ANTE CILIGA (1898-1992)



PHILIPPE BOURRINET



UN ITINERARIO AMBIGUO: ANTE CILIGA (1898-1992)

Haciendo gala de gran discreción, la prensa francesa (Le Monde del 28 de octubre de 1992) ha recogido, en unas escuetas líneas, la muerte de Ante Ciliga en Zagreb (Croacia), sin precisión alguna sobre la fecha de la desaparición de quien es calificado como un "antiguo dirigente del Partido comunista yugoslavo" que conoció los campos estalinistas y los campos de los ustacha croatas.

Ante Ciliga se hizo famoso -hasta el punto de convertirse en la figura emblemática de la oposición al estalinismo y al sistema bolchevique del capitalismo de Estado creado, en 1938, por Lenin, Trotsky y Stalin- a través de un libro testimonial, que es su obra más importante, titulado Au pays du grand mensonge La edición de Champ Libre de 1977 reúne el texto publicado por Gallimard en 1938 (1ª edición) con el título Au pays du grand mensonge, que había sido escrito por Ciliga entre enero de 1936 y julio de 1937, y la primera edición de Sibérie, terre de l'exil et de l'industrilisation, publicado por Iles d'Or en 1950, y escrito por Ciliga entre 1938 y 1941. La edición de Champ Libre de 1977, además de reunir en un solo volumen ambos textos, recoge las modificaciones y ampliaciones posteriores indicadas por Ciliga.

Este texto de Ciliga ha sido traducido al inglés, italiano, español (Buenos Aires, 1951) y japonés.. Este libro, publicado en francés, reeditado y traducido a varias lenguas, ha sido equiparado a la figura de Ciliga, a su identidad, de tal modo que ha hecho olvidar el itinerario atormentado, finalmente ambiguo, de toda una trayectoria política que no se detuvo en los años treinta.

Para varias generaciones de militantes surgidos de la oposición al estalinismo, así como para los historiadores del movimiento obrero, el nombre de Ciliga está unido a la lucha de la izquierda contra el estalinismo, producida ya desde los años treinta, época en que las pocas voces que se dejaban oír en medios obreros e intelectuales, fieles a los principios del socialismo humanista de Marx, eran acalladas por las campañas estalinistas y también de las democracias, apoyadas en esto por compañeros de viaje como Aragon, que querían demostrar las virtudes de la Rusia socialista y alababan a la GPU (Policía política soviética) en sus poemas. Mucho antes de que con la guerra fría se descubra la realidad de la URSS, a través del testimonio de Khravchenko y otros, y poco después, con el desgaste histórico del estalinismo, los compañeros de viaje se conviertan en virulentos adversarios del comunismo, ya se había dejado oír una voz que, desde la izquierda del estalinismo y del trotskismo, denunciaba el sistema del capitalismo de Estado establecido por Lenin y Trotsky, y consolidado por Stalin y su régimen.

Recordar este contexto histórico no debe, sin embargo, impedirnos ofrecer una verdadera biografía de Ciliga, puesto que su trayectoria se extiende más allá de lo reflejado en su libro. Su itinerario está repleto de dudas y ambigüedades, ricas en enseñanzas para el historiador del movimiento obrero que estudie las relaciones entre compromisointernacionalista y viejos reflejos nacionalistas en conocidas figuras del comunismo.

A su manera, fue comunista de izquierdas entre 1931 y 1935. Situado a la izquierda del trotskismo y cercano al anarquismo, Ciliga simboliza todas las dudas propias de los militantes de Europa central y oriental, que se convirtieron en revolucionarios después de la Primera Guerra Mundial, buscando al mismo tiempo -consciente o inconscientemente- una identidad nacional. En este sentido, la trayectoria de Ciliga suscita numerosos interrogantes acerca del compromiso comunista en los Balcanes.

I. DEL NACIONALISMO CROATA A LA REVOLUCION MUNDIAL

Además de los elementos autobiográficos ofrecidos por el propio Ciliga en croata, disponemos de una autobiografía en francés (1983) que, según nos consta, nunca ha sido publicada. Esta autobiografía, claro está, debe ser cotejada y corregida en función de los hechos y de los archivos de que disponemos.
Ciliga nació el 20 de febrero de 1898 en Segotici (Chegotitschi), un pueblecito de Istria, una provincia del Imperio austro-húngaro en que se mezclaban las poblaciones italiana, croata y austríaca. Los avatares de la historia propiciaron que Ciliga, croata de lengua y de cultura, fuera ciudadano austríaco hasta 1919 y, después, ciudadano italiano hasta 1945.

Nacido en una familia de campesinos croatas, su abuelo le transmitió "el interés que profesaba por la cultura croata y por las luchas de emancipación nacional dirigidas contra la burguesía urbana italiana y contra la administración germano-austríaca".

Después de haber sido, dentro del ámbito familiar, pastor hasta los siete años, Ciliga fue puesto bajo la tutela de su tío, veterinario en Mostar (Bosnia-Herzegovina), donde inició sus estudios primarios, para pasar más tarde al instituto, allí estuvo hasta 1914. En 1912, época de las guerras balcánicas, se definió como "croata de tendencia yugoslava" y empezó a participar en manifestaciones contra el régimen austro-húngaro, régimen que, recordémoslo, dominaba Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina.

Ya entonces estaba interesado por la literatura francesa, así como por la Gran Revolución, entre sus héroes se contaban Rousseau, Voltaire, Diderot, Robespierre y Marat. Sintiéndose al mismo tiempo eslavo y francés, Ciliga se reclamaba de distintas patrias: "Croacia, Yugoslavia, Rusia y el mundo eslavo en general eran mi primera patria, Francia se convirtió en la segunda".

Hasta el inicio de la guerra, Ciliga, joven bachiller, se destacó por su agitación antiaustríaca en el instituto, lo que le costó su expulsión del liceo. Esta medida fue revocada por la intervención de un diputado bosnio. Sin embargo, tras el atentado de Sarajevo fue expulsado de todas las escuelas de Bosnia, y se vio obligado a regresar a Istria. Rechazado de nuevo por el instituto "por haber leído e inducido a otros alumnos a la lectura de La vida de Jesús de Renan... Hecho que es sumamente peligroso en un país católico".

El año 1914 hizo de él un eterno nómada. La guerra con Italia provocó una evacuación a Moravia, lugar en que Ciliga acabó sus estudios en el instituto de Brno, !en checo!. Fue en esta especie de Manchester austríaco donde se planteó con fuerza la cuestión obrera; Ciliga acabó "por considerar como lógico y probable el fin del capitalismo y el advenimiento del socialismo". Pero se trataba de un socialismo radical, para nada nacionalista: "[...] mi adhesión al socialismo se orientó desde el principio hacia un socialismo internacionalista en clara oposición al egoísmo nacional que prevalecía en los partidos socialistas europeos comprometidos con la guerra". En particular, Ciliga comprendió que el ultranacionalismo checo, como cualquier otro, no era más que un parapeto reaccionario de la burguesía checa, que no se contenía a la hora de oprimir a sus "compatriotas", campesinos y obreros.

II. DE LA REVOLUCION RUSA AL COMUNISMO (1917-1926)

Cuando estalla la Revolución en febrero de 1917, Ciliga está haciendo el servicio militar en el ejército austro-húngaro. Desde ese momento, el joven -tenía 19 años- se siente fascinado por quienes pretenden cultivar la "tierra rusa en profundidad", los bolcheviques: "La posición de los bolcheviques -contrarios a la guerra imperialista y a favor de la paz universal, sin anexiones ni reparticiones- se había ganado mis simpatías". Pero, según él, el "cambio brusco del 7 de noviembre" lo llenó de dudas. La paz de Brest-Litovsk, en enero de 1918, trastornó su conciencia de "eslavo austríaco"; conciencia, ésta, no de clase, sino nacionalista: "[...] me dije: ¿no ha pasado Lenin de oponerse a la guerra imperialista a hacer la paz con el imperialismo alemán y austríaco, dejándonos a nosotros, eslavos austríacos, bajo el yugo de los alemanes y los húngaros?".

Mientras continúa sus estudios universitarios, Ciliga se adhiere al Partido socialista croata en el momento mismo en que Yugoslavia se está formando. Esta formación no suscita en absoluto su entusiasmo, puesto que está situada "bajo el designio del Estado burgués" y está "dominada por el pueblo serbio", supremacía que Ciliga, como buen patriota croata, consideraba "que estaba tomando, en cierto modo, el relevo de los viejos opresores austríacos y húngaros".

Sin embargo, a pesar de esta vena croata, Ciliga se convertirá pronto en un internacionalista radical, saltando de país en país en busca de la revolución proletaria.

Cuando, a principios de 1919 (26 y 27 de enero), tiene lugar, en Zagreb, la conferencia -y no el congreso, como afirma Ciliga- del Partido socialista croata, Ciliga es el orador más radical. Inmediatamente forma una fracción autónoma de izquierda, fracción a partir de la cual se crea la sección croata del Partido yugoslavo en 1920. Pero del 20 al 23 de abril de 1919, en Belgrado, la minoría de izquierdas del partido croata y los partidos socialdemócratas de Bosnia y Serbia se unificaron en un Partido socialista obrero yugoslavo (comunista), que había solicitado su adhesión a la Komintern.

A partir de este momento, Ciliga -quizá esta afirmación sea el fruto de sesenta años de distancia histórica- está convencido de que el Estado yugoslavo va a estallar: "Desde febrero-marzo de 1919, había llegado a la conclusión de que el primer Estado yugoslavo iba a desmoronarse por falta de comprensión entre serbios y croatas, por mucho que ese Estado común hubiese dado objetivamente respuesta a los intereses de unos y otros". Pensaba, entonces, Ciliga que la resolución de estos contrastes nacionales pasaba por el Partido comunista.

Situado en la fracción de izquierda radical, Ciliga se situó pronto en el punto de mira de la policía y tuvo que abandonar Croacia. Aunque pensaba continuar sus estudios universitarios en Francia, el gusto por la aventura y la acción lo condujo a Hungría en un momento de plena revolución (primavera de 1919). Se unió en seguida a un destacamento de voluntarios yugoslavos. Pero pronto le decepcionó la falta de radicalismo de la Hungría de Bela Kun ante el problema de la agricultura, dado su "respeto de las propiedades latifundistas hasta el otoño", porque una "revolución que no atenta contra los latifundios durante los seis primeros meses no es una verdadera revolución; está condenada a perecer". Esta indecisión en la que descubría la influencia moderadora de la socialdemocracia húngara lo decidió a enrolarse mucho antes en el bando comunista. Volvió en mayo de 1919 a Yugoslavia, poco antes de la aniquilación de la revolución de los consejos por los ejércitos de la Entente. Se le encarga entonces un trabajo clandestino de organización en Eslovenia, disfrazado de repartidor de la prensa obrera.

Desde 1919, la derrota y el desmembramiento de Austro-Hungría habían hecho de Ciliga, nacido en Istria, un ciudadano italiano. Aprovechó esta circunstancia para participar en la organización del Partido socialista italiano maximalista en Istria durante el verano de 1920, en plena agitación revolucionaria en Italia.

Pero, como él mismo escribe, descubrió la misma indecisión socialdemócrata que había observado en los socialistas y comunistas de Hungría. Durante las ocupaciones de fábricas, constató como maximalismo y demagogia se aliaban a la perfección con el oportunismo y la cobardía. Fue detenido en otoño y pasó el invierno en la cárcel en Trieste y Capo de Istria. Pensaba que en Italia los anarquistas serían igual de radicales que los bolcheviques en Rusia, y que Malatesta podría ser el Lenin italiano. No tardó en descubrir cuánto se había equivocado.

Sale de la cárcel en febrero de 1921 y experimenta la reacción fascista. La Bolsa de trabajo de Pola es incendiada y las organizaciones obreras son destruidas. Organiza, junto a los campesinos de su distrito natal, una resistencia armada contra los squadristi fascistas. Pero, claro está, el ejército llegó para dar apoyo a estos últimos, que contaban además con el respaldo de las autoridades dálmatas, en simbiosis con el Estado italiano.

Ya en esta época interpreta la caída de los consejos en Hungría "como el fin de la guerra revolucionaria de 1917-1919". La subida del fascismo lo reafirma en esta idea. Además, piensa centrarse sobre todo en la preparación de la próxima huelga, tanto en la teoría como en la práctica.

De 1919 a 1924, prosigue sus estudios universitarios -mientras continúa con su actividad revolucionaria en Hungria, Italia, Eslovenia- en Praga, después en Viena y, finalmente, en Zagreb (1919-1924).

Entre la inmigración estudiantil yugoslava, en Praga primero, en Viena después, Ciliga crea núcleos comunistas. En Praga organiza un "Club marxista", y más tarde una "Federación internacional de estudiantes marxistas". El checo Slansky, el de los juicios de Praga, lo sucedería. Perfecto conocedor del checo, ingresó en el servicio de prensa del PCCh (Partido comunista checo), colaborando con el semanario Socialdemocratic (más tarde Komunist) y con Rude Pravo.

En Viena continuó colaborando con el periódico checo. Tuvo sobre todo ocasión de manifestarse firmemente -en tanto que delegado de los estudiantes comunistas en el exterior- en contra de la "táctica de terrorismo" que había sido utilizada por una parte de los jóvenes comunistas yugoslavos en 1921. Esta "táctica" fue oficialmente abandonada, para pasar a la organización conspiratoria ilegal.

A partir de septiembre de 1922 y hasta 1925, acepta responsabilidades cada vez mayores dentro del movimiento comunista en Yugoslavia. En 1922, en Zagreb, Ciliga asume las funciones de secretario del partido por Croacia y de director de semanario Borba ("La Lucha"), el órgano legal y oficioso del PCY (Partido comunista yugoslavo). La prensa serbia estaba prohibida en Croacia, pero gozaba de una gran popularidad en el medio obrero. En 1923, fue nombrado miembro del comité central. Finalmente, durante el invierno de 1924-1925 se convirtió, como representante del partido croata, en miembro del comité central del PC de Yugoslavia.

En 1920, el PCY debía de tener 60.000 miembros e influía directamente sobre 200.000 obreros militantes de los sindicatos.

En 1920, el Partido comunista yugoslavo estaba, en efecto, en plena expansión, en un país donde, sin embargo, el porcentaje de población agrícola era del 76%. Una vez fueron formalmente excluidas las tendencias derechistas, el PCY se adhirió a la Internacional Comunista (IC) en el congreso de Vukovar en junio de 1929. Situado en el terreno parlamentario, el nuevo partido había conquistado numerosas municipalidades, entre ellas la de Belgrado. En las elecciones municipales obtuvo 59 escaños. En una situación social tensa, marcada por la represión de la huelga de ferroviarios (abril de 1920), el gobierno pasó a la ofensiva: disolvió la municipalidad comunista de Belgrado (agosto de 1920) y expulsó a los consejeros comunistas de Agram (Zagreb). Finalmente, el PC yugoslavo, que se lo había jugado todo en las elecciones se encontró descompuesto: el 29 de diciembre un decreto especial (Obzama, i.e. proclamación) estableció la disolución de todas las organizaciones comunistas, cerró las oficinas de redacción del PC y entregó gratuitamente a los socialdemócratas los clubs comunistas. Una ley del 30 de julio de 1921 agravó la situación: situó al PC fuera de la ley y lo echó del Parlamento y de las municipalidades que controlaba. La pena de muerte podía ser aplicada en caso de propagación del comunismo.

Desde 1921, se constituyó una fracción de izquierdas, llamada "Grupo de izquierdas del PC yugoslavo", y entró en contacto con el KAPD (Partido comunista obrero alemán), para denunciar la política oportunista de la Tercera Internacional.

La dirección de la Komintern consideró también que el PCY había sido víctima de su propia debilidad y de su oportunismo. Ni siquiera había publicado las veintiuna condiciones de adhesión, ni las "tesis sobre el parlamentarismo revolucionario". Para los oradores del IV congreso de la IC, los jefes de partido "habían concentrado toda su atención en las victorias electorales y se abstuvieron de asustar a los elementos pequeño-burgueses mostrándoles qué era un partido comunista y cuáles eran sus métodos de lucha". Por otra parte, crimen también imperdonable, el PC no poseía organizaciones clandestinas. Así pues, el partido se encontró desmembrado y dejó prácticamente de existir. Según las cifras oficiales, el número de militantes pasó de 60.000 a 3.000 en 1928, para remontarse a 12.000 en 1941, pero desde posturas estalinistas pro-serbias.

Cabe destacar que Ciliga no habla jamás, ni en su autobiografía ni en entrevistas, de estos problemas internos, tampoco habla de la cuestión parlamentaria ni de las oposiciones de izquierda al partido.
Pero Ciliga se dio verdaderamente a conocer con el espinoso problema de las nacionalidades en el Estado yugoslavo. En el momento en que el partido se hundía -hasta el punto de no tener ni un solo miembro electo en las elecciones generales de 1923-, el Partido búlgaro había acusado a la dirección de la Komintern de negligencia en la "cuestión nacional".

De hecho, la Komintern había llegado muy lejos en las concesiones que había hecho -bajo la presión del partido ruso- a las tendencias nacionalistas en los Balcanes. La Federación comunista de los Balcanes, creada en 1920, pretendía reunir unitariamente a comunistas griegos, búlgaros, rumanos, yugoslavos y turcos. Pero, a partir de 1922, se convirtió en un campo de enfrentamiento entre búlgaros y yugoslavos sobre la cuestión de la filiación nacional de Macedonia. Sin embargo, el V congreso de la IC (1924) convirtió la cuestión nacional en un tema al orden del día. A propósito de Yugoslavia, Zinoviev había definido este Estado como "un Estado multinacional dominado por la burguesía serbia y formado por varios pueblos oprimidos". En consecuencia, preconizaba "la separación de Croacia, Eslovenia y Montenegro del conjunto de Yugoslavia y su constitución en repúblicas independientes". Este congreso fue también -notémoslo- el de la bolchevización de las secciones de la Komintern, tema sobre el que Ciliga no dice ni una palabra.

En esta época, estaba lejos de ser un oponente y seguía la "línea" oficial. El hecho es que Ciliga -en contra de la "derecha" del partido que preveía "la constitución de una autonomía provincial limitada" y en contra, también, de la "izquierda" que prefería "dejar en manos de la futura revolución socialista la tarea de reglar la cuestión nacional"- estaba de acuerdo con la orientación de la Komintern. Convertido ya en un dirigente reconocido en la cúpula del partido, propuso en Borba un contra-proyecto radical: la transformación del Estado yugoslavo monárquico y centralista en una República federativa compuesta por cinco repúblicas nacionales (Eslovenia, Croacia, Serbia, Montenegro y Macedonia) y por dos repúblicas nacionalmente mixtas (Bosnia-Herzegovina y Voivodina). Defendió este proyecto en contra del dirigente comunista Sima Markovic, que parecía defender opciones pro-serbias, apoyándose para ello en las posiciones del austro-marxismo y en las de Stalin de 1912.

Es sabido que este proyecto de federación yugoslava fue retomado y puesto en práctica por Tito después de 1945. En cualquier caso, Ciliga, según su propio testimonio, se hizo muy popular fuera de Serbia y fue propuesto como miembro en el Comité central del partido yugoslavo. Fue entonces plenamente apoyado por Moscú dado su radicalismo.

Pero, Ciliga se mostró escéptico ante la propuesta -formulada por el V congreso- de formar tres repúblicas independientes, puesto que el caso de Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Voivodina había pasado desapercibido. Para Ciliga estos planes "suponían la abierta destrucción de Yugoslavia". Se aplicó esta política de la Komintern hasta 1926. Por todas partes, incluso en Bosnia-Herzegonina, Montenegro y Voivodina, se aplicó la táctica de "la autodeterminación de los pueblos". Ciliga fue el instigador de esta política, en tanto que secretario del partido por Croacia y director de Borba. Escribió un artículo donde denunciaba la esclavitud de 9 millones de no-serbios sometidos por la nación serbia dominante, que contaba con 3 millones de personas. Dado que la política de la Komintern era, en ese momento, hostil a las tendencias pro-serbias -sin duda, para poder estar más cerca de la política del PC búlgaro-, Ciliga se convirtió también en miembro del Politburó yugoslavo.

En esta misma época, instigado por Zinoviev, la Komintern hacía entrar en el Krestintern (Internacional campesina, filial del la IC) al partido campesino croata (HSS) de Stepjan Radic. Ante esta política, que le parecía perjudicial incluso a Gramsci, Ciliga parece no haber tenido la más mínima duda. Más aún, llamaba a formar un frente común con un partido que la IC, en sus comienzos, hubiera calificado de burgués.

Todas estas funciones dirigentes provocaron que recayera sobre Ciliga la atención de la policía. En abril de 1925 fue expulsado de Yugoslavia bajo el pretexto de que al haber nacido en Istria era, de hecho, ciudadano italiano... Fue entregado a la policía y encarcelado por la acción armada de 1921. Fue puesto en libertad, como los ciento veinte campesinos que habían resistido con él a los squadristi, gracias a una providencial amnistía.

Emigrado a Viena, representó al partido yugoslavo como agente de relación entre la Komintern, la Federación comunista balcánica y el centro moscovita. Finalmente, en otoño de 1926, es enviado a Moscú "para dar clases en la escuela del partido yugoslavo y tomar parte en el trabajo de la sección yugoslava de la Komintern". En esta época, nunca hubiera imaginado llegar a cuestionar las orientaciones de la Komintern, que le parecían justas. Parece ser que ignoraba por completo todas las corrientes de izquierda que combatían la línea oficial de la Komintern. Los nombres de Bordiga o Korsch no son citados jamás, por mucho que Ciliga pudiera conocerlos, a través del órgano del partido comunista de Italia, escrito en esloveno: Delo ("La Causa").

III. EN RUSIA: EL PAIS DEL GRAN ENGAÑO (1926-1935)

En el momento en que Ciliga abandona Viena para dirigirse a Moscú, importantes cambios se están produciendo en la cúpula del aparato de la Komintern, y por consiguiente, en sus altos mandos. Bujarín, aliado de Stalin, había sustituido a Zinoviev, que estaba a la cabeza de la Komintern y que se había aliado con Trotsky. Esto se tradujo en un abandono de la teoría de la liberación de los pueblos oprimidos en Yugoslavia. En consecuencia, la fracción de derechas, o sea, la tendencia nacionalista serbia, triunfó en el partido: con una serie de maniobras el serbio Sima Markovic fue restituido a la cabeza del PCY. Pero cuando los conflictos nacionales estallaron de nuevo en 1927, Markovic fue destituido de todos sus cargos y reemplazado por Djuro Cvicic, representante de una moderada fracción de izquierdas, aliada a los sindicalistas. Esta izquierda había convertido a Zagreb en su baluarte. Sin embargo, Bujarín impuso la destitución de la dirección de izquierdas y con la ayuda del bosnio Josef Cizinsky (conocido bajo el nombre de Milan Gorkic) decidióbolchevizar a ultranza, formando para ello un núcleo político compuesto por yugoslavos residentes en Moscú.

A finales de 1925, un tal Josip Broz volvía de Rusia donde había estado desde 1915, primero preso y luego combatiendo con el Ejército Rojo. Iba a iniciar una fulgurante ascensión en el partido, como hombre de confianza de Bujarín hasta 1928 y después de su arrestro, ese mismo año, como hombre de Stalin. Dos destinos se cruzaban sin encontrarse directamente: el de Ciliga que llegaba a Moscú, para conocer las cárceles y los campos de concentración rusos, y el de Tito que volvía a Yugoslavia para conocer una ascensión, lenta pero segura, hacia el poder.

¿Era consciente Ciliga del riesgo que corría yendo a Moscú en plena purga de la cúpula del PCY? Así lo afirma al menos en 1937: "[...] yendo a Moscú me arriesgaba a perder mi libertad de movimientos. Pero el deseo de estudiar in situ las experiencias de la gran revolución rusa prevaleció. Los sucesivos fracasos que estaba viviendo el movimiento comunista en Europa demostraban la necesidad de mejorar, de profundizar la táctica".

Todas las peripecias, las decepciones, las esperanzas, los encarcelamientos y la actividad política de Ciliga son bien conocidos a partir de su libro -escrito en Francia entre enero de 1936 y julio de 1937- y publicado por Gallimard en 1938 bajo el título de En el país del gran engaño. El exilio en Siberia y el relato de su huida de la URSS los describe en un segundo volumen -escrito entre 1938 y 1941- publicado en 1950: Siberia, la tierra del exilio y la industrialización.

Para comprender mejor el itinerario de Ciliga, es necesario señalar las grandes líneas que su testimonio aporta, sobre todo en un momento en que la afirmación por parte de los medios de comunicación de la caída del comunismo sume en el olvido a aquellos grupos y elementos que, desde la extrema izquierda del estalinismo y el trotskismo, denunciaban ya el gran engaño del capitalismo de Estado ruso. Capitalismo de Estado presentado por Stalin y por su adversario Trotsky -por una vez de acuerdo- como socialismo y como un modelo de desarrollo de las fuerzas productivas.

Cuando Ciliga llegó a Moscú, a principios de 1926, quedó inmediatamente sobrecogido por la miseria y el atraso de la "patria del socialismo"; al mismo tiempo que detectaba "la ascensión de grupos sociales enteros". Llegó en el momento en que la NEP (Nueva Política Económica) se hallaba en plena debacle, con una economía cada vez más paralizada y con 2,2 millones de parados. Rápidamente comprendió que los extranjeros como él, miembros de la Komintern, eran considerados como unos privilegiados por los obreros rusos, que estaban sumidos en la miseria.

Doctor en historia por la Universidad de Zagreb desde 1924, Ciliga era el más indicado para enseñar historia en la sección yugoslava de la Universidad comunista de las minorías nacionales occidentales (KUNMZ) de Moscú. Cada año llegaban 25 nuevos alumnos a esta Escuela del PCY creada en 1925, que ofrecía una enseñanza de cuatro años, impartida sobre todo en serbocroata.

Ciliga no se consideraba sin embargo como un "académico rojo", funcionario de la Komintern. Automáticamente se convirtió, después de su llegada, en miembro del Partido comunista de la URSS, cuya vida le pareció más interesante que la de la Komintern.

Desde que llegó, la Komintern se le apareció no como "el estado mayor de la revolución mundial", sino como una simple sucursal, "sin mayor importancia", ligada al "servicio de propaganda" del partido ruso. A raíz de su propia participación en el VI pleno de la Komintern (diciembre de 1926), se dio cuenta de que esta antigua "Convención de la Revolución mundial", como la definía Trotsky en 1919, estaba ya en manos de Stalin. Asistió a los discursos de Trotsky, Zinoviev y Kamenev. El discurso de este último le impresionó especialmente, porque señaló que la amenaza de la derecha en el partido ruso se debía sobre todo "al carácter pequeño-burgués (de Rusia) y a la debilidad de las tendencias revolucionarias en el proletariado occidental".
Al ser testigo de todos los debates del partido ruso y sobre todo de las reflexiones de los obreros de tendencia anarco-sindicalista, sospechosos de publicar una hoja ilegal que sólo exigía la mejora de las condiciones de trabajo en su fábrica, Ciliga se hizo cada vez más pesimista sobre el futuro de la "patria socialista". A pesar de que anteriormente Ciliga -según su propio testimonio- no alimentaba ninguna duda sobre la justicia de la política de la URSS, acabó concluyendo que "[...] la evolución hacia el socialismo estaba definitivamente paralizada, la revolución estaba muerta y, por consiguiente, todo estaba perdido [...]", en Rusia al menos.

Pero a partir de 1927 empieza a entrar en contacto con la oposición trotskista rusa, cuya influencia "en los cuadros del partido aumentaba día a día". Parece ser, sin embargo, que su oposición fue bastante discreta, puesto que pudo participar en los trabajos del VI congreso de la Komintern (agosto de 1928), poco antes que Trotsky fuera expulsado de la URSS.

De hecho, son los asuntos yugoslavos los que conducirán a Ciliga a las filas de la Oposición de izquierdas trotskista. Había en Moscú 120 militantes del Partido comunista yugoslavo, en su mayor parte obreros, que, por su trabajo, estaban más implicados en los temas rusos que en la vida del partido yugoslavo.

Mientras Ciliga permanece en Moscú, grandes cambios se estaban produciendo en este partido, sobre los cuales parece tener poca información, a causa de su aislamiento en la escuela moscovita. El triunvirato Bujarín-Gorkic-Manuilski había reclutado -afirma Ciliga- a una auténtica "hampa que jamás había tenido nada que ver con el movimiento yugoslavo" y que fue enviada para "bolchevizar" completamente el partido. En la VIII conferencia de la organización de Zagreb, la fracción Djakovic-Tito tomó el poder en nombre de la lucha contra el "fragmentarismo", representado por la "izquierda". Pronto, sin embargo, Tito sería arrestado y encarcelado durante cinco años (agosto de 1928).

La situación del comunismo yugoslavo se deterioró rápidamente a causa de las concesiones hechas al movimiento nacionalista croata antiserbio y, sobre todo, a la estrategia del "clase contra clase", puramente aventurera, decretada por Stalin después del VI congreso de la Komintern.

En junio de 1928, el asesinato -en pleno parlamento- del diputado campesino Radic, dirigente del Partido campesino croata, con el beneplácito del rey de Yugoslavia y de los partidos nacionalistas serbios prendió fuego a la mecha. El factor nacional prevaleció definitivamente sobre el factor social, alimentando así todas las empresas de tipo nacionalista o terrorista.

El asesinato de Radic -cuyo partido había pertenecido en 1924 al Krestintern antes que Radic eligiese, en 1925, participar en el gobierno yugoslavo- así como los disturbios que tuvieron lugar en Croacia, permitieron al rey de Yugoslavia instaurar una dictadura personal en enero de 1929. Disolvió el parlamento y prohibió los partidos políticos, en primer lugar el PC yugoslavo. Esto ocurría en plena "Tercera Etapa" de la Komintern, período de "aventurismo" calculado, en que la insurrección armada acechaba en cada esquina. En un partido dirigido por agentes rusos, que en algunos casos eran provocadores al servicio de la policía, la dirección del PCY se sumió en el "aventurismo". Ésta proclamó que "la única solución a la crisis para la clase obrera y el campesinado [era] la lucha armada, la guerra civil contra la dominación de la burguesía hegemónica de los serbios de Serbia". Esto se tradujo -además de constituirse en el refuerzo de los sentimientos nacionalistas antiserbios- en duelos de pistolas entre comunistas y policías. Según Ciliga, y el propio PCY, la represión provocó centenares de muertos comunistas, pero fueron, en realidad, una treintena. Esta cifra era ya enorme y el partido quedó reducido a algunos centenares de militantes. Pero todo este radicalismo no hacía más que ocultar el vicio de fondo del PCY: su apoyo a organizaciones nacionalistas de todo signo, que al menos desde 1928 se concretó en una estrecha colaboración con los nacionalistas macedonios (VRMO) y con los terroristas ustaches.

En 1929, con ocasión de estos trágicos sucesos, Ciliga ya participaba formalmente en la Oposición de izquierdas. Él y sus camaradas consiguieron rechazar por aplastante mayoría (90 votos contra 5) la resolución de apoyo a la política de la Komintern en Yugoslavia. Hecho interesante, puesto que la izquierda del PCY llevaba a cabo una autocrítica de su política nacional:

"Habiendo tomado como punto de partida la cuestión nacional, nos encontrábamos en presencia del siguiente dilema: revolución socialista o revolución burguesa en Yugoslavia. La fracción de izquierda había propuesto ya anteriormente utilizar el problema de los nacionalismos en favor de los intereses de la revolución. Sin embargo, esta utilización había acabado por tomar una forma tal que el partido comunista y el movimiento obrero habían acabado por servir al nacionalismo burgués de los pueblos oprimidos de Yugoslavia. Mucho antes de que en Francia hubiéramos asistido a la reconciliación entre la bandera roja y la bandera tricolor, entre la Internacional y la Marsellesa, se había conseguido en Dalmacia la alianza entre la bandera tricolor croata y la bandera roja, entre la Internacional y el himno nacional Nuestra hermosa patria. El movimiento obrero revolucionario e internacionalista corría el riesgo de desintegrarse en tantos movimientos simplemente radicales como nacionalismos existen en Yugoslavia".

(Esta lúcida constatación fue pronto olvidada por el propio Ciliga algunos años después, en sus actividades pro-croatas (cf. infra)

Ciliga había formado con otros un grupo trotskista en la clandestinidad, que contaba con una veintena de personas. Se había señalado un núcleo compuesto por seis miembros, cuatro de los cuales eran yugoslavos: Stanko Dragic, verdadero responsable del grupo, antiguo integrante del comité central del PCY; Mustafa Dedic, antes secretario del comité central de Herzegovina; Stepan Heberling, de Voivodina, y Ante Ciliga. Había también dos rusos: Victor Zankov y Oreste Glibovskij. Se añadió a este grupo la mujer de Tito, Pelegea Denisov-Belousov, que estuvo hasta el momento de su arresto y desaparición en 1934-1935, sin que Tito respirara.

Este grupo clandestino estaba en contacto con la organización trotskista de Moscú, que les facilitaba las cartas y los documentos de Trotsky y Rakovski. Por otra parte, Ciliga y sus camaradas se mantenían en estrecho contacto con los obreros industriales rusos.

Las actividades del grupo fueron, claro está, descubiertas por la GPU. Una comisión de la Komintern ("comisión Soltz", por el nombre de quien la presidía), que contaba con el apoyo del buró político yugoslavo, decidió excluir por un año (!prorrogable!) a Ciliga y a dos militantes de su grupo. Otros veinte tuvieron que abandonar Moscú. Siguiendo una práctica común del estalinismo en sus inicios, el aparato intentó comprar a Ciliga proponiéndole un trabajo, bien remunerado, de archivista y profesor de Leningrado. Después de haberse entrevistado personalmente con Kirov, el jefe antes de su asesinato, es nombrado profesor de la Universidad Comunista de esta ciudad. Pero esto no significa que se hubiera pasado decididamente al lado de la nueva burguesía roja, camuflada bajo los oropeles de la burocracia.
En pleno proceso de colectivización forzada del campo, el discurso era sencillo: "!Los que quieran entrar en el kolkhoze a la izquierda, los que quieran ir a Siberia a la derecha!". Todo esto seguido del hambre y los fusilamientos masivos de campesinos recalcitrantes. En cuanto a los obreros, se les había prometido "la vida fácil y feliz" de los planes quinquenales estalinistas, pero sólo vieron cómo su salario disminuía un 50% respecto de 1913: "!Vivimos actualmente peor que en tiempos del capitalismo!". Su desmoralización -que explica en parte el triunfo de la contrarrevolución- era total: "[...] qué podemos hacer ahora? ¿Somos nosotros quienes quisimos el poder soviético, cómo podemos combatirlo ahora?".

De hecho, aunque el grupo de Dragic y Ciliga -según sus propios términos- era el caso especial de una vida subterránea en que nacían las ideas nuevas, el comunista croata conoció un terrible aislamiento. Los alumnos de Ciliga -originarios de la clase trabajadora- eran unos arribistas del sistema y, por lo tanto, "los peores enemigos de todo movimiento obrero auténtico, puesto que un tal movimiento debería buscar necesariamente la destrucción de todo el sistema burocrático".

En el transcurso de sus discusiones con los intelectuales trotskistas, Ciliga empezó a tener serias dudas sobre esta corriente y sobre su dirigente, Trotsky. En definitiva, mostrando un escaso interés por la suerte que corría la clase obrera, para ellos "Stalin [ejecutaba] lo esencial del programa de la oposición", pero con algo más de brusquedad. Ciliga había llegado a la conclusión desde 1930 -aunque se trate quizás de una conclusión a posteriori, a la que habría llegado en 1937- de que el capitalismo de Estado triunfaba en la URSS, apoyado tanto por Stalin como por Trotsky y los intelectuales de la oposición:

"[...] estalinistas y trotskistas [identificaban] el capitalismo de Estado con el socialismo y la burocracia con el proletariado. Tanto Trotsky como Stalin, hacían pasar al Estado por proletariado, a la dictadura de la burocracia sobre el proletariado por la dictadura del proletariado, a la historia del capitalismo de Estado sobre el capitalismo privado por una victoria de este último."

Bajo este estado de cosas que, según dice Ciliga, subestimaba sus divergencias con los trotskistas, fue detenido el 21 de mayo de 1930 en Leningrado, después de visitar a sus camaradas de Moscú, más interesados por una actividad inmediata en la fábricas (octavillas, consignas de huelga) que por una actividad de reflexión teórica a largo plazo.

IV. CARCELES, CAMPOS DE CONCENTRACION Y EXILIO EN SIBERIA (1930-1935)

Ciliga fue detenido mientras que Dragic consiguió escapar temporalmente al GPU. Ciliga conoció, junto a sus camaradas, la cárcel en Leningrado, donde se fusilaban presos cada día. Sin embargo, en esta época, "la cárcel es el único lugar en la Rusia soviética donde la gente se expresa de una forma más o menos sincera y abierta". Al mismo tiempo, la desmoralización social es tal que incluso los condenados a muerte callan "sin un grito de rebeldía contra el gobierno que los condena a muerte". Por ello, Ciliga constata el desgaste de las fuerzas de la revolución y de las fuerzas de izquierda.

Ciliga fue trasladado en noviembre al campo de concentración de Verkhne-Ural'sk, cárcel política situada en los Urales, al norte de Magnitogorsk. Este campo era el último lugar donde se podía hablar libremente, donde se ejercía la libertad de prensa y de reunión. Los 250 detenidos (alrededor de unos 180 comunistas y unos 70 anarquistas) celebraban reuniones políticas en regla, con presidente y secretario de sesión. La mayor parte de ellos se ejercitaban escribiendo artículos para los periódicos manuscritos que circulaban por el "correo interior" (celdas entre las celdas). Había incluso una biblioteca con libros políticos. La gran mayoría de presos era trotskista (de 120 a 140) y recibía apuntes y circulares de Trotsky. Con la presencia de mencheviques, socialistas-revolucionarios de izquierda, 16 decistas (grupo "Centralismo democrático") y 3 partidarios de Miasnikov, el campo de concentración constituía "un verdadero parlamento ilegal de Rusia".

Según Ciliga, la composición social del campo de concentración era esencialmente "intelectual". Había apenas un 15% de obreros. El sector de oposición comunista estaba formado por un 43% de judíos, un 27% de caucasianos (georgianos y armenios), los rusos junto a algunos representantes de otras nacionalidades llegaban a un escaso 30%. Hecho curioso, el elemento ruso y obrero estaba alineado sobre todo en la extrema izquierda (grupo del centralismo democrático), y predominaba en el grupo obrero de Miasnikov. Este fenómeno nacional "ruso" se manifestaba también -según Ciliga- entre los anarquistas. Entre los militantes trotskistas destacaba una importante mayoría de jóvenes, intelectuales y técnicos, pertenecientes a la pequeña burguesía de Ucrania y Bielorusia. Un hecho inquietante: había entre ellos un "fuerte grupo de antiguos militares y chequistas", directamente surgidos del Aparato.

Ciliga se reencontró en Verkhne-Ural'sk con sus camaradas yugoslavos y rusos: Dagric, Dedic; Zankov, Glibovskij. Decidieron militar en el "colectivo de bolcheviques leninistas" del campo. Pero éstos aparecían divididos en tres tendencias:

1) Una tendencia de "derecha" dirigida por los profesores Solnstsev, Iakovin y Stopalov. A este grupo, autor de las "tesis de los tres" se le sumó Dingelstedt. Era la fracción más importante. Preconizaba una "reforma desde arriba". Por lo que respecta a la industrialización, planes quinquenales, etc. quería "[...] lo mismo que Stalin", sólo que de una forma "más humana".

2) Un pequeño grupo denominado de "centro", dirigido por el yerno de Trotsky, Man-Nivelson y por Aaron Papermeister, que apenas se diferenciaba de la derecha, puesto que editaba con ella un periódico común (manuscrito) titulado Pravda v tiur'me ("La verdad desde la cárcel").

3) La fracción de "izquierda", a la que estaban adheridos los amigos de Ciliga, quería una "reforma desde abajo", que se apoyara en la clase obrera. Su debilidad teórica residía en que no sólo definía los planes quinquenales como un bluff, sino que negaba la crisis económica mundial. Publicaba el periódico Voinstvuiuchtchij Bol'chevik ("El Bolchevique militante").

Además de estas fracciones, el trotskista Densov era el único en considerar, basándose en Lenin, que la economía soviética era un capitalismo de Estado.

El Bolchevique militante, en el que escribía Ciliga bajo el seudónimo de "Richard", aparecía una vez al mes, o cada dos meses, tenía 10 o 20 artículos, en cuadernos separados, en tres ejemplares (uno para cada ala de la prisión).

Ciliga formaba parte de los "bolcheviques de izquierda", evolucionó muy pronto fuera de la cáscara trostkista, donde "una cita de Trotsky tenía el valor de una prueba". Constataba cómo la burocracia estalinista se convertía "poco a poco en el núcleo de una nueva clase dirigente". En consecuencia, se hacía necesaria la lucha reivindicativa, como en cualquier país capitalista, para ello era necesario aliarse incluso con los obreros anarquistas y socialistas de las fábricas. Para una nueva lucha de clases revolucionaria, era necesario un "nuevo partido revolucionario". Esta postura, con cinco años de retraso, era finalmente la de Korsch en 1926, de quien Ciliga parecía haber ignorado los escritos.

La evolución cada vez más radical de Ciliga fue primero determinada, según él, por la actitud de la mayoría trotskista del campo, que exigía un monolitismo sin brechas: los "bolcheviques militantes" debían disolverse y suspender la publicación de su periódico, si no lo hacían serían expulsados. El "grupo de los treinta", trotskistas de izquierda (entre los que estaba Ciliga), propuso un nuevo comité de redacción, compuesto por un representante de cada una de las tendencias, y que se publicara un solo órgano para todos los comunistas. Los "bolcheviques militantes" no estaban, de hecho, representados en ese comité de redacción.

Los trotskistas llamados "de derecha" y "de centro" los excluyeron, con métodos que probaban "cómo entre trostkismo y estalinismo hay muchos puntos en común". Además había otra razón: la GPU, que tenía agentes incluso en el interior de la prisión, presionaba hacia la escisión.

El resultado fue que hubo (verano, 1931) dos organizaciones trotskistas:

1) El colectivo de "bolcheviques-leninistas" (mayoritario) integrado por 75/78 miembros .

2) El colectivo de "bolcheviques-leninistas de izquierda" con 51 o 52 miembros. Este grupo editaba el periódico Bol'chevik-Leninist hecho con las plumas de V. Densov, N.P. Gorlov, M. Kamenetski, O. Pouchas y Ciliga.

El radicalismo de Ciliga y de los bolcheviques-leninistas se explica tanto por los horrores de la colectivización y los planes quinquenales, como por las posiciones mismas de Trotsky.

Ciliga constató -ya cuando enseñaba en Leningrado- todos los privilegios que alcanzaba la clase ascendiente mientras el obrero vivía sumido en la miseria. A medida que los presos llegaban al campo de concentración, le fueron confirmando la masacre masiva de campesinos ucranianos, la deportación de entre cinco a diez millones de moujiks, una lenta agonía de exiliados de Siberia cuya esperanza de vida no excedía de los dos años. Una tercera parte de la clase obrera vivía en una verdadera esclavitud trabajando para los proyectos faraónicos de Stalin (canal Báltico-mar Blanco, etc.).

La extrema izquierda trotskista, representada por Ciliga y sus amigos, estaba excesivamente descontenta de las posturas ditirámbicas de Trotsky en 1932 Sobre su artículo de 1932, cf. Trotsky Ecrits 1928-1940, t. 1, Marcel Rivière et Cie., París, 1955, p. 111. acerca de los "sucesos actuales verdaderamente inauditos" de la política económica estalinista.
Lógicamente, se abrió en el ambiente trotskista de la cárcel una áspera discusión, en 1932, sobre la naturaleza de la URSS. Se votó incluso una resolución a favor o en contra del "carácter obrero" de la Unión Soviética: ésta obtuvo 15 votos a favor. Otra resolución, defendida por lo que quedaba de "bolcheviques-leninistas" consiguió otros 15 votos, apoyando, como Trotsky, la necesidad de una "revolución política" sobre la base de los "fundamentos económicos" de Octubre; el régimen estaba "por encima de las clases", pero la "dictadura del proletariado" había desaparecido.

Pero sobre todo estaban los negadores extremistas, entre los que se hallaba Ciliga. Su resolución, minoritaria, sostenida por 15 voces, proclamaba que la burocracia era una verdadera clase hostil al proletariado y que, por lo tanto, sólo la revolución social podía conducir al socialismo.

En 1932, tras la lectura de los últimos documentos de Trotsky, la ruptura de Ciliga y de los diez militantes con el colectivo trotskista fue consumada. Como de costumbre, se escribió una declaración donde quedaba señalado claramente que el programa de Trotsky reforzaba "las ilusiones del proletariado occidental" en el estalinismo disfrazándolo con la etiqueta de "Estado proletario". La conclusión fue un rechazo del trotskismo como corriente de izquierda del estalinismo: "Trotsky y sus partidarios están demasiado íntimamente ligados al régimen burocrático de la URSS como para poder dirigir la lucha contra este régimen hasta sus consecuencias extremas". Trotsky era "en el fondo el teorizador de un régimen del que Stalin era el hacedor". Un artículo de Ciliga titulado "Oposición burócratica o proletaria" marcaba el paso a la extrema izquierda.

En efecto, en la cárcel, la influencia de la extrema izquierda no trotskista fue decisiva y tomó cada vez más amplitud, según Ciliga.

De entrada, estaban los decistas, ciertamente los más divididos en fracciones. En un principio estalinistas, aunque en contra del centralismo burocrático, habían estado en contra de la Oposición obrera en 1920. Muchos capitularon con el primer Plan quinquenal que les parecía una victoria contra la NEP. Sin embargo, en el campo de concentración, y sin duda fuera de él, se radicalizaron enormemente, pero dentro de la confusión y la división. Había tres o cuatro fracciones decistas. Con importantes matices se habían acercado bastante al "Grupo obrero" de Miasnikov, cuyo líder en Verkhne-Ural'sk era Serge Tijunov. Los miasnikoviens definían el trotskismo como una "oposición de altos funcionarios" de la burocracia. Criticaban, desde la raíz, el leninismo y la "dictadura del partido". Para ellos, era decisivo que los trabajadores pudieran tener la libertad de elegir entre los partidos obreros que competían en el seno del medio obrero. Desde 1923, habían llegado, poco a poco, a la postura que reinaba en la URSS: el capitalismo burocrático de Estado.

En cuanto a los decistas -cuyo líder Medvedev (1885-1937) llegaría al campo en 1935, cuando Ciliga estaba en Siberia- estaban mayoritariamente a favor de las tesis de Miasnikov. Para el decista Jak Kosman, Lenin había dejado la industria en manos de la burocracia. Para Chapiro, otro decista, la Oposición obrera en 1921 no había representado los intereses del proletariado, sino "los de la burocracia sindical". Pero, sin embargo, a la manera de los comunistas de los consejos alemanes y holandeses, otro decista, Volodia Smirnov, afirmaba: "No ha habido nunca en Rusia ni revolución proletaria, ni dictadura del proletariado. Ha habido simplemente una revolución popular por abajo y una dictadura burocrática por arriba". En cuanto a Lenin, la imagen sacrosanta de la revolución rusa, debía de ser quebrada: "Lenin no fue jamás un ideólogo del proletariado. Desde el principio al final fue un ideólogo de la intelligentsia".

De hecho, para Volodia Smirnov -como, por otra parte, para Otto Rühle- el bolchevismo expresaba, del mismo modo que Mussolini, Hitler, Ataturk y Roosevelt, una tendencia universal hacia el capitalismo de Estado. Tales tesis fueron un escándalo incluso entre la extrema izquierda, y Smirnov fue excluido del grupo. Sin embargo, una cuestión extremadamente importante se había abierto en torno a este tema que enfrentaba a Ciliga -quien juzgaba esta tendencia en Rusia "relativamente progresista"- con Tiunov -que veía en ella un fenómeno "puramente parasitario".

Ciliga evolucionaba en el mismo sentido que estas tendencias comunistas de izquierda. Después de haber acabado con la imagen de Trotsky -en quien no veía más que a un opresor, especialmente tras el relato que un marinero de Kronstadt le hizo sobre la responsabilidad de Trotsky en la muerte de los 10.000 fusilados después de marzo de 1921 por la Tchéka-, empezó a resquebrajarse su veneración por Lenin. A pesar de ocupar un "lugar de honor en el corazón de los trabajadores y en el panteón de la historia", Lenin se había convertido en el "portavoz de la burocracia soviética", acabando con el socialismo en el terreno económico. Finalmente, "Lenin le había allanado el camino a Stalin".

En el momento en que Ciliga -junto con Dragic- debía abandonar Verkhne-Ural'sk para ser deportado a Siberia, era fundada en el campo de concentración una "Federación de comunistas de izquierda", que contaba con 20 o 25 miembros y que englobaba al grupo obrero de Sergej Tiunov, a varios decistas y a algunos antiguos trotskistas.

El año 1933 se inició repleto de amenazas con la llegada de Hitler al poder. Tras el fracaso del estalinismo en Alemania se planteaba la cuestión de una nueva internacional. Los trotskistas de izquierda, que ignoraban la nueva postura de Trotsky, juzgaban que la convocatoria de constitución de una Cuarta Internacional era "una consigna prematura y demagógica". Smirnov se pronunciaba favorable a la fusión de los socialdemócratas y los comunistas. Tiunov, como los comunistas de izquierda alemanes e italianos, se posicionaba enérgicamente contra toda "reedición de la Tercera Internacional". Ciliga, por su parte, sostenía por escrito que "la unión de dos cadáveres (socialdemocracia y estalinismo) no produciría un organismo vivo".

Habría todavía mucho que decir sobre los grupos políticos con los que Ciliga debatió antes de su partida del campo: los socialistas revolucionarios de izquierda, divididos -según él- entre el trotskismo y el comunismo de izquierda (grupo de Kamkov); los anarquistas que "encarnaban el ideal caballeresco", los armenios y los sionistas de izquierda ocupados puramente en sus respectivas cuestiones nacionales...
El 18 de mayo de 1933, Ciliga abandona el campo de concentración. Su detención había sido graciosamente prolongada durante dos años por la OGPU, con el beneplácito del Politburó del PC yugoslavo. Poco importaron ni la huelga de hambre, ni la tentativa de suicidio. Ciliga fue deportado durante casi tres años en Siberia (Irkutsk, Ienisseisk, Krasnoïarsk). Ocupó un puesto de economista, primero en la banca y luego en el trust forestal "Sevpolarles". Toda su observación de las condiciones de vida, Ciliga la narró extensamente en su libro (segunda parte, publicada en francés en 1949).

Utilizó su ciudadanía italiana, después de múltiples esfuerzos por obtener un pasaporte italiano, por telegramas. Con la ayuda de su familia en Italia, y a pesar de una prolongación del exilio por tres años, Ciliga consigue, en Siberia en 1935, ser expulsado de la URSS utilizando su condición de extranjero. Sin saber, hasta el último momento, si iba a ser enviado al círculo ártico, si iba a ser fusilado o encarcelado en un campo, Ciliga se encuentra, el 3 de diciembre de 1935 -tras bajar de un tren ruso en la frontera-, en Polonia.

Era el fin de una odisea en el país del gran engaño, sin duda la más rica e instructiva, por el análisis que aporta de la vida política de extrema izquierda en las cárceles y en los campos de concentración del archipiélago del Gulag soviético. Sin embargo, su camarada Dragic, hombre eminentemente combativo y valiente, tras un intento de huida en 1934 hacia Polonia, desapareció sin dejar rastro en las terribles islas Solovki.

V. LA SEGUNDA ODISEA DE CILIGA (1936-1945)

Por supuesto, todos los manuscritos, cartas y notas de Ciliga le fueron requisados por los hombres de la GPU y descansan aún en los archivos de este organismo.

Sin que así lo reconozca en sus memorias y entrevistas, al pasar por Checoslovaquia, Ciliga entró en contacto con dos militantes trotskistas: Vladislav Burian y Jan Frankel, y a través suyo, con Trostky. Sin perder el tiempo, apenas pocos días después de su salida de la URSS, Ciliga escribe a Trotsky, quien le responde, y también al Boletín de la Oposición en ruso. Su testimonio es inmediatamente publicado en ruso y en francés por la prensa trotskista. Propone la idea de una ayuda material y política dirigida a los deportados, "bajo presión de los obreros europeos y del movimiento democrático". Esta idea es retomada por Trotsky desde diciembre de 1935 quien quiso impulsar un "Comité Ciliga" para la defensa de los presos políticos comunistas, como consecuencia de las revelaciones hechas por el comunista croata.

Sin embargo, las discrepancias con el movimiento trotskista saltan pronto a la luz pública. Ciliga sugiere un comité que defienda tanto a los "bolcheviques-leninistas" como a los "socialistas revolucionarios" y a los mencheviques encarcelados. Constata además que, en relación a la Alemania de Hitler, los trotskistas se apresuran a llamar a la lucha común contra el fascismo tanto a los socialdemócratas como a los estalinistas. Trotsky rehusa. Un bloque junto con los mencheviques y los "socialistas revolucionarios", en el extranjero, sería perjudicial, sobre todo porque ofrecería un flanco a los ataques del estalinismo.

Instalado en París a finales de enero de 1936, Ciliga publica artículos en el Biulleten'oppozitsii (órgano trotskista escrito en ruso y editado en París hasta 1940). Esto duró hasta mayo, fecha en la que cesa la colaboración escrita. Ciliga había cometido el crimen imperdonable de enviar también artículos a la revista menchevique de Dan en París:Sotsialistitcheskij Vestnik ("El Mensajero Socialista"), los artículos eran sobre todo informativos.

Sin embargo, Ciliga, que había estado en la extrema izquierda del trotskismo, para adherirse finalmente en 1933 a determinadas posturas de la Izquierda comunista rusa (Grupo obrero, decistas), se separa para acercarse, poco a poco, a posiciones socialdemócratas. No era su actitud hacia el capitalismo de Estado lo que hacia de Ciliga un "menchevique" -según afirmaban algunos trotskistas que asimilaban así Izquierda comunista y menchevismo- sino su espíritu impregnado de idealismo democrático. Trotsky podía escribir, no exento de razón, el 22 de julio de 1936, que Ciliga no era marxista, sino un elemento "semi-liberal en su pensamiento humanitario, idealista, ciertamente muy honesto en su estilo". Pero añadía también -lo que era sin duda falso a la luz del libro que Ciliga empezaba a escribir durante el año 1936- que "incluso en el campo de concentración, había permanecido siendo lo que siempre había sido: un demócrata idealista y exaltado, que, de tan estalinista como era, se convirtió en antiestalinista, sin ser por ello marxista".

De hecho, el mayor trabajo de Ciliga era dar a conocer, por todos los medios, su experiencia en los campos de concentración y en las cárceles rusas, lo que consiguió con la traducción del ruso de su libro publicado por Gallimard en la primavera de 1938. Este libro fue, por otra parte, requisado por la Gestapo en 1941, pero había sido publicado ya antes en inglés.

Antes de la guerra, la trayectoria de Ciliga iba a ser contradictoria. Vivía de su pluma; pero escribía también artículos para el Mensajero Socialista en 1937de oposición, de los socialistas y anarquistas contra el terror burocrático estalinista" (p. 24). Esta posición de llamamiento a un frente único mostraba, por el contrario, un alejamiento cada vez más neto de las posiciones clásicas del comunismo de izquierda, una de cuyas características era el rechazo de todo frente único, para el periódico liberal de Zagreb Nova Europa, y para los sindicalistas revolucionarios de la Revolución proletaria, oscilando entre liberalismo, anarquismo y nostalgia de su país croata.

En el verano de 1937, volvió a su pueblo natal de Istria, donde fue vigilado por la policía fascista. A su llegada a Yugoslavia, fue arrestado y encarcelado durante seis meses. Según él por instigación de los estalinistas yugoslavos que se habían infiltrado en la policía política, cuyo jefe era un comunista. Pudo, sin embargo, volver a París, lo que permitió a los comunistas titistas, dentro de un estilo puramente estalinista, acusarlo, en 1952, de haber sido desde Rusia un agente de la OVRA de Mussolini.

De hecho, en 1938, Ciliga estaba ya en contacto -mientras escribía la segunda parte de su libro- con los "sindicalistas revolucionarios" de la Revolución proletaria. Al mismo tiempo que Victor Serge, Ciliga luchó contra Trotsky por el papel que éste jugó en la represión de los marinos insurrectos de Kronstadt. Éstos eran presentados por Trotsky como "elementos completamente desmoralizados, hombres que vestían elegantes pantalones bombachos, y se peinaban como chulos". Mientras se defendía de haber participado en la represión, minimizándola, Trotsky la apoyaba plenamente. Para Ciliga, fiel aún a determinadas posturas del comunismo de izquierda, "la represión de Kronstadt, la supresión de la democracia obrera y soviética por el 10º congreso del Partido comunista ruso, la eliminación del proletariado de la gestión de la industria, la introducción de la NEP suponían ya la muerte de la revolución". No faltó más que la alianza del capitalismo de Estado con el capitalismo privado. Ciliga -y esto es cierto- obtenía sus informaciones de primera mano, de un marinero comunista insurrecto que había conocido en la cárcel de Leningrado en 1930, tal y como cuenta en su libro En el país del gran engaño.

En 1939, en la vigilia de la guerra mundial, Ciliga se integra en el círculo de discusión fundado por los alemanes Arkadi Maslov y Ruth Fischer; y por los rusos Gabriel Miasnikov (antiguo dirigente del Grupo obrero, que vivía en Francia desde 1929) y Vera Alexandrova (la "menchevique de izquierdas", crítica literaria del Sotsialistitcheskij vestnikmenchevique en París). Era un círculo donde reinaba un importante desconcierto: Maslov era pesimista en cuanto al proletariado alemán, afectado de "provincianismo". Miasnikov, una "energía volcánica" y un "autodidacta genial", se decantaba progresivamente, a partir de la guerra contra Finlandia, hacia el "patriotismo soviético".

En el momento de la hecatombe de 1940, Ruth Fischer y Maslov consiguieron abandonar Francia y marchar a América. Ciliga se hallaba ante el dilema de embarcarse hacia los Estados unidos, o quedarse en Francia para "hacer un viaje, circular a través de una Europa en guerra, para ver con sus propios ojos los aspectos de la crisis y la decadencia del continente europeo".

Por esa época, Ciliga había abandonado ya toda referencia al movimiento marxista y proletario. Influido, según sus propias declaraciones, por Keynes y Spengler, creía que la revolución era cosa del pasado, que una Europa que estaba entrando en decadencia dejaba paso a "la ambición del Kremlin de colonizar Europa".

Una vez acabado su libro sobre "Siberia, tierra de exilio", en agosto de 1941, Ciliga -como Ulises- vuelve a su patria croata, impulsado, de hecho, por un patriotismo que no lo había abandonado desde su infancia.

Ciliga viaja de París a Zagreb, vía Turín, Trieste, Pola en Istria -donde permanece dos meses en la casa de la familia-, después por Raguse hasta llegar a Bosnia-Herzegovina y desde ahí a Croacia, donde llega en diciembre de 1941.

Para comprender mejor la odisea de Ciliga, y para responder punto por punto a las acusaciones calumniosas que sufrió en tiempos de Tito, cabe recordar algunos hechos históricos.

Después de la invasión de Yugoslavia en abril de 1941 por el ejército de Hitler, los emisarios alemanes en Zagreb habían querido instalar a Vladimir Macek, presidente del Partido campesino croata (HSS) y antiguo vicepresidente del gobierno (derribado por el golpe de Estado pro-aliados del 27 de marzo) que había decidido la alianza con Hitler y Mussolini. Sin embargo, Macek rechazó convertirse en jefe del Estado croata que el III Reich pretendía crear tras el desmembramiento de Yugoslavia. La elección de Alemania se había decantado también por el movimiento ustacha, cuyo jefe en Zagreb, el coronel Kvaternik, proclamó por radio la creación del Estado independiente de Croacia (Nezavisna Drzava Hrvatska, o N.D.H.) y su toma de poder en nombre del poglavnik (jefe) Ante Pavelic. Es interesante destacar que Macek, del partido campesino, apoyó y defendió la colaboración con el nuevo gobierno.
Refugiado en Italia, el dirigente de los ustacha -mediante la promesa hecha a Mussolini de cederle Dalmacia- pudo volver a Zagreb el 15 de abril junto con sus hombres de confianza. Aliado del Eje, declaró inmediatamente la guerra a Gran Bretaña y, más tarde, a la Unión Soviética y a los Estados Unidos. Como contrapartida a su comportamiento, Alemania consintió en ceder a Croacia, Bosnia-Herzegovina, mientras que instalaba un gobierno de paja en Serbia. Italia compartía Eslovenia con el Reich, Bulgaria recibía la mayor parte de Macedonia y Hungría la Voïvodina húngara.

Pocos días después de su llegada, el régimen ustacha decidió llevar a cabo una "purificación étnica" con los 2 millones de serbios de su Estado (frente a 3,3 millones de croatas y 700.000 "musulmanes" bosnios). Serbios, judíos y tziganos fueros proclamados "razas inferiores". El resultado fue un terror sin nombre: 600.000 serbios masacrados directamente o en campos de exterminio, 30.000 judíos exterminados, tribunales de excepción donde las sentencias de muerte eran ejecutorias a las 3 horas. Estas masacres duraron hasta el verano del 42, con la bendición de la iglesia católica y de los franciscanos croatas, que consideraban "agua bendita" la conversión forzada a que fueron sometidos una parte de los serbios que no habían sido masacrados.

Dalmacia, nuevamente italiana, se convirtió en una tierra de asilo para los serbios y croatas perseguidos; pero también para los cetnici serbios, a veces aliados de los italianos por su celo en la lucha contra los partisanos de Tito y que masacrarán, a su vez, a croatas dálmatas. Ante el éxito de la propaganda estalinista y del movimiento partisano entre los obreros y campesinos serbios y croatas de Croacia, Italia y Alemania frenaron, por simple interés, las masacres de los serbios ortodoxos.

Es en estas condiciones que, recién llegado a Zagreb vía Bosnia-Herzegovina -y no como compañero de Pavelic, como sostuvo la prensa titista-, Ciliga es encarcelado bajo orden de arrestro proveniente de la antigua Yugoslavia. Según él, tras este arresto estaba la mano de Tito, cuyos agentes se habían infiltrado en el aparato policial del movimiento ustacha. Los estalinistas sugirieron a la policía que Ciliga "era el representante político de Moscú en Yugoslavia y que Tito no era más que un especialista militar de la guerrilla".

Durante su detención, sostiene una breve conversación con Pavelic, que visita la cárcel, y le explica que ya no es comunista. Después es enviado, en junio de 1942, al terrible campo de exterminio de Jasenovac, condenado a muerte, pero provisto de un aplazamiento.

Sin embargo, como él mismo confiesa, Ciliga debió la salvación a su reputación de "anglófilo". En efecto, la derrota de Stalingrado había desmantelado el Estado ustacha. Se había formado una conspiración de ministros del interior y de defensa para incluir al Estado croata en el bando de los Aliados, exactamente lo mismo que con la Italia fascista en 1943. Esperaban -e incluso parece ser que Pavelic había tomado contacto con la Unión Soviética y con los británicos- un desembarco aliado en Dalmacia, para pasar definitivamente al otro bando.

Gracias a estas intervenciones de alto nivel, Ciliga fue liberado del campo el 1 de enero de 1943. ¿Fue, como prentendía la propaganda titista, gracias al arzobispo Alois Stepinac para así glorificar al Estado croata en diversas publicaciones? arzobispo Saric de Sarajevo, abiertamente ustacha.. Nada más dudoso que esta interpretación.

Está claro, sin embargo, que en esta época Ciliga -aunque se presentaba como tal en sus libros sobre Rusia- ya no era ni marxista ni internacionalista, sino un nacionalista croata, aparentemente pro-Aliados.

Es seguro que Ciliga publicó bastante durante todo el año 1943 y hasta el verano de 1944 en Zagreb. Escribió para la revista católica, destinada a los intelectuales, Spremnost("Preparación") unos artículos que trataban sobre su experiencia en Rusia. Dada la imposibilidad de un acceso directo a los archivos croatas, es difícil poder apreciar las posturas defendidas por Ciliga sobre otros temas. Sólo es posible hacerlo indirectamente mediante citas a obras universitarias croatas. Así, por ejemplo, el 19 de septiembre de 1943 publicó en Spremnost un artículo donde, después de la hecatombe italiana, llamaba a la integración de Istria en Estado ustacha, "para la restauración y el refuerzo de posturas políticas y culturales ustaches en Istria".

Es necesario verificar si, en efecto, escribió también en el órgano oficioso ustacha Hrvatski narod ("Pueblo croata") como dijeron, acusándolo, sus adversarios titistas. Sobre esto, como sobre ciertos artículos de Spremnost, Ciliga guarda un silencio total en sus memorias y entrevistas.

Publica en 1944, en "dialecto de Istria" (!), la narración de su odisea en Istria y en el campo de concentración de Jasenovac.

Hacia la primavera de 1944, Ciliga decidió abandonar Zagreb e ir a Austria y Alemania para estudiar "las relaciones complejas que existían entre Hitler y el pueblo alemán". De hecho, la situación se hacía delicada para él. Se le creía a favor de algún gobierno o servicio secreto, ya fuera inglés o ruso. Por otra parte, en el verano de 1944, con el desembarco de Normandia, Pavelic se dio cuenta de que el lugar del desembarco no sería Dalmacia. Ya no podía, además, tolerar una tendencia pro-Aliados en su gobierno. La oposición anglófila (los dos ministros Lorkovic y Vokic) iba a ser decapitada en septiembre tras el atentado contra Hitler.

Paradójicamente, según Ciliga, como se le creía agente pro-Aliados pudo obtener un visado para Viena. Antes, en mayo de 1944, había rechazado formar parte de una delegación croata para participar en el "congreso europeo antibolchevique" que Göbells preparaba en Viena. Ciliga fue nombrado, para la ocasión, profesor de historia y de sociología por la Universidad de Zagreb.

Al mismo tiempo, fue invitado dos veces a pasar a las filas de los partisanos de Tito que controlaban, de hecho, toda Dalmacia y el campo croata. Ciliga rechazó, conforme a lo que él dice, las ofertas por temor de caer en una trampa en la que podría ser arrestado por la policía ustacha, bajo denuncia de los titistas, y luego ser ejecutado.

De hecho, pudo abandonar Zagreb para ir a Viena gracias al jefe de la Gestapo local, Konrad Klaser, un antiguo comunista austríaco, particularmente interesado en él. Se descubrió que Klaser era un agente de Tito, que pasó al bando de los titistas en mayo de 1945 como kominformista pro-URSS. Este topo de Tito creía, de hecho, que Ciliga era un "agente comunista" como él.
Desde julio de 1944 hasta febrero de 1945, Ciliga viajó con un visado concedido en Viena y en Berlín. Cuenta en sus memorias la atmósfera que reinaba en ambos países. El final de la guerra lo sorprende en Suiza, después de una estancia en Baviera, donde encuentra a las tropas americanas.

VI. JANO DE DOBLE FAZ (1945-1992)

Después de la guerra mundial, Ciliga pasará el resto de su vida entre París, donde vive varios años, y Roma.

Se dará a conocer en Francia, Italia y otros países, tanto por la reedición de su libro sobre "el gran engaño" como por un esbozo sobre Lenin y sus obras acerca de Yugoslavia, de las que podemos citar: Yugoslavia bajo la amenaza interior y exterior, de 1951; La crisis de Estado en la Yugoslavia de Tito, de 1972, y finalmente -publicado sólo en italiano- Il labirinto yugoslavo, de 1983. Este libro es el último editado en vida sobre este tema.

Este enorme interés por los problemas de la Yugoslavia construida por Tito se tradujo en un compromiso con el nacionalismo croata, en su ala izquierda. Al final de su vida -en 1983- Ciliga escribe que por antiestalinismo "no ha cesado de apoyar la política exterior de Tito, criticando siempre en mayor medida su política interior" en relación al problema de las nacionalidades.

De hecho, al inicio de la postguerra, Ciliga mantiene desde París una actividad orientada hacia Istria donde acude varias veces (había una guarnición aliada). Poco le falta para ser secuestrado en diversas ocasiones por la policía política de Tito; pero estos intentos fracasan porque, dice, tenía amigos "entre los partisanos y en la policía política de Tito".

A principios de los años 50, instalado en París, Ciliga escribe en francés un libro, mencionado más arriba, hostil a Tito, que le vale un nuevo intento de secuestro. De hecho, los libros publicados por él en "serbo-croata" cobran un tono claramente nacionalista croata y antiserbio. Ciliga plantea la pregunta: "¿hasta cuándo el pueblo croata gemirá bajo el yugo serbio?". Con anterioridad se preguntaba seriamente, en la revista "sindicalista revolucionaria" La Révolution prolétarienne, si Tito resolvería el problema nacional por la igualdad real "entre todos los eslavos del sur", y cuál sería "el verdadero gran hombre político de nuestro país". En 1952, parecía haberlo encontrado, no sin críticas, en el jefe del partido campesino croata (HSS), Macek, exiliado en los Estados Unidos, a quien le propone contribuir a la "liberación del pueblo croata" y tomar la dirección de un comité pan-balcánico.

Esta inserción en la inmigración croata -muy compleja- le valió el ser editado incluso en la Argentina, en una revista político-cultural, por otra parte ampliamente abierta a las corrientes ustaches, Hrvatska Revija-La revista croata, publicada en Buenos Aires, donde se había refugiado Pavelic.

Instalado en Roma hacia mediados de los años 50, Ciliga se afirmará dentro de la emigración croata como un hombre político, de tendencia socialdemócrata, editando sus propias publicaciones. En nombre del Consejo nacional croata (Hrvatski narodni odbor), cuya base se encuentra en Alemania bajo la dirección de Ivan Jelic, publica de 1958 a 1960 un boletín: Bilten Hrvatskog Narodnog Odbora u Italiji. Más adelante este último es sustituido por el Boletín de la acción democrática y social croata (Bilten Hrvatske Democratske i Socijalne Akcije) editado desde 1961 hasta 1973. En este organismo socialdemócrata (HDSA), Ciliga es más que un mero colaborador; es oficialmente el secretario político.
El desarrollo de una fuerte emigración yugoslava, particularmente croata, y más adelante los propios acontecimientos de Yugoslavia al final de los años 60 y a principios de los 70, le van a conceder un lugar destacado y un reconocimiento político en este medio, fuertemente marcado por el nacionalismo.
En efecto, en 1969 menos de 10.000 obreros yugoslavos tenían trabajo en la RFA (Alemania Occidental); en 1972 eran 400.000 y 640.000 en 1976. Otros muchos emigraron a Australia, Canadá, EEUU, e incluso a Suecia y Suiza. Una mayoría de ellos era croata. Empezaron a proliferar grupos nacionalistas desde la izquierda estalinista a la extrema derecha ustacha, sociedades (por ejemplo, 100 para 43.000 yugoslavos en Suecia) y revistas (más de 80 revistas mensuales croatas a través del mundo).

Por otra parte, en 1971 se produce lo que Ciliga, de forma típica, denomina la "primavera croata": manifestaciones de estudiantes en Zagreb, con banderas y consignas croatas. Éstas estaban sostenidas por el PC de Croacia que tenía, por otra parte, contactos con la emigración nacionalista croata e incluso con la ustacha. La razón profunda era que la burguesía croata estaba profundamente descontenta del Estado federal: éste obtuvo un tercio de las divisas a través de Croacia, que no recibía más que la décima parte. Más adelante tuvo lugar una severa purga operada por Tito; y un cierto número de escritores e intelectuales se expatriaron para reforzar la oposición croata en el exilio. Este fue el verdadero inicio de la descomposición del Estado federal yugoslavo.

En este contexto, Ciliga prosiguió sus actividades de "redactor jefe", "responsable" y "consejero político" de sus revistas. A partir de 1974, la revista mecanografiada y ciclostilada se convirtió en una revista impresa trimestral. Tomó el nombre de "En el umbral del porvenir" (Na pragu sutrasnjice), y duró, parece ser, hasta principios de los años ochenta. Esta revista del "redactor-editor Dr. Ante Ciliga", junto con otras numerosas contribuciones, tenía un cariz de derechas. Pretendía un "diálogo sobre los problemas democráticos, nacionales y sociales de la lucha croata" e iba dirigida al "público croata" de "la derecha a la izquierda".

Ciliga, que disfrutaba de una cierta notoriedad como político socialdemócrata croata, intentó ser elegido en 1975 para el congreso-asamblea del Consejo nacional croata (HNV). En vano, puesto que no obtuvo más que la mitad de los votos necesarios para ser elegido. Este consejo, pro-occidental, instalado en los EEUU y fundado en 1974, reunía de todo, desde pro-moscovitas a ustaches. Intentaba controlar políticamente al millón y medio de croatas que vivían fuera de las fronteras de Yugoslavia, en nombre de la unidad del "pueblo croata emigrado".

Ciertamente, desde 1971, Ciliga preveía, en sus escritos, la posibilidad de la desaparición de Yugoslavia (el hombre de la situación era, según él, Djilas). Subrayaba el riesgo de la reconstitución de un bloque serbio tras la desaparición de Tito, "con la anexión de las regiones mixtas a las minorías serbias". Entonces "se producirían inevitablemente tensiones peligrosas que estallarían en una guerra civil, guerra de nacionalidades, guerra de religiones". Si Serbia permanece como la potencia dominante, sin repartición del poder -con las restantes burguesías nacionales, podríamos añadir-, "llegaremos a la disgregación de la actual Yugoslavia central y occidental, y a la creación de una confederación parcial que comprenda a Croacia y al resto de repúblicas de la Yugoslavia central y occidental, que querrán anexionarse, el Kosovo pasará probablemente a Albania y Macedonia a Bulgaria". Este pronóstico (aproximadamente, puesto que la extensión del conflicto a los balcanes no ha hecho más que empezar), lo sabemos ahora, se ha cumplido plenamente en las matanzas perpetradas en nombre de la nación croata, de la nación serbia, etc. Los ustacha de 1941 encontraron sucesores a su medida en los partidos estalinistas o en los ex-estalinistas reconvertidos a la democracia, ya sea en Serbia, Bosnia o Croacia.
Una característica psicológica y política de Ciliga, en su itinerario de comunista a socialdemócrata, sería la búsqueda, a cualquier precio, de un "frente único" de todos los partidos políticos, el entendimiento común en nombre del pluralismo. Sin embargo, en la última parte de su vida, esto se realizará bajo el signo de la "nación croata". Incluso en 1979, en el momento en que la HNV -a la que Ciliga había presentado su candidatura- estaba en crisis.

Más tarde, en 1980, cuando muere el jefe Tito, Ciliga podía anunciar el final de la Yugoslavia nacida en 1945. Pero, se antepone, una vez más, una solución nacionalista, la creación de un estado croata, aunque insertado en una "Confederación de seis Estados nacionales soberanos". !Una verdadera confederación o la separación!. Tal era el programa del grupo de Ciliga que, de todos modos, daba más importancia, incluso en semejante confederación, a la necesidad de edificar un Estado croata. Es cierto que, por una vez, Ciliga no anexionaba (como en su boletín de los años 60) Bosnia-Herzegovina a Croacia...

Al fin y al cabo, toda la vida clandestina de Ciliga, la del underground y la marginación croata, ha sido la de un patriota croata, marcado por toda una política "frente-populista" que rompe, en la práctica, con sus viejas convicciones comunistas e internacionalistas.

Podemos hablar, a propósito de Ciliga, de la figura de un Jano de doble faz: nacionalista en la emigración croata y mundialista en sus intervenciones más públicas, así como en sus memorias y entrevistas, en la medida en que esta última postura no concerniera ni a Croacia ni a Yugoslavia.

Así pues, desde 1945, Ciliga afirmaba que el descubrimiento de la energía atómica y la amenaza de una tercera guerra mundial ponían de actualidad "la unificación política mundial, la organización de estado planetaria". Y añadía que el internacionalismo cobraba nueva actualidad con el nacimiento de un "movimiento político y social nuevo, consciente y capaz de emprender nuevas tareas que incumben al género humano: la unificación política mundial y la construcción de la sociedad socialista planetaria". Es verdad que, sin embargo, esto era para afirmar mejor la necesidad de las naciones: "tanto los antiguos como los nuevos Estados nacionales deben constituir unidades de base, células autónomas e igualitarias de una nueva síntesis y de una nueva unidad mundiales y supranacionales".

Estas últimas citas y la propia vida de Ciliga muestran la ambigüedad (Jano) del personaje: desde su juventud, en tiempos de los debates sobre la cuestión nacional croata, y desde 1938-1940 hasta su muerte reciente, como pensionista del nuevo gobierno croata cuando volvió a Zagreb tras la proclamación de la independencia.

Muchos militantes y no militantes, vinculados al ideal internacionalista y a la lucha de una clase obrera que se pretende desaparecida, no olvidarán su intervención -junto con Marcel Body- durante el coloquio sobre Kronstadt, en marzo de 1981 en París, donde se trataba sobre la cuestión de la revolución internacional, el proletariado, la lucha contra todos los Estados.

Sobre todo, la historia del movimiento obrero, e incluso la historia a secas -precisamente en el momento en que muestra el abismo sangriento entre la ideología y la realidad nacionalista de la propia Yugoslavia-, conservará sin duda sólo al autor-testigo de En el país del gran engaño.

Es en este libro donde aparece condensado lo mejor del ex-hijo de pequeños campesinos pobres croatas, ese hijo también de la Revolución rusa e internacional, que por un momento dejó de pensar que era croata, para ser un hombre sin patria ni nación, en medio de otros hombres que habían rechazado la nación por la esperanza de una revolución planetaria.

París, 12 de diciembre de 1992


NOTAS.

1. - Dix ans au pays du mensonge déconcertant, éditions Champ Libre, Paris, 1977. El títutlo Au pays du grand mensonge era el de la edición 10/18, publicado el mismo año. Le Monde del 14 de octubre de 1977 (p. 16) precisa que la reedición en 10/18 ha sido corregida a petición de Ciliga.

La edición de Champ Libre de 1977 reune el texto publicado en Gallimard en 1938 (1º edición) con el título Au pays du grand mensonge, que había sido escrito por Ciliga entre enero de 1936 y julio de 1937, y la primera edición de Sibérie, terre de léxil et de l'industrilisation, publicado por Ed. Iles d'Or en 1950, y escrito por Ciliga entre 1938 y 1941. La edición de Champ Libre de 1977, además de reunir en un solo volumen ambos textos, recoge las modificaciones y ampliaciones posteriores indicadas por Ciliga.

Este texto de Ciliga ha sido traducido al inglés, italiano, español (Buenos Aires, 1951) y japonés.

2. - CILIGA, Ante: Sam kroz Evropu u ratu ("A través de Europa en guerra"), Paris, 1954, p. 157.

Existe una edición completa: CILIGA, Ante: Sam kroz Evropu u ratu (1939-1945). Ed. Na Pragu sutrasnjice, Roma, 1978, 586 páginas.

3. - "Ante Ciliga". s. ed., s.l., 1983. Autobiografía inédita de Ante Ciliga de 21 páginas, fechada el 25 de mayo de 1983. Titulada sencillamente "Ante Ciliga", sin mención de lugar ni de editor, nos ha sido facilitada por Arfé Marchadier, traductor de Korsch al francés. Está basada, y en ocasiones la completa, en la entrevista realizada por Minima y Pier Paolo Poggio, en la revista italiana L'Umana Aventura, en tres partes, en enero y mayo de 1979, y en enero de 1980. Agradecemos a Arturo Peregalli, de la revistaLaboratorio Storico que nos haya facilitado una fotocopia.

4. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 2.

5. - "Ante Ciliga", op. cit., pp. 3-6, para el período de 1917 y del bolchevismo. Estos puntos no son desarrollados en la entrevista en italiano de 1979.

6. - Para la historia del PC Yugoslavo, cf. AVAKUMOVIC, Iván: History of the communist Party of Yugoslavia. The Aberdeen University Press, 1964; SHOUP, Paul: Communism and the Yugoslav National Question. Columbia University Press, London-New York, 1968; BOSIC, Milovan: Izvori za istoriju Komunisticke partije Yugoslavije (1919-1941). Izdavacki centar komunist, Belgrado, 1984. Este último libro contiene una preciosa bibliografía, y menciona las reediciones de los congresos y publicaciones del PC de Yugoeslavia, así como las memorias de sus dirigentes.

7. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 8.

8. - Existe una reedición de Borba (1922-1923). Reprint izdanje, Belgrado-Zagreb, 1972-1980. El propio Ciliga ha reproducido algunos de sus artículos publicado en Borba sobre la cuestión nacional.

9. - Cabe destacar que el libro de BOSIC, así como otros consagrados en Yugoslavia al comunismo croata no mencionan el nombre de Ciliga en los órganos centrales del PCY. Esta conspiración del silencio es cuando menos extraña y recuerda - en la ex-Yugoslavia de Tito - los métodos utilizados a veces en "el país de la gran mentira".

10. - Cf. SCHARF, J.: "La révolution d'Octobre et le mouvement ouvrier des pays balkaniques", pp. 206-213, en La révolution d'Octobre et le mouvement ouvrier européen. EDI, Paris, 1967.

11. - Esta fracción era dirigida por Grulovic. Cf. Protokol des ausserordentlichen Parteitages der KAPD vom 11 bis 14.9.1921 in Berlin, editado y presentado por KLOCNER, C., Verlag für wissenschaftliche Publikationen, Darmstadt, 1986, pp. 16-17.

12. - Cf. AVAKUMOVIC, I.: op. cit. p. 65. Citación de la "Resolución sobre la cuestión yugoslava", en Los cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista. Cuadernos de Pasado y Presente núm 47 (segunda parte), México, 1977, pp. 306-310.

13. - Cf. Historia general del socialismo. Destino, Barcelona, 1982, tomo 3, pp. 308-311.

14. - Cf. SHOUP, P., op. cit., p. 26.

15. - "Ante Ciliga", p. 9.

16. - Lo de menos es lo que afirma Ciliga. Frente a la "derecha" de Markovic, la "izquierda" representada por Djuro Cvijic defendía la idea de una federación de Gobiernos obreros y campesinos de cada región nacional, una vez combinados factor revolucionario y factor nacional. Como se ve, ambas alas se situaban en una terreno nacionalista, en el que no se planteaba ya la lucha de clases.

17. - En 1923, Sima Radic publicó un folleto intitulado Nacionalno pitanje u svetlosti marksizma ("La cuestión nacional a la luz del marxismo"). Ciliga, bajo la firma "Mbt", replicó en Borba nº 29, 37, 38, 44, 45, de agosto a diciembre de 1923. Puede consultarse una reedición de extractos del folleto de Markovic y de los artículos de Ciliga, en su revista Na pragu sutrasnjice, Roma, nº 2-3, agosto 1974, pp. 253-306, "Sima Markovic, Ante Ciliga: polemika o nacionalnom pitanju, 1923 g.". Es interesante destacar que Ciliga aún cuando hablaba de una "federación de gobiernos obreros y campesinos" - consigna de la Komintern -, juzgaba que la querella serbocroata era una disputa entre dos naciones separadas, entre dos capitalismos. Pero él negaba que cada una de esas naciones pudiera ser imperialista en relación a la otra.

18.- "Ante Ciliga", op. cit. p. 10. Este apelativo data de 1923. En cuanto a Sima Markovic (seudónimo: Semic), fue ferozmente atacado por Stalin, el 30 de marzo de 1925, en la "Comisión yugoslava" del Ejecutivo de la IC, puesto que se apoyaba en el folleto del mismo Stalin de 1912, para justificar su posición. Cf. Kongresi i zemaljske konferencije KPJ 1919-1937, t. II, "Istorijskog archiva KPJ", Belgrado, 1950, pp. 421-424.

19. - "Ante Ciliga", op. cit. p. 11.

20. - Cf. SOMAI, Giovanni: Gramsci a Vienna. Argalia editore, Urbino, 1979. Gramsci, miembro del Buró de Viena, notaba que en 1923 Radic era un político ruso, hábil y experto en los compromisos, pero incapaz de ser un "estratega" (pp. 77 y 114). Por el contrario en un artículo publicado en Borba, nº 38, del 18 de octubre de 1923, Ciliga apelaba a un "frente único obrero y campesino" con el HSS de Radic, cuyo partido fue aceptado en 1924 en el Krestintern.

21. - Para este período, cf. el artículo de CILIGA: "Come Tito si impadroni del partito comunista yugoslavo", en Corrispondenza Socialista nº 7, julio de 1961, pp. 393-399. Reimpresión, con una introducción de Paolo CASCIOLA (pp. 1-8), en Quaderni del Centro Studi Pietro Tresso, serie Studi e Ricerche, nº 12, febrero 1989. Existe tambien un importante artículo de Ciliga sobre "el papel y el destino de los comunistas croatas en el PCY" ("Uloga i sudbina hrvatskih komunist u KPJ"), en Bilten HDSA, pp. 1-68, nº 67, 1972.

22. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays du mensonge déconcertant. Ed. Champ Libre, Paris, 1977, pp. 22-23.

23. - Editions les Iles d'Or, Paris, que editaron tambien textos de Rossi (Tasca), Víctor Serge, etc...

24. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit., p. 45.

25. - Existían en la URSS varias "universidades comunistas" especializadas. Por otra parte, una de las consecuencias de la "bolchevización" había sido el de crear "escuelas comunistas" en todos los paises.

26. - CILIGA: Dix ans au pays..., op . cit., pp. 26-27. Sobre el discurso de Trotsky, en nombre de la Oposición, del 9 de diciembre de 1926, cf. Correspondance internationale nº 6. del 14 de enero de 1927.

27. - CILIGA: Dix ans au pays..., op. cit., p. 31.

28. - Op. cit., p. 42.

29 - Ciliga juzgaba las sesiones como tediosas, y de pura charlatanería, "en las que todo se decidía en los corredores". El libro de Milovan BOSIC, ya citado, menciona en la p. 328 como miembros de la delegación oficial a J. Zorga, G. Vukovic, M. Brezovic y A. Hlebec. Bajo el nombre de Ragic, la delegación yugoslava tomó la palabra para agradecer a Bujarin el haber liquidado las luchas de fracción en el PCY; se pronunció por "una dirección leninista y una disciplina de hierro", y tambien por una federación balcánica de "repúblicas obreras y campesinas independientes". Ninguna oposición es perceptible. Cf. Correspondance Internationale del 4 de agosto de 1928 (6ª sesión del 23 de julio de 1928).

30. - El curso hacia "la insurrección armada" fue sobre todo puesto al orden del día con ocasión de la Xª sesión plenaria de julio de 1929.

31. - Para un breve resumen del período, cf. RAJAKOVIC, Natacha: "Les ambiguïtes du yougoslavisme", en De Sarajevo à Sarajevo. Ed. Complexe, Bruxelles, octobre 1992, pp. 21-49.

32. - Desde la primavera de 1928, la dirección del Komintern se preocupaba de la cuestión militar. Había salido en lengua alemana, firmado por Neuberg, un manual sobre la insurrección armada. Cf. traducción al francés NEUBERG, A.: L'insurrection armée. Maspero, Paris, 1970. En mayo de 1929, el politburó del comité central del PCY puso al orden del día "la insurección armada"; en octubre de 1929, el comité central proclamó que "era necesario pasar de la defensiva a la ofensiva... y preparar a las masas y al partido para la insurrección armada". Cf. Pregled istorije Saveza Komunista Yugoslavije, Belgrado, 1963, pp. 175-177.

33. - Cf. AVAKUMOVIC, op. cit., pp. 94-95.

34. - CILIGA, Ante: Crise d'Etat dans la Yougoslavie de Tito. Denoël, Paris, 1974, p. 165. AVAKUMOVIC, op. cit., p. 96, da la cifra de treinta muertos, menos que el número de comunistas yugoslavos ejecutados por Stalin algunos años más tarde.

35. - La organización revolucionaria interior macedonia (unificada) o ORIM (U) había sido creada a partir de las ruinas del movimiento terrorista macedonio ORIM en setiembre de 1925. El VMRO (su sigla en lengua macedonio-búlgara), dirigido por los "comunistas" macedonios era una creación puramente nacionalista. El ORIM llamado "histórico" formó militarmente a los ustacha de Pavelic, despues de 1929.

36. - AVAKUMOVIC, op. cit., pp. 108-109.

37. - CILIGA: Dix ans au pays..., pp. 67-68.

38. - Op. cit., p. 69.

39. - La mujer de Tito, de origen ruso, arrestada en su presencia, en prisión en 1935. Este arresto de una oponente estuvo a punto de costarle la vida a Tito en 1938, por sospechoso de trosquismo. Naturalmente Tito no habló nunca del arresto de su mujer, ni de su cómplice silencio.

40. - CILIGA: Dix ans au pays.... op. cit. p. 105.

41. - Op. cit., p. 115.

42. - Op. cit., p. 87.

43. - En op. cit., cf. el pasaje sobre las relaciones con Trotsky en 1935-1936.

44. - CILIGA: Dix ans au pays..., op. cit., p. 110.

45. - Op. cit., p. 179.

46. - Ciliga cita tambien los campos de Tcheliabinsk, Yaroslav y Souzdal. En este último se encontraba el jefe "decista" V. M. Smirnov que fue ejecutado en 1937. Por otra parte, ya desde principos de los años treinta, los prisioneros políticos estaban en los campos de concentración bajo un régimen de derecho común. Cf. "Lettre du camarade Ciliga" (9-12-1935), en A bas¡ la répression contre-révolutionnaire en URSS, Editions Quatrième Internationale, Paris, 1936 (?), pp. 6-16.

47. - El análisis del informe sobre las fuerzas políticas en Verkhne-Ural'sk es confirmado por la carta de dos trosquistas ortodoxos de esta prisión (T.D. Ardachelia y G.I. Iakovin) a Trosty, fechadas el 11.11.1930 (en Cahiers Leon Trotsky nº 7-8, 1981, pp. 184-193. Las "tesis de los tres" mencionadas por Ciliga para esta tendencia han sido reeditadas por Cahiers Leon Trotsky nº 6, bajo el título "La crise de la Révolution".

48. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit., p. 288.

Solnstsev (1900-1936); Iakovin (1896-1938), Dingelstedt (1890-1938) fueron fusilados en los campos de concentración, al parecer en Vorkhuta.

49. - La carta de Iakovin y Archadelia, citada supra, no habla de la edición de la Pravda v tiur'me por el "centro" trosquista; pero menciona la edición por parte de la "derecha" ortodoxa de Recueils sur la situation actuelle. Los dos firmantes de la carta afirman que el Voinstvuiuchtchij Bol'chevik fue creado en enero de 1930 por Saakian y Kvatchadzé. Fue tomado a cargo por los jóvenes (Pouchas, Perevertsev, Emelianov) y se orientó hacia el "decismo", desde el segundo número.

50. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit., p. 222.

51. - Sobre esta tesis, véase el libro de HUHN, Willy: Trotsky der gescheiterte Stalin. Karen Kramer Verlag, Berlin, 1973. Tarducción al francés y epílogo de Daniel SAINT-JAMES, con texto de Paul MATTICK ("Stalinisme et bolchevisme"), en HUHN, Willy: Trotsky, le Stalin manqué. Spartacus, Paris, 1981.

52. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit. p. 209.

53. - Puede leerse en un texto de Trotsky, publicado en octubre de 1932, una defensa de la URSS que dolió sin duda a los militantes encarcelados, y aún más a los oberos en las fábricas y los campos: "Nosotros tomamos al Estado obrero tal como es, y decimos: es nuestro Estado. A pesar de los retrasos, pese al racionamiento, las colas, los errores, e incluso las torpezas burocráticas, los obreros del mundo entero deben defender con uñas y dientes en este Estado obrero a su patria socialista futura." Y el viejo jefe bolchevique añade: "El socialismo como sistema ha demostrado su derecho a la victoria histórica no en las páginas de El Capital, sino en la construcción de las centrales hidraúlicas y de los altos hornos. "Esta teoría de la acumulación del capital, como ecuación del socialismo - ya expuesta por PREOBRAJENSKIJ, en La Nueva Economía (1924) - es defendida en diversas ocasiones por Trotsky. Sobre su artículo de 1932, cf. TROTSKY. Ecrits 1928-1940, t. 1, Marcel Rivière et Cie., Paris, 1955, p. 111.
54. - CILIGA, Ante: Dix ans au pays..., op. cit. pp. 258-259.

55 . - Cf. SINIGAGLIA, Roberto: Mjasnikov e la rivoluzione russa. Jaca Book, Milano, 1973.

56. - Respecto a la posición de Miasnikov en 1923, cf. el "Manifeste du groupe ouvrier du PC russe (bolchevik)", publicado en traducción alemana por el KAPD. Traducción francesa, en Invariance, serie II, nº6, mayo 1975.

57. - Cf. STEUERMANN, Karl (seudónimo de Otto Rühle): La crise mondiale ou vers le capitalisme d'Etat. NRF, Paris, 1932.

58. - CILIGA, Ante; Dix ans au pays..., op. cit. p. 285.

59.- Cf. TROTSKY, L.: Oeuvres. t. 8, EDI, Paris, 1980, p. 34. De forma errónea Pierre Broué, sistemáticamente, da como fecha de nacimiento de Ciliga 1896, en lugar de 1898.

60. - Op. cit., pp. 34-36, carta del 2 de enero de 1936.

61.- Op. cit., p. 54, carta del 7 de enero de 1936. Hay que subrayar que Ciliga no fue el único que salió de la URSS en 1935. Arven Davtian, llamado Tarov (1895-1943) dió su testimonio oral: hablaba de la "vida" en Verkhne-Ural'sk, de las huelgas de hambre, de los "450" (?) bolchevique-leninistas, y mencionaba la actividad de tres checos, en realidad Ciliga y sus amigos. Véase "D'une lettre de Tarov sur son évasion", en el Bulletin d'information et de presse de la URSS nª 1, enero, 1936, pp. 10-12. editado por el S.I. de la L.C.I. (b.-l.).

62. - Artículos de Ciliga en el Biulleten' oppositsii, nª 47, enero 1936, "Stalinskie repressii v SSSR", pp. 1-4; nª 48, febrero 1936, "v borb'be za byezd iz SSR", pp. 11-12; nª 49, abril 1936, idem (continuación), pp. 7-12. Para los artículos de Ciliga publicado enSotsialistitcheskij vestnik, en 1936 y 1937, cf. Tables de la revue russe "Le Messager socialiste" 1921-1963, Paris, Institut d'Etudes Slaves, 1992.

63. - El historiador trosquista Pierre Broué escribe por ejemplo - sin citar las posiciones del KAPD, Korsch, Miasnikov, etc. - que "la concepción según la cual la URSS se había convertido en un capitalismo de Estado, que era la de Ciliga, era desde hacía ya tiempo la de los mencheviques." (en TROTSKY, L.: Oeuvres, op. cit., t. 8, p. 65).

64. - Carta de Trotsky del 22 de junio de 1936, en TROTSKY, L.: Oeuvres, op. cit., t. 10, pp. 123-125. Trotsky pidió que el "Boletín de la Oposición rusa" no publicara ningún texto de Ciliga, y esto pese a la opinión contraria de su hijo.

65. - Esto valió a Ciliga la reputación de anglófilo. En los años setenta hubo una reedición en inglés.

66. - Sotsialistitcheskij Vestnik nº 7-8, del 27 de abril de 1937; nº 11, del 12 de junio. En el número 7-8 Ciliga publicó las cartas que había enviado al Biulleten' opposzitsii Bol'chevikov-lenintzev en agosto de 1936 y abril de 1937. De estas cartas se desprende que él aprobaba - y así lo había escrito - a los "comunistas de ultraizquierda", y se consideraba no un "bolchevique-leninista", sino un "inorganizado". Quería contribuir a "la creación de un frente único de los comunistas de oposición, de los socialistas y anarquistas contra el terror burocrático estalinista" (p. 24). Esta posición de llamamiento a un frente único mostraba, por el contrario, un alejamiento cada vez más neto de las posiciones clásicas del comunismo de izquierda, una de cuyas características era el rechazo de todo frente único.

67. - Nova Europa era un diario publicado desde principios de los años veinte, en el que exponían sus opiniones los "intelectuales" partidarios de la unidad nacional yugoslava. En 1938, Ciliga envió un artículo en el que afirmaba que la guerra no sería inmediata. Cf. CILIGA: Sam kroz Evropu u ratu, Paris, 1954, op. cit. p. 6.

68. - Nº 278, del 10.9.1938, "L'insurrection de Cronstadt et la destinée de la Révolution russe".

69. - Un pretendido "comité de periodistas yugoslavos en el exilio", afirmó en una octavilla redactada en francés (Paris, 22.4.1952) que: "Mientras (Ciliga) se encontraba en la Rusia soviética, fue excluido del partido (yugoslavo) bajo la doble acusación de haber pertenecido al grupo trosquista y haber servido en la policía secreta yugoslava. Arrojado en prisión por los soviéticos, fue liberado en 1937 gracias al cónsul italiano en Moscú. La contrapartida ofrecida por el cónsul italiano para liberar a Ciliga es todavía un secreto guardado por el Kremlin. Una vez liberado Ciliga entró en Yugoslavia, donde ha vivido bajo protección de la policía. Luego, se instaló en Italia, con constantes viajes de ida y vuelta entre Roma y París, como agente de la OVRA (policía política de Mussolini)." La clave de esta octavilla (BDIC, Nanterre, Q pièce 7230) se encuentra en la conclusión: "(Ciliga calumnia) a los serbios y a la religión ortodoxa". Si este comité de "periodistas" era sin duda "titista", demostraba que el "titismo" glorificado por el trosquismo despues de 1948 sustituía con creces al estalinismo.

70. - "... tomo la plena y completa responsabilidad de la represión de la revuelta de Kronstadt". Texto de Trostky publicado en Quatrième internationale, agosto 1938. Reeditado en el libro V. Serge et L. Trotsky. La lutte contre le stalinisme, textos presentados por Michel DREYFUS, Maspero, Paris, 1977, pp. 213-216.

71. - Reedición del texto de CILIGA en Editions Allia, Paris, 1983. La cita corresponde a las páginas 16-17.

72. - CILIGA: Sam kroz Evropu u ratu, Paris, 1954, op. cit., pp. 13-20, sobre Miasnikov. La revista de Maslov, Cahiers d'Europe - Europäische Monatshefte nª 1, enero 1939, publicó un texto de Ciliga: "Les maîtres du Pays", pp. 29-33.

73. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 14.

74. - Ibidem.

75. - CILIGA, Ante: Sam kroz..., op. cit, Roma, 1978, parte II, "u balkanskom vrtlogu: tri godine u NDH".

76. - Puede consultarse una referencia histórica de los acontecimientos en: HORY, L.; BROSZAT, M.: "Der Kroatische Ustacha-Staat 1941-1945", en Schriftenreihe der Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte Nummer 8", Stuttgart, 1964. MENEGUELLO-DINCIC, K.: "L'Etat "oustacha" de Croatie (1941-1945)", en Revue d'histoire de la II Guerre Mondiale nº 74, abril 1966. JELIC-BUTIC, F.:Ustase i Nezavisna Drzava Hrvatska 1941-1945, Zagreb, 1977. Para el papel, poco lucido, del Vaticano y de la iglesia católica, cf. LAURIERE, H.: Assassins au nom de Dieu. La Vigie, Paris, 1951.

77. - Sobre el millón setecientos mil muertos de la guerra, dos tercios fueron víctimas de otros yugoslavos. Sobre Dalmacia, convertida en provincia italiana, cf. TALPO, O.: Dalmazia. Una cronaca per la storia (1941). Roma, 1985. De los informes alemanes se desprende que los cuarenta mil ferroviarios de Croacia eran procomunistas, que los campesinos (ochenta por ciento de la población) eran hostiles al régimen ustacha, que los musulmanes de Bosnia ("la flor de la nación croata" según Pavelic) eran favorables a las guerrillas de Tito.

78. - La misma octavilla ya citada supra afirma que Ciliga "siguió a Pavelic durante su marcha triunfal" hacia Croacia. Otra mentira. Lo cierto es que un homónimo de Ciliga, veterinario, formaba parte del equipo de Pavelic. Cf. las "memorias" de un antiguo alto funcionario del Estado ustacha, en VRANCIC, V.: Branili smo Drzavu ("Hemos defendido al Estado"), index tomo II, Knjiznica Hrvatske Revije, Barcelona- Munich, 1985. Otro homónimo es el de Ante Pavelic: miembro de la coalición serbo-croata de 1919, que constituyó el gobierno provisional de las provincias eslavas del sur, que con el mismo nombre, no debe ser confundido con el jefe del movimiento ustacha.

79. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 15.

80. - Esta versión se encuentra en la entrevista de Ciliga, en L'Umana Avventura, nª 9, enero 1980, p. .38.

81. - Cf. TRIVUNCIC, R.: Jacenovac i jasenovacki logori (Jacenovac y los campos de Jacenovac"). Jacenovak, 1974.

82 .- La octavilla citada ya anteriormente afirma que fue la Gestapo quien pidió la detención de Ciliga como agente de la OVRA, y que el arzobispo de Zagreb, Stepinac, lo hizo salir de la cárcel (cuando en realidad Ciliga estaba en un campo de exterminio). Entre otras cosas, Ciliga es denunciado por el misterioso "comité de periodistas yugoslavos" como el "editorialista de los periódicos ustachis Spremnost (imitación del diario Das Reich de Goebbels) y Hrvatski Narod, que a partir de febrero de 1943 "no ha cesado de glorificar la participación del Estado independiente croata en los esfuerzos de guerra contra los Aliados y los guerrilleros yugoslavos". La consulta de estas revistas y periódicos en los archivos de Zagreb debería permitir la demolición de esas acusaciones. Lo que si es cierto es que la extrema ambigüedad política de Ciliga durante la guerra ha dado pie a tales acusaciones. En cuanto al arzobispo Stepinac, convertido en cardenal en 1956, y que había sido encarcelado por Tito durante dieciseis años, podemos afirmar que tuvo una actitud equívoca durante el período ustacha, pero aportó su ayuda individual a serbios, judíos y croatas perseguidos, a diferencia del arzobispo Saric de Sarajevo, abiertamente ustacha.

83. - CILIGA: Deset godina u Sovjetskoi Rusiji. ("Diez años en la Rusia soviética"), Zagreb, 1943, selección de artículos de la revista Spremnost.

84. - Cita extraída del libro de JELIC-BUTIC, op. cit., p. 273.

85. - Hravtski Narod era un diario de gran difusión que aparecía dos veces al día. Como el resto de diarios fue controlado por el nuevo poder ustacha.

86. - CILIGA: Storice iz prostine. Ed. Matica Hrvatska, Zagreb, 1974. Nos relata el itinerario de Ciliga en 1941-1942 a través de Dalmacia, Bosnia y Croacia.

87. - CILIGA: Sam kroz..., op. cit., Roma, 1978, 3º parte, "u Becu, Berlinu i Bavarskoj.

88. - CILIGA: Crise d'Etat dans la Yougoslavie de Tito. Denoël, Paris, 1974, p. 145. (Versión italiana en 1972). Ciliga rechazó ir a este congreso. Nos cuenta que desde setiembre de 1944, tras la depuración del Estado ustacha, era buscado en Zagreb por la Gestapo. En cuanto a la octavilla mencionada afirma que "Ciliga fue nombrado agregado cultural del Estado independiente croata en Berlín, donde permaneció hasta la derrota de Hitler". Ninguna prueba ni testimonio permite convencernos de la realidad de esta acusación.

89. - Cf. CILIGA: Crise d'Etat.... op. cit., pp. 144-145. Y tambien "Ante Ciliga" op. cit., p. 16.

90. - CILIGA, Ante: Lénine et la Révolution. Spartacus, Paris, 1948. Escrito sin duda en 1938.

91. - Ed. Les îles d'Or, 1952, y no 1950 como se indica en su autobiografía "Ante Ciliga".
92. - Edizioni Jaca Book, Milano, 1983.


93. - "Ante Ciliga", op. cit., p. 17.

94. - CILIGA: Crise d'Etat..., op. cit., p. 146.

95. - CILIGA, Ante: Dokle ce hrvatski narod stenjati pod srpskim jarmom?. Como sibtítulo: "Diskusija o suvremenim problemina hrvatske politike", Noél, Paris, 1952.

96. - CILIGA, Ante: "Les slaves du Sud déchirés entre l'Est et l'Ouest", en Révolution Prolétarienne, noviembre 1950. Ciliga afirmaba tambien que "la crisis de la hegemonía serbia es el núcleo central de la situación yugoslava actual" (subrayado por el propio Ciliga).

97. - Macek (1879-1964) ha dejado unas memorias escritas en lengua inglesa: Struggle for freedom, New York.

98. - CILIGA, Ante: Dokle ce..., op. cit., p. 81. Debe destacarse que en este folleto se encuentran formulaciones más que dudosas sobre el movimiento ustacha. Aunque se subraya que la política de Pavelic había conducido a la catástrofe, a causa de un "chovinismo antiserbio falto de realismo", ¿podía considerarse como simple "chovinismo" la masacre de seiscientos mil serbios? Y en cuanto a "la esclavitud en Italia y Alemania" Ciliga escribía: "Pese a todo esto, Pavelic y los ustacha han cumplido un papel fundamentalmente positivo en la historia del pueblo croata." (p. 4O). Sin duda Ciliga se refería a la edificación de un Estado croata, y ya no podía llevar más lejos el compromiso con los ustacha.
99.- CILIGA, Ante: "Nacionalizam i komunizam u hrvatskosrpskom sporu" ("Nacionalismo y comunismo en la diferencia serbocroata"), en Hrvatska Revija, nº 4, marzo de 1951, pp. 365-396. Este artículo era el mismo que el publicado en el diario romano Libertà, en marzo, en folletón. La revista estaba dirigida por Antun Bonifacic y Vinko Nikolic, cercanos o (incluso pertenecientes) al movimiento ustacha.

100.- Para comprender un poco la nebulosa de la emigración croata, que abarca desde la extrema derecha ustacha hasta el nacional-comunismo croata promoscovita, cf. CLISSOLD, Stephen: Croat Separatism: Nationalism, Dissidence ans Terrorism, nº 103, enero de 1979 de Conflit Studies, revista británica. Para la descripción de la prensa croata emigrada, publicada en todos los continentes, cf. "Jubilarni Zbornik 1951-1975", en Hrvatska Revija, Munich-Barcelona, 1976, pp. 358-369. Iván Jelic editaba un H.N.O. Bulletin en Munich. Su hermano, Branko Jelic, que editaba Hrvastka Drzava era por el contrario prosoviético, y proponía la independencia de Croacia mediante la cesión de bases a la URSS.
101.- Cf. Bilten HDSA nº 37-38, 1965, p. 10. (Carta a Branko Jelic).

102.- CLISSOLD, Stephen: op. cit., p. 8. Tambien en Hrvatska Revija, op. cit., p. 368. Son tambien mencionadas las diferentes revistas de Ciliga (p. 358).

103.- Cf. la tesis de STEFANOVIC, D.S.: Les Origines de la crise croate de 1971. E.H.S.S., junio 1979.

104.- Na pragu sutrasnjice, nº 5, diciembre 1975, pp. 129-144.

105.- CLISSOLD, Stephen, op. cit., p. 17. Abarcaba desde el HOP ustacha (Movimiento de liberación ustacha) hasta los jóvenes refugiados de la pretendida "primavera croata" de 1971, pasando por el HSS (partido campesino), el HRS (partido republicano) y los partidos socialsita y comunista (kominformista). Según el autor, el HNV condenaba la violencia terrorista, dando ayuda moral y financiera a los terroristas croatas arrestados.

106.- CILIGA: Crise d'Etat..., op. cit., p. 344.

107.- Esta búsqueda del "frente único" de todos los partidos croatas desde la derecha hasta la izquierda, la podemos encontrar en la actividad de Ciliga en el HNV, donde se acentuaba la fusión entre ustachas, "republicanos" y "socialistas". En Na pragu sutrasnijce, nº 13, de noviembre de 1979, pp. 157-
158, Ciliga pedía - frente a la actual crisis del HNV - un pluralismo político cono los "viejos nacionalistas", los "jóvenes nacionalistas", los miembros del partido campesino HSS y los "comunistas croatas de orientación democrática y nacional".

108.- CILIGA: Izjava Petnaestovice. Konac Titive Yugoslavije i zadati Hrvastske politike. ("Declaración de los quince. El fin de la Yugoslavia de Tito y las tareas de la política croata"), Lund (Suecia), 10 de julio 1983, folleto.

109.- Los primeros Bilten HDSA, en 1963-1964, muestran un mapa de Europa, en la cubierta del boletín, en el que Croacia (señalado en negro) engloba la Croacia strictu sensu con Bosnia-Herzegovina, como entre 1941 y 1945.

110.- "Ante Ciliga", pp. 20-21. Con el mismo sentido de un llamamiento a la comunidad internacional, puede leerse tambien su libro sobre la Yugoslavia de Tito, op. cit., p. 208: "El internacionalismo y el universalismo son la concretización de la solidaridad humana, base indispensable para realizar la unificación mundial de la futura sociedad socialista".

111.- Marcel Body (1894-1984) escribió un libro de memorias sobre la Rusia bolchevique, antes de regresar a Francia y convertirse en anarquista y pacifista. BODY, Marcel: Un piano en bouleau de Carélie. Mes années de Russie 1917-1927. Hachette, Paris, 1981.


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