está claro, sin embargo, que en esta época Ciliga
-aunque se presentaba como tal en sus libros sobre Rusia- ya no era ni
marxista ni internacionalista, sino un nacionalista croata, aparentemente
pro-Aliados.
Es seguro que Ciliga publicó bastante durante todo
el año 1943 y hasta el verano de 1944 en Zagreb. Escribió para la revista
católica, destinada a los intelectuales, Spremnost("Preparación")
unos artículos que trataban sobre su experiencia en Rusia. Dada la
imposibilidad de un acceso directo a los archivos croatas, es difícil poder
apreciar las posturas defendidas por Ciliga sobre otros temas. Sólo es
posible hacerlo indirectamente mediante citas a obras universitarias croatas.
Así, por ejemplo, el 19 de septiembre de 1943 publicó en Spremnost un artículo donde, después de la
hecatombe italiana, llamaba a la integración de Istria en Estado ustacha,
"para la restauración y el refuerzo de posturas políticas y culturales
ustaches en Istria".
Es necesario verificar si, en efecto, escribió
también en el órgano oficioso ustacha Hrvatski
narod ("Pueblo
croata") como dijeron, acusándolo, sus adversarios titistas. Sobre esto,
como sobre ciertos artículos de Spremnost,
Ciliga guarda un silencio total en sus memorias y entrevistas.
Publica en 1944, en "dialecto de Istria"
(!), la narración de su odisea en Istria y en el campo de concentración de
Jasenovac.
Hacia la primavera de 1944, Ciliga decidió abandonar
Zagreb e ir a Austria y Alemania para estudiar "las relaciones complejas
que existían entre Hitler y el pueblo alemán". De hecho, la situación se
hacía delicada para él. Se le creía a favor de algún gobierno o servicio
secreto, ya fuera inglés o ruso. Por otra parte, en el verano de 1944, con el
desembarco de Normandia, Pavelic se dio cuenta de que el lugar del desembarco
no sería Dalmacia. Ya no podía, además, tolerar una tendencia pro-Aliados en
su gobierno. La oposición anglófila (los dos ministros Lorkovic y Vokic) iba
a ser decapitada en septiembre tras el atentado contra Hitler.
Paradójicamente, según Ciliga, como se le creía
agente pro-Aliados pudo obtener un visado para Viena. Antes, en mayo de 1944,
había rechazado formar parte de una delegación croata para participar en el
"congreso europeo antibolchevique" que Göbells preparaba en Viena.
Ciliga fue nombrado, para la ocasión, profesor de historia y de sociología
por la Universidad de Zagreb.
Al mismo tiempo, fue invitado dos veces a pasar a
las filas de los partisanos de Tito que controlaban, de hecho, toda Dalmacia
y el campo croata. Ciliga rechazó, conforme a lo que él dice, las ofertas por
temor de caer en una trampa en la que podría ser arrestado por la policía
ustacha, bajo denuncia de los titistas,
y luego ser ejecutado.
De hecho, pudo abandonar Zagreb para ir a Viena
gracias al jefe de la Gestapo local, Konrad Klaser, un antiguo comunista
austríaco, particularmente interesado en él. Se descubrió que Klaser era un
agente de Tito, que pasó al bando de los titistas en mayo de 1945 como
kominformista pro-URSS. Este topo de Tito creía, de hecho, que Ciliga
era un "agente comunista" como él.
Desde julio de 1944 hasta febrero de 1945, Ciliga
viajó con un visado concedido en Viena y en Berlín. Cuenta en sus memorias la
atmósfera que reinaba en ambos países. El final de la guerra lo sorprende en
Suiza, después de una estancia en Baviera, donde encuentra a las tropas americanas.
VI. JANO DE DOBLE
FAZ (1945-1992)
Después de la guerra mundial, Ciliga pasará el resto
de su vida entre París, donde vive varios años, y Roma.
Se dará a conocer en Francia, Italia y otros países,
tanto por la reedición de su libro sobre "el gran engaño" como por
un esbozo sobre Lenin y sus obras acerca de Yugoslavia, de las que podemos
citar: Yugoslavia bajo la
amenaza interior y exterior, de 1951; La
crisis de Estado en la Yugoslavia de Tito, de 1972, y finalmente
-publicado sólo en italiano- Il
labirinto yugoslavo, de 1983. Este libro es el último editado en vida
sobre este tema.
Este enorme interés por los problemas de la
Yugoslavia construida por Tito se tradujo en un compromiso con el
nacionalismo croata, en su ala
izquierda. Al final de su vida -en 1983- Ciliga escribe que por
antiestalinismo "no ha cesado de apoyar la política exterior de Tito,
criticando siempre en mayor medida su política interior" en relación al
problema de las nacionalidades.
De hecho, al inicio de la postguerra, Ciliga
mantiene desde París una actividad orientada hacia Istria donde acude varias
veces (había una guarnición aliada). Poco le falta para ser secuestrado en diversas
ocasiones por la policía política de Tito; pero estos intentos fracasan
porque, dice, tenía amigos "entre los partisanos y en la policía
política de Tito".
A principios de los años 50, instalado en París,
Ciliga escribe en francés un libro, mencionado más arriba, hostil a Tito, que
le vale un nuevo intento de secuestro. De hecho, los libros publicados por él
en "serbo-croata" cobran un tono claramente nacionalista croata y
antiserbio. Ciliga plantea la pregunta: "¿hasta cuándo el pueblo croata
gemirá bajo el yugo serbio?". Con anterioridad se preguntaba seriamente,
en la revista "sindicalista revolucionaria" La Révolution prolétarienne,
si Tito resolvería el problema nacional por la igualdad real "entre
todos los eslavos del sur", y cuál sería "el verdadero gran hombre
político de nuestro país". En 1952, parecía haberlo encontrado, no sin
críticas, en el jefe del partido campesino croata (HSS), Macek, exiliado en
los Estados Unidos, a quien le propone contribuir a la "liberación del
pueblo croata" y tomar la dirección de un comité pan-balcánico.
Esta inserción en la inmigración croata -muy
compleja- le valió el ser editado incluso en la Argentina, en una revista
político-cultural, por otra parte ampliamente abierta a las corrientes
ustaches, Hrvatska Revija-La
revista croata, publicada en Buenos Aires, donde se había refugiado
Pavelic.
Instalado en Roma hacia mediados de los años 50,
Ciliga se afirmará dentro de la emigración croata como un hombre político, de
tendencia socialdemócrata, editando sus propias publicaciones. En nombre del
Consejo nacional croata (Hrvatski narodni odbor), cuya base se encuentra en
Alemania bajo la dirección de Ivan Jelic, publica de 1958 a 1960 un boletín: Bilten Hrvatskog Narodnog Odbora
u Italiji. Más adelante este último es sustituido por el Boletín de la
acción democrática y social croata (Bilten Hrvatske Democratske i
Socijalne Akcije) editado desde 1961 hasta 1973. En este organismo
socialdemócrata (HDSA), Ciliga es más que un mero colaborador; es
oficialmente el secretario político.
El desarrollo de una fuerte emigración yugoslava,
particularmente croata, y más adelante los propios acontecimientos de
Yugoslavia al final de los años 60 y a principios de los 70, le van a
conceder un lugar destacado y un reconocimiento político en este medio,
fuertemente marcado por el nacionalismo.
En efecto, en 1969 menos de 10.000 obreros
yugoslavos tenían trabajo en la RFA (Alemania Occidental); en 1972 eran
400.000 y 640.000 en 1976. Otros muchos emigraron a Australia, Canadá, EEUU,
e incluso a Suecia y Suiza. Una mayoría de ellos era croata. Empezaron a
proliferar grupos nacionalistas desde la izquierda estalinista a la extrema
derecha ustacha, sociedades (por ejemplo, 100 para 43.000 yugoslavos en
Suecia) y revistas (más de 80 revistas mensuales croatas a través del mundo).
Por otra parte, en 1971 se produce lo que Ciliga, de
forma típica, denomina la "primavera croata": manifestaciones de
estudiantes en Zagreb, con banderas y consignas croatas. Éstas estaban
sostenidas por el PC de Croacia que tenía, por otra parte, contactos con la
emigración nacionalista croata e incluso con la ustacha. La razón profunda
era que la burguesía croata estaba profundamente descontenta del Estado
federal: éste obtuvo un tercio de las divisas a través de Croacia, que no
recibía más que la décima parte. Más adelante tuvo lugar una severa purga
operada por Tito; y un cierto número de escritores e intelectuales se
expatriaron para reforzar la oposición croata en el exilio. Este fue el
verdadero inicio de la descomposición del Estado federal yugoslavo.
En este contexto, Ciliga prosiguió sus actividades
de "redactor jefe", "responsable" y "consejero
político" de sus revistas. A partir de 1974, la revista mecanografiada y
ciclostilada se convirtió en una revista impresa trimestral. Tomó el nombre
de "En el umbral del porvenir" (Na pragu sutrasnjice), y
duró, parece ser, hasta principios de los años ochenta. Esta revista del
"redactor-editor Dr. Ante Ciliga", junto con otras numerosas
contribuciones, tenía un cariz de derechas. Pretendía un "diálogo sobre
los problemas democráticos, nacionales y sociales de la lucha croata" e
iba dirigida al "público croata" de "la derecha a la
izquierda".
Ciliga, que disfrutaba de una cierta notoriedad como
político socialdemócrata croata, intentó ser elegido en 1975 para el
congreso-asamblea del Consejo nacional croata (HNV). En vano, puesto que no
obtuvo más que la mitad de los votos necesarios para ser elegido. Este
consejo, pro-occidental, instalado en los EEUU y fundado en 1974, reunía de
todo, desde pro-moscovitas a ustaches. Intentaba controlar políticamente al
millón y medio de croatas que vivían fuera de las fronteras de Yugoslavia, en
nombre de la unidad del "pueblo croata emigrado".
Ciertamente, desde 1971, Ciliga preveía, en sus
escritos, la posibilidad de la desaparición de Yugoslavia (el hombre de la
situación era, según él, Djilas). Subrayaba el riesgo de la reconstitución de
un bloque serbio tras la desaparición de Tito, "con la anexión de las
regiones mixtas a las minorías serbias". Entonces "se producirían
inevitablemente tensiones peligrosas que estallarían en una guerra civil,
guerra de nacionalidades, guerra de religiones". Si Serbia permanece
como la potencia dominante, sin repartición del poder -con las restantes burguesías
nacionales, podríamos añadir-, "llegaremos a la disgregación de la
actual Yugoslavia central y occidental, y a la creación de una confederación
parcial que comprenda a Croacia y al resto de repúblicas de la Yugoslavia
central y occidental, que querrán anexionarse, el Kosovo pasará probablemente
a Albania y Macedonia a Bulgaria". Este pronóstico (aproximadamente,
puesto que la extensión del conflicto a los balcanes no ha hecho más que
empezar), lo sabemos ahora, se ha cumplido plenamente en las matanzas
perpetradas en nombre de la nación croata, de la nación serbia, etc. Los
ustacha de 1941 encontraron sucesores a su medida en los partidos
estalinistas o en los ex-estalinistas reconvertidos a la democracia, ya sea
en Serbia, Bosnia o Croacia.
Una característica psicológica y política de Ciliga,
en su itinerario de comunista a socialdemócrata, sería la búsqueda, a
cualquier precio, de un "frente único" de todos los partidos
políticos, el entendimiento común en nombre del pluralismo. Sin embargo, en
la última parte de su vida, esto se realizará bajo el signo de la
"nación croata". Incluso en 1979, en el momento en que la HNV -a la
que Ciliga había presentado su candidatura- estaba en crisis.
Más tarde, en 1980, cuando muere el jefe Tito, Ciliga podía anunciar el final
de la Yugoslavia nacida en 1945. Pero, se antepone, una vez más, una solución
nacionalista, la creación de un estado croata, aunque insertado en una
"Confederación de seis Estados nacionales soberanos". !Una
verdadera confederación o la separación!. Tal era el programa del grupo de
Ciliga que, de todos modos, daba más importancia, incluso en semejante
confederación, a la necesidad de edificar un Estado croata. Es cierto que,
por una vez, Ciliga no anexionaba (como en su boletín de los años 60)
Bosnia-Herzegovina a Croacia...
Al fin y al cabo, toda la vida clandestina de
Ciliga, la del underground y la marginación croata, ha sido la
de un patriota croata, marcado por toda una
política "frente-populista" que rompe, en la práctica, con sus
viejas convicciones comunistas e internacionalistas.
Podemos hablar, a propósito de Ciliga, de la figura
de un Jano de doble faz: nacionalista en la emigración croata y mundialista en sus intervenciones más públicas,
así como en sus memorias y entrevistas, en la medida en que esta última
postura no concerniera ni a Croacia ni a Yugoslavia.
Así pues, desde 1945, Ciliga afirmaba que el
descubrimiento de la energía atómica y la amenaza de una tercera guerra
mundial ponían de actualidad "la unificación política mundial, la
organización de estado planetaria". Y añadía que el internacionalismo
cobraba nueva actualidad con el nacimiento de un "movimiento político y
social nuevo, consciente y capaz de emprender nuevas tareas que incumben al
género humano: la unificación política mundial y la construcción de la
sociedad socialista planetaria". Es verdad que, sin embargo, esto era
para afirmar mejor la necesidad de las naciones: "tanto los antiguos
como los nuevos Estados nacionales deben constituir unidades de base, células
autónomas e igualitarias de una nueva síntesis y de una nueva unidad
mundiales y supranacionales".
Estas últimas citas y la propia vida de Ciliga
muestran la ambigüedad (Jano) del personaje: desde su juventud, en tiempos de
los debates sobre la cuestión nacional croata, y desde 1938-1940 hasta su
muerte reciente, como pensionista del nuevo gobierno croata cuando volvió a
Zagreb tras la proclamación de la independencia.
Muchos militantes y no militantes, vinculados al
ideal internacionalista y a la lucha de una clase obrera que se pretende
desaparecida, no olvidarán su intervención -junto con Marcel Body- durante el
coloquio sobre Kronstadt, en marzo de 1981 en París, donde se trataba sobre
la cuestión de la revolución internacional, el proletariado, la lucha contra
todos los Estados.
Sobre todo, la historia del movimiento obrero, e
incluso la historia a secas -precisamente en el momento en que muestra el
abismo sangriento entre la ideología y la realidad nacionalista de la propia
Yugoslavia-, conservará sin duda sólo al autor-testigo de En el país del gran engaño.
Es en este libro
donde aparece condensado lo mejor del ex-hijo de pequeños campesinos pobres
croatas, ese hijo también de la Revolución rusa e internacional, que por un
momento dejó de pensar que era croata, para ser un hombre sin patria ni
nación, en medio de otros hombres que habían rechazado la nación por la
esperanza de una revolución planetaria.
París, 12 de diciembre de 1992
NOTAS.
1. - Dix
ans au pays du mensonge déconcertant, éditions Champ Libre, Paris, 1977. El títutlo Au
pays du grand mensonge era
el de la edición 10/18, publicado el mismo año. Le Monde del 14 de octubre de 1977 (p. 16)
precisa que la reedición en 10/18 ha sido corregida a petición de Ciliga.
La edición de Champ Libre de 1977 reune el texto
publicado en Gallimard en 1938 (1º edición) con el título Au pays du grand mensonge,
que había sido escrito por Ciliga entre enero de 1936 y julio de 1937, y la
primera edición de Sibérie,
terre de léxil et de l'industrilisation, publicado por Ed. Iles d'Or en
1950, y escrito por Ciliga entre 1938 y 1941. La edición de Champ Libre de
1977, además de reunir en un solo volumen ambos textos, recoge las
modificaciones y ampliaciones posteriores indicadas por Ciliga.
Este texto de Ciliga ha sido traducido al inglés,
italiano, español (Buenos Aires, 1951) y japonés.
2. - CILIGA, Ante: Sam
kroz Evropu u ratu ("A
través de Europa en guerra"), Paris, 1954, p. 157.
Existe una edición completa: CILIGA, Ante: Sam kroz Evropu u ratu
(1939-1945). Ed. Na Pragu
sutrasnjice, Roma, 1978, 586 páginas.
3. - "Ante Ciliga". s. ed., s.l., 1983. Autobiografía inédita de Ante Ciliga de 21
páginas, fechada el 25 de mayo de 1983. Titulada sencillamente "Ante
Ciliga", sin mención de lugar ni de editor, nos ha sido facilitada por
Arfé Marchadier, traductor de Korsch al francés. Está basada, y en ocasiones
la completa, en la entrevista realizada por Minima y Pier Paolo Poggio, en la
revista italiana L'Umana
Aventura, en tres partes, en enero y mayo de 1979, y en enero de 1980.
Agradecemos a Arturo Peregalli, de la revistaLaboratorio Storico que nos haya facilitado una
fotocopia.
4. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 2.
5. - "Ante Ciliga", op. cit., pp. 3-6,
para el período de 1917 y del bolchevismo. Estos puntos no son desarrollados
en la entrevista en italiano de 1979.
6. - Para la historia del PC Yugoslavo, cf.
AVAKUMOVIC, Iván: History of the communist Party of Yugoslavia. The Aberdeen University Press, 1964;
SHOUP, Paul: Communism and
the Yugoslav National Question. Columbia University Press, London-New
York, 1968; BOSIC, Milovan: Izvori
za istoriju Komunisticke partije Yugoslavije (1919-1941). Izdavacki
centar komunist, Belgrado, 1984. Este último libro contiene una preciosa
bibliografía, y menciona las reediciones de los congresos y publicaciones del
PC de Yugoeslavia, así como las memorias de sus dirigentes.
7. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 8.
8. - Existe una reedición de Borba (1922-1923). Reprint izdanje,
Belgrado-Zagreb, 1972-1980. El propio Ciliga ha reproducido algunos de sus
artículos publicado en Borba sobre la cuestión nacional.
9. - Cabe destacar que el libro de BOSIC, así como
otros consagrados en Yugoslavia al comunismo croata no mencionan el nombre de
Ciliga en los órganos centrales del PCY. Esta conspiración del silencio es
cuando menos extraña y recuerda - en la ex-Yugoslavia de Tito - los métodos
utilizados a veces en "el país de la gran mentira".
10. - Cf. SCHARF, J.: "La révolution d'Octobre
et le mouvement ouvrier des pays balkaniques", pp. 206-213, en La révolution d'Octobre et le
mouvement ouvrier européen. EDI, Paris, 1967.
11. - Esta fracción era dirigida por Grulovic. Cf.
Protokol des ausserordentlichen Parteitages der KAPD vom 11 bis 14.9.1921 in
Berlin, editado y presentado por KLOCNER, C., Verlag für
wissenschaftliche Publikationen, Darmstadt, 1986, pp. 16-17.
12. - Cf. AVAKUMOVIC, I.: op. cit. p. 65. Citación de la "Resolución sobre la cuestión
yugoslava", en Los
cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista. Cuadernos de Pasado y Presente núm
47 (segunda parte), México, 1977, pp. 306-310.
13. - Cf. Historia
general del socialismo. Destino, Barcelona, 1982, tomo 3, pp. 308-311.
14. - Cf. SHOUP, P., op. cit., p. 26.
15. - "Ante Ciliga", p. 9.
16. - Lo de menos es lo que afirma Ciliga. Frente a
la "derecha" de Markovic, la "izquierda" representada por
Djuro Cvijic defendía la idea de una federación de Gobiernos obreros y
campesinos de cada región nacional, una vez combinados factor revolucionario
y factor nacional. Como se ve, ambas alas se situaban en una terreno
nacionalista, en el que no se planteaba ya la lucha de clases.
17. - En 1923, Sima Radic publicó un folleto
intitulado Nacionalno
pitanje u svetlosti marksizma ("La
cuestión nacional a la luz del marxismo"). Ciliga, bajo la firma
"Mbt", replicó en Borba nº 29, 37, 38, 44, 45, de agosto
a diciembre de 1923. Puede consultarse una reedición de extractos del folleto
de Markovic y de los artículos de Ciliga, en su revista Na pragu sutrasnjice, Roma,
nº 2-3, agosto 1974, pp. 253-306, "Sima Markovic, Ante Ciliga: polemika
o nacionalnom pitanju, 1923 g.". Es interesante destacar que Ciliga aún
cuando hablaba de una "federación de gobiernos obreros y
campesinos" - consigna de la Komintern -, juzgaba que la querella serbocroata
era una disputa entre dos naciones separadas, entre dos capitalismos. Pero él
negaba que cada una de esas naciones pudiera ser imperialista en relación a
la otra.
18.- "Ante Ciliga", op. cit. p. 10. Este
apelativo data de 1923. En cuanto a Sima Markovic (seudónimo: Semic), fue
ferozmente atacado por Stalin, el 30 de marzo de 1925, en la "Comisión
yugoslava" del Ejecutivo de la IC, puesto que se apoyaba en el folleto
del mismo Stalin de 1912, para justificar su posición. Cf. Kongresi i zemaljske konferencije
KPJ 1919-1937, t. II, "Istorijskog archiva KPJ", Belgrado,
1950, pp. 421-424.
19. - "Ante Ciliga", op. cit. p. 11.
20. - Cf. SOMAI, Giovanni: Gramsci a Vienna. Argalia editore, Urbino, 1979. Gramsci, miembro del Buró de
Viena, notaba que en 1923 Radic era un político ruso, hábil y experto en los
compromisos, pero incapaz de ser un "estratega" (pp. 77 y 114). Por
el contrario en un artículo publicado en Borba,
nº 38, del 18 de octubre de 1923, Ciliga apelaba a un "frente único
obrero y campesino" con el HSS de Radic, cuyo partido fue aceptado en
1924 en el Krestintern.
21. - Para este período, cf. el artículo de CILIGA:
"Come Tito si impadroni del partito comunista yugoslavo", en Corrispondenza Socialista nº 7, julio de 1961, pp. 393-399.
Reimpresión, con una introducción de Paolo CASCIOLA (pp. 1-8), en Quaderni del Centro Studi Pietro
Tresso, serie Studi e Ricerche, nº 12, febrero 1989. Existe tambien un
importante artículo de Ciliga sobre "el papel y el destino de los
comunistas croatas en el PCY" ("Uloga i sudbina hrvatskih komunist
u KPJ"), en Bilten HDSA,
pp. 1-68, nº 67, 1972.
22. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays du mensonge
déconcertant. Ed. Champ Libre, Paris, 1977, pp. 22-23.
23. - Editions les Iles d'Or, Paris, que editaron
tambien textos de Rossi (Tasca), Víctor Serge, etc...
24. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit., p. 45.
25. - Existían en la URSS varias "universidades
comunistas" especializadas. Por otra parte, una de las consecuencias de
la "bolchevización" había sido el de crear "escuelas comunistas"
en todos los paises.
26. - CILIGA: Dix
ans au pays..., op . cit.,
pp. 26-27. Sobre el discurso de Trotsky, en nombre de la
Oposición, del 9 de diciembre de 1926, cf. Correspondance
internationale nº 6. del 14
de enero de 1927.
27. - CILIGA: Dix
ans au pays..., op. cit.,
p. 31.
28. - Op. cit., p. 42.
29 - Ciliga juzgaba las sesiones como tediosas, y de
pura charlatanería, "en las que todo se decidía en los corredores".
El libro de Milovan BOSIC, ya citado, menciona en la p. 328 como miembros de
la delegación oficial a J. Zorga, G. Vukovic, M. Brezovic y A. Hlebec. Bajo
el nombre de Ragic, la delegación yugoslava tomó la palabra para agradecer a
Bujarin el haber liquidado las luchas de fracción en el PCY; se pronunció por
"una dirección leninista y una disciplina de hierro", y tambien por
una federación balcánica de "repúblicas obreras y campesinas
independientes". Ninguna oposición es perceptible. Cf. Correspondance Internationale del 4 de agosto de 1928 (6ª sesión
del 23 de julio de 1928).
30. - El curso hacia "la insurrección
armada" fue sobre todo puesto al orden del día con ocasión de la Xª
sesión plenaria de julio de 1929.
31. - Para un breve resumen del período, cf.
RAJAKOVIC, Natacha: "Les ambiguïtes du yougoslavisme", en De Sarajevo à Sarajevo. Ed.
Complexe, Bruxelles, octobre 1992, pp. 21-49.
32. - Desde la primavera de 1928, la dirección del
Komintern se preocupaba de la cuestión militar. Había salido en lengua
alemana, firmado por Neuberg, un manual sobre la insurrección armada. Cf.
traducción al francés NEUBERG, A.: L'insurrection
armée. Maspero, Paris, 1970. En mayo de 1929, el politburó del comité
central del PCY puso al orden del día "la insurección armada"; en
octubre de 1929, el comité central proclamó que "era necesario pasar de
la defensiva a la ofensiva... y preparar a las masas y al partido para la
insurrección armada". Cf. Pregled
istorije Saveza Komunista Yugoslavije, Belgrado, 1963, pp. 175-177.
33. - Cf. AVAKUMOVIC, op. cit., pp. 94-95.
34. - CILIGA, Ante: Crise d'Etat dans la Yougoslavie
de Tito. Denoël, Paris, 1974, p. 165. AVAKUMOVIC, op. cit., p. 96, da la
cifra de treinta muertos, menos que el número de comunistas yugoslavos
ejecutados por Stalin algunos años más tarde.
35. - La organización revolucionaria interior macedonia
(unificada) o ORIM (U) había sido creada a partir de las ruinas del
movimiento terrorista macedonio ORIM en setiembre de 1925. El VMRO (su sigla
en lengua macedonio-búlgara), dirigido por los "comunistas"
macedonios era una creación puramente nacionalista. El ORIM llamado
"histórico" formó militarmente a los ustacha de Pavelic, despues de
1929.
36. - AVAKUMOVIC, op. cit., pp. 108-109.
37. - CILIGA: Dix
ans au pays..., pp. 67-68.
38. - Op. cit., p. 69.
39. - La mujer de Tito, de origen ruso, arrestada en
su presencia, en prisión en 1935. Este arresto de una oponente estuvo a punto
de costarle la vida a Tito en 1938, por sospechoso de trosquismo.
Naturalmente Tito no habló nunca del arresto de su mujer, ni de su cómplice
silencio.
40. - CILIGA: Dix
ans au pays.... op. cit. p.
105.
41. - Op. cit., p. 115.
42. - Op. cit., p. 87.
43. - En op. cit., cf. el pasaje sobre las
relaciones con Trotsky en 1935-1936.
44. - CILIGA: Dix
ans au pays..., op. cit.,
p. 110.
45. - Op. cit., p. 179.
46. - Ciliga cita tambien los campos de
Tcheliabinsk, Yaroslav y Souzdal. En este último se encontraba el jefe
"decista" V. M. Smirnov que fue ejecutado en 1937. Por otra parte,
ya desde principos de los años treinta, los prisioneros políticos estaban en
los campos de concentración bajo un régimen de derecho común. Cf.
"Lettre du camarade Ciliga" (9-12-1935), en A bas¡ la répression
contre-révolutionnaire en URSS, Editions Quatrième Internationale, Paris,
1936 (?), pp. 6-16.
47. - El análisis del informe sobre las fuerzas
políticas en Verkhne-Ural'sk es confirmado por la carta de dos trosquistas
ortodoxos de esta prisión (T.D. Ardachelia y G.I. Iakovin) a Trosty, fechadas
el 11.11.1930 (en Cahiers
Leon Trotsky nº 7-8, 1981,
pp. 184-193. Las "tesis de los tres" mencionadas por Ciliga para
esta tendencia han sido reeditadas por Cahiers
Leon Trotsky nº 6, bajo el
título "La crise de la Révolution".
48. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit.,
p. 288.
Solnstsev (1900-1936); Iakovin (1896-1938),
Dingelstedt (1890-1938) fueron fusilados en los campos de concentración, al
parecer en Vorkhuta.
49. - La carta de Iakovin y Archadelia, citada
supra, no habla de la edición de la Pravda
v tiur'me por el
"centro" trosquista; pero menciona la edición por parte de la
"derecha" ortodoxa de Recueils
sur la situation actuelle. Los dos firmantes de la carta afirman que el Voinstvuiuchtchij Bol'chevik fue creado en enero de 1930 por
Saakian y Kvatchadzé. Fue tomado a cargo por los jóvenes (Pouchas,
Perevertsev, Emelianov) y se orientó hacia el "decismo", desde el
segundo número.
50. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit., p. 222.
51. - Sobre esta tesis, véase el libro de HUHN,
Willy: Trotsky der
gescheiterte Stalin. Karen Kramer Verlag, Berlin, 1973. Tarducción al
francés y epílogo de Daniel SAINT-JAMES, con texto de Paul MATTICK
("Stalinisme et bolchevisme"), en HUHN, Willy: Trotsky, le Stalin manqué.
Spartacus, Paris, 1981.
52. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit. p. 209.
53. - Puede leerse en un texto de Trotsky, publicado
en octubre de 1932, una defensa de la URSS que dolió sin duda a los
militantes encarcelados, y aún más a los oberos en las fábricas y los campos:
"Nosotros tomamos al Estado obrero tal como es, y decimos: es nuestro
Estado. A pesar de los retrasos, pese al racionamiento, las colas, los
errores, e incluso las torpezas burocráticas, los obreros del mundo entero
deben defender con uñas y dientes en este Estado obrero a su patria
socialista futura." Y el viejo jefe bolchevique añade: "El
socialismo como sistema ha demostrado su derecho a la victoria histórica no
en las páginas de El Capital,
sino en la construcción de las centrales hidraúlicas y de los altos hornos.
"Esta teoría de la acumulación del capital, como ecuación del socialismo
- ya expuesta por PREOBRAJENSKIJ, en La
Nueva Economía (1924) - es
defendida en diversas ocasiones por Trotsky. Sobre su artículo de 1932, cf.
TROTSKY. Ecrits 1928-1940,
t. 1, Marcel Rivière et Cie., Paris, 1955, p. 111.
54. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit. pp. 258-259.
55 . - Cf. SINIGAGLIA, Roberto: Mjasnikov e la rivoluzione russa.
Jaca Book, Milano, 1973.
56. - Respecto a la posición de Miasnikov en 1923,
cf. el "Manifeste du groupe ouvrier du PC russe (bolchevik)",
publicado en traducción alemana por el KAPD. Traducción francesa, en Invariance, serie II, nº6,
mayo 1975.
57. - Cf. STEUERMANN, Karl (seudónimo de Otto
Rühle): La crise mondiale ou
vers le capitalisme d'Etat. NRF,
Paris, 1932.
58. - CILIGA, Ante; Dix ans au pays..., op. cit. p. 285.
59.- Cf. TROTSKY, L.: Oeuvres. t. 8, EDI, Paris, 1980, p. 34. De
forma errónea Pierre Broué, sistemáticamente,
da como fecha de nacimiento de Ciliga 1896, en lugar de 1898.
60. - Op. cit., pp. 34-36, carta del 2 de enero de
1936.
61.- Op. cit., p. 54, carta del 7 de enero de 1936.
Hay que subrayar que Ciliga no fue el único que salió de la URSS en 1935.
Arven Davtian, llamado Tarov (1895-1943) dió su testimonio oral: hablaba de
la "vida" en Verkhne-Ural'sk, de las huelgas de hambre, de los
"450" (?) bolchevique-leninistas, y mencionaba la actividad de tres
checos, en realidad Ciliga y sus amigos. Véase "D'une lettre de Tarov
sur son évasion", en el Bulletin
d'information et de presse de la URSS nª
1, enero, 1936, pp. 10-12. editado por el S.I. de la L.C.I. (b.-l.).
62. - Artículos de Ciliga en el Biulleten' oppositsii, nª 47,
enero 1936, "Stalinskie repressii v SSSR", pp. 1-4; nª 48, febrero
1936, "v borb'be za byezd iz SSR", pp. 11-12; nª 49, abril 1936,
idem (continuación), pp. 7-12. Para los artículos de Ciliga publicado enSotsialistitcheskij
vestnik, en 1936 y 1937, cf. Tables de la revue russe "Le
Messager socialiste" 1921-1963, Paris, Institut d'Etudes Slaves,
1992.
63. - El historiador trosquista Pierre Broué escribe
por ejemplo - sin citar las posiciones del KAPD, Korsch, Miasnikov, etc. -
que "la concepción según la cual la URSS se había convertido en un
capitalismo de Estado, que era la de Ciliga, era desde hacía ya tiempo la de
los mencheviques." (en TROTSKY, L.: Oeuvres,
op. cit., t. 8, p. 65).
64. - Carta de Trotsky del 22 de junio de 1936, en
TROTSKY, L.: Oeuvres, op. cit., t. 10, pp. 123-125.
Trotsky pidió que el "Boletín de la Oposición rusa" no publicara
ningún texto de Ciliga, y esto pese a la opinión contraria de su hijo.
65. - Esto valió a Ciliga la reputación de
anglófilo. En los años setenta hubo una reedición en inglés.
66. - Sotsialistitcheskij
Vestnik nº 7-8, del 27 de
abril de 1937; nº 11, del 12 de junio. En el número 7-8 Ciliga publicó las
cartas que había enviado al Biulleten'
opposzitsii Bol'chevikov-lenintzev en
agosto de 1936 y abril de 1937. De estas cartas se desprende que él aprobaba
- y así lo había escrito - a los "comunistas de ultraizquierda", y
se consideraba no un "bolchevique-leninista", sino un
"inorganizado". Quería contribuir a "la creación de un frente
único de los comunistas de oposición, de los socialistas y anarquistas contra
el terror burocrático estalinista" (p. 24). Esta posición de llamamiento
a un frente único mostraba, por el contrario, un alejamiento cada vez más
neto de las posiciones clásicas del comunismo de izquierda, una de cuyas
características era el rechazo de todo frente único.
67. - Nova
Europa era un diario
publicado desde principios de los años veinte, en el que exponían sus
opiniones los "intelectuales" partidarios de la unidad nacional
yugoslava. En 1938, Ciliga envió un artículo en el que afirmaba que la guerra
no sería inmediata. Cf. CILIGA: Sam
kroz Evropu u ratu, Paris, 1954, op. cit. p. 6.
68. - Nº 278, del 10.9.1938, "L'insurrection de
Cronstadt et la destinée de la Révolution russe".
69. - Un pretendido "comité de periodistas
yugoslavos en el exilio", afirmó en una octavilla redactada en francés
(Paris, 22.4.1952) que: "Mientras (Ciliga) se encontraba en la Rusia
soviética, fue excluido del partido (yugoslavo) bajo la doble acusación de
haber pertenecido al grupo trosquista y haber servido en la policía secreta
yugoslava. Arrojado en prisión por los soviéticos, fue liberado en 1937
gracias al cónsul italiano en Moscú. La contrapartida ofrecida por el cónsul
italiano para liberar a Ciliga es todavía un secreto guardado por el Kremlin.
Una vez liberado Ciliga entró en Yugoslavia, donde ha vivido bajo protección
de la policía. Luego, se instaló en Italia, con constantes viajes de ida y
vuelta entre Roma y París, como agente de la OVRA (policía política de
Mussolini)." La clave de esta octavilla (BDIC, Nanterre, Q pièce 7230)
se encuentra en la conclusión: "(Ciliga calumnia) a los serbios y a la
religión ortodoxa". Si este comité de "periodistas" era sin
duda "titista", demostraba que el "titismo" glorificado
por el trosquismo despues de 1948 sustituía con creces al estalinismo.
70. - "... tomo la plena y completa
responsabilidad de la represión de la revuelta de Kronstadt". Texto de
Trostky publicado en Quatrième
internationale, agosto 1938. Reeditado en el libro V. Serge et L. Trotsky. La lutte
contre le stalinisme, textos presentados por Michel DREYFUS, Maspero,
Paris, 1977, pp. 213-216.
71. - Reedición del texto de CILIGA en Editions
Allia, Paris, 1983. La cita corresponde a las páginas 16-17.
72. - CILIGA: Sam
kroz Evropu u ratu, Paris, 1954, op. cit., pp. 13-20, sobre Miasnikov. La
revista de Maslov, Cahiers
d'Europe - Europäische Monatshefte nª
1, enero 1939, publicó un texto de Ciliga: "Les maîtres du Pays",
pp. 29-33.
73. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 14.
74. - Ibidem.
75. - CILIGA, Ante: Sam kroz..., op. cit, Roma, 1978, parte II,
"u balkanskom vrtlogu: tri godine u NDH".
76. - Puede consultarse una referencia histórica de
los acontecimientos en: HORY, L.; BROSZAT, M.: "Der Kroatische
Ustacha-Staat 1941-1945", en Schriftenreihe
der Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte Nummer 8", Stuttgart, 1964.
MENEGUELLO-DINCIC, K.: "L'Etat "oustacha" de Croatie
(1941-1945)", en Revue
d'histoire de la II Guerre Mondiale nº
74, abril 1966. JELIC-BUTIC, F.:Ustase i Nezavisna Drzava Hrvatska
1941-1945, Zagreb, 1977. Para el papel, poco lucido, del Vaticano y de la
iglesia católica, cf. LAURIERE, H.: Assassins
au nom de Dieu. La Vigie, Paris, 1951.
77. - Sobre el millón setecientos mil muertos de la
guerra, dos tercios fueron víctimas de otros yugoslavos. Sobre Dalmacia,
convertida en provincia italiana, cf. TALPO, O.: Dalmazia. Una cronaca per la
storia (1941). Roma, 1985.
De los informes alemanes se desprende que los cuarenta mil ferroviarios de
Croacia eran procomunistas, que los campesinos (ochenta por ciento de la
población) eran hostiles al régimen ustacha, que los musulmanes de Bosnia
("la flor de la nación croata" según Pavelic) eran favorables a las
guerrillas de Tito.
78. - La misma octavilla ya citada supra afirma que
Ciliga "siguió a Pavelic durante su marcha triunfal" hacia Croacia.
Otra mentira. Lo cierto es que un homónimo de Ciliga, veterinario, formaba
parte del equipo de Pavelic. Cf. las "memorias" de un antiguo alto
funcionario del Estado ustacha, en VRANCIC, V.: Branili smo Drzavu ("Hemos defendido al
Estado"), index tomo II, Knjiznica Hrvatske Revije, Barcelona- Munich,
1985. Otro homónimo es el de Ante Pavelic: miembro de la coalición
serbo-croata de 1919, que constituyó el gobierno provisional de las
provincias eslavas del sur, que con el mismo nombre, no debe ser confundido
con el jefe del movimiento ustacha.
79. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 15.
80. - Esta versión se encuentra en la entrevista de
Ciliga, en L'Umana
Avventura, nª 9, enero
1980, p. .38.
81. - Cf. TRIVUNCIC, R.: Jacenovac i jasenovacki logori (Jacenovac y los campos de
Jacenovac"). Jacenovak, 1974.
82 .- La octavilla citada ya anteriormente afirma
que fue la Gestapo quien pidió la detención de Ciliga como agente de la OVRA,
y que el arzobispo de Zagreb, Stepinac, lo hizo salir de la cárcel (cuando en
realidad Ciliga estaba en un campo de exterminio). Entre otras cosas, Ciliga
es denunciado por el misterioso "comité de periodistas yugoslavos"
como el "editorialista de los periódicos ustachis Spremnost (imitación del diario Das Reich de Goebbels) y Hrvatski Narod, que a partir
de febrero de 1943 "no ha cesado de glorificar la participación del
Estado independiente croata en los esfuerzos de guerra contra los Aliados y
los guerrilleros yugoslavos". La consulta de estas revistas y periódicos
en los archivos de Zagreb debería permitir la demolición de esas acusaciones.
Lo que si es cierto es que la extrema ambigüedad política de Ciliga durante
la guerra ha dado pie a tales acusaciones. En cuanto al arzobispo Stepinac,
convertido en cardenal en 1956, y que había sido encarcelado por Tito durante
dieciseis años, podemos afirmar que tuvo una actitud equívoca durante el
período ustacha, pero aportó su ayuda individual a serbios, judíos y croatas
perseguidos, a diferencia del arzobispo Saric de Sarajevo, abiertamente
ustacha.
83. - CILIGA: Deset
godina u Sovjetskoi Rusiji. ("Diez años en la Rusia
soviética"), Zagreb, 1943, selección de artículos de la revista Spremnost.
84. - Cita extraída del libro de JELIC-BUTIC, op.
cit., p. 273.
85. - Hravtski
Narod era un diario de gran
difusión que aparecía dos veces al día. Como el resto de diarios fue
controlado por el nuevo poder ustacha.
86. - CILIGA: Storice
iz prostine. Ed. Matica Hrvatska, Zagreb, 1974. Nos relata el itinerario de Ciliga en 1941-1942 a través de Dalmacia,
Bosnia y Croacia.
87. - CILIGA: Sam
kroz..., op. cit., Roma,
1978, 3º parte, "u Becu, Berlinu i Bavarskoj.
88. - CILIGA: Crise
d'Etat dans la Yougoslavie de Tito. Denoël, Paris, 1974, p. 145. (Versión
italiana en 1972). Ciliga rechazó ir a este congreso. Nos cuenta que desde
setiembre de 1944, tras la depuración del Estado ustacha, era buscado en
Zagreb por la Gestapo. En cuanto a la octavilla mencionada afirma que
"Ciliga fue nombrado agregado cultural del Estado independiente croata
en Berlín, donde permaneció hasta la derrota de Hitler". Ninguna prueba
ni testimonio permite convencernos de la realidad de esta acusación.
89. - Cf. CILIGA: Crise
d'Etat.... op. cit., pp.
144-145. Y tambien "Ante Ciliga" op. cit., p. 16.
90. - CILIGA, Ante: Lénine et la Révolution.
Spartacus, Paris, 1948. Escrito sin duda en 1938.
91. - Ed. Les îles d'Or, 1952, y no 1950 como se
indica en su autobiografía "Ante Ciliga".
92. - Edizioni Jaca Book, Milano, 1983.
93. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 17.
94. - CILIGA: Crise
d'Etat..., op. cit., p.
146.
95. - CILIGA, Ante: Dokle ce hrvatski narod stenjati
pod srpskim jarmom?. Como
sibtítulo: "Diskusija o suvremenim problemina hrvatske politike",
Noél, Paris, 1952.
96. - CILIGA, Ante: "Les slaves du Sud déchirés
entre l'Est et l'Ouest", en Révolution
Prolétarienne, noviembre 1950. Ciliga afirmaba tambien que "la
crisis de la hegemonía serbia es el núcleo central de la situación yugoslava
actual" (subrayado por
el propio Ciliga).
97. - Macek (1879-1964) ha dejado unas memorias
escritas en lengua inglesa: Struggle
for freedom, New York.
98. - CILIGA, Ante: Dokle ce..., op. cit., p. 81. Debe destacarse que
en este folleto se encuentran formulaciones más que dudosas sobre el
movimiento ustacha. Aunque se subraya que la política de Pavelic había
conducido a la catástrofe, a causa de un "chovinismo antiserbio falto de
realismo", ¿podía considerarse como simple "chovinismo" la
masacre de seiscientos mil serbios? Y en cuanto a "la esclavitud en
Italia y Alemania" Ciliga escribía: "Pese a todo esto, Pavelic y
los ustacha han cumplido un papel fundamentalmente positivo en la historia
del pueblo croata." (p. 4O). Sin duda Ciliga se refería a la edificación
de un Estado croata, y ya no podía llevar más lejos el compromiso con los
ustacha.
99.- CILIGA, Ante: "Nacionalizam i komunizam u
hrvatskosrpskom sporu" ("Nacionalismo y comunismo en la diferencia
serbocroata"), en Hrvatska
Revija, nº 4, marzo de
1951, pp. 365-396. Este artículo era el mismo que el publicado en el diario
romano Libertà, en
marzo, en folletón. La revista estaba dirigida por Antun Bonifacic y Vinko
Nikolic, cercanos o (incluso pertenecientes) al movimiento ustacha.
100.- Para comprender un poco la nebulosa de la
emigración croata, que abarca desde la extrema derecha ustacha hasta el
nacional-comunismo croata promoscovita, cf. CLISSOLD, Stephen: Croat Separatism: Nationalism,
Dissidence ans Terrorism, nº 103, enero de 1979 de Conflit Studies, revista
británica. Para la descripción de la prensa croata emigrada, publicada en
todos los continentes, cf. "Jubilarni Zbornik 1951-1975", en Hrvatska Revija,
Munich-Barcelona, 1976, pp. 358-369. Iván Jelic editaba un H.N.O. Bulletin en Munich. Su hermano, Branko Jelic,
que editaba Hrvastka Drzava era por el contrario prosoviético, y
proponía la independencia de Croacia mediante la cesión de bases a la URSS.
101.- Cf. Bilten
HDSA nº 37-38, 1965, p. 10.
(Carta a Branko Jelic).
102.- CLISSOLD, Stephen: op. cit., p. 8. Tambien en Hrvatska
Revija, op. cit., p. 368. Son tambien mencionadas las diferentes revistas
de Ciliga (p. 358).
103.- Cf. la tesis de STEFANOVIC, D.S.: Les Origines de la crise croate
de 1971. E.H.S.S., junio
1979.
104.- Na
pragu sutrasnjice, nº 5, diciembre 1975, pp. 129-144.
105.- CLISSOLD, Stephen, op. cit., p. 17. Abarcaba desde el HOP ustacha (Movimiento de liberación ustacha)
hasta los jóvenes refugiados de la pretendida "primavera croata" de
1971, pasando por el HSS (partido campesino), el HRS (partido republicano) y
los partidos socialsita y comunista (kominformista). Según el autor, el HNV
condenaba la violencia terrorista, dando ayuda moral y financiera a los
terroristas croatas arrestados.
106.- CILIGA: Crise
d'Etat..., op. cit., p.
344.
107.- Esta búsqueda del "frente único" de
todos los partidos croatas desde la derecha hasta la izquierda, la podemos
encontrar en la actividad de Ciliga en el HNV, donde se acentuaba la fusión
entre ustachas, "republicanos" y "socialistas". En Na pragu sutrasnijce, nº 13,
de noviembre de 1979, pp. 157-
158, Ciliga pedía - frente a la actual crisis
del HNV - un pluralismo político cono los "viejos nacionalistas",
los "jóvenes nacionalistas", los miembros del partido campesino HSS
y los "comunistas croatas de orientación democrática y nacional".
108.- CILIGA: Izjava
Petnaestovice. Konac Titive Yugoslavije i zadati Hrvastske politike.
("Declaración de los quince. El fin de la Yugoslavia de Tito y las
tareas de la política croata"), Lund (Suecia), 10 de julio 1983,
folleto.
109.- Los primeros Bilten
HDSA, en 1963-1964, muestran un mapa de Europa, en la cubierta del
boletín, en el que Croacia (señalado en negro) engloba la Croacia strictu
sensu con Bosnia-Herzegovina, como entre 1941 y 1945.
110.- "Ante Ciliga", pp. 20-21. Con el
mismo sentido de un llamamiento a la comunidad internacional, puede leerse
tambien su libro sobre la Yugoslavia de Tito, op. cit., p. 208: "El
internacionalismo y el universalismo son la concretización de la solidaridad
humana, base indispensable para realizar la unificación mundial de la futura
sociedad socialista".
111.- Marcel Body (1894-1984) escribió un libro de
memorias sobre la Rusia bolchevique, antes de regresar a Francia y
convertirse en anarquista y pacifista. BODY, Marcel: Un piano en bouleau de Carélie.
Mes années de Russie 1917-1927. Hachette, Paris, 1981.
|
Solamente los anarquistas, sabrán que somos anarquistas y les aconsejaremos que no se llamen así para no asustar a los imbéciles
ANTE CILIGA (1898-1992)
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