Miguel A. Chueca Gracia
Fuente: La Puerta La Villa nº 12 septiembre 2007 (Asociación Cultural Villardajos – Tabuenca)
Miguel Chueca Cuartero nació el 3 de enero de 1901 a las doce de la noche en Fuendejalón (Zaragoza). Era hijo de Bernardo Chueca Sancho y de María Cuartero Ibáñez, con domicilio en la calle La Posada, nº 30 (en 1908 viven en la calle mayor nº 41) del mismo pueblo; y nieto de Miguel Chueca Rodríguez, abuelo paterno (difunto ya por entonces) natural de Fuendejalón y de María Sancho Cuartero, abuela paterna, natural de Tabuenca,con domicilio, en el año del nacimiento de su nieto, en la calle Ontina Baja nº 21, de Fuendejalón. Por línea materna era nieto de Justo Cuartero Pradilla, natural de Fuendejalón, con domicilio en Zaragoza, calle Alfonso I, nº 32 y de Vicenta Ibáñez, natural de Trasobares (también difunta). Sus abuelos paternos, Miguel y María, contrajeron matrimonio en Tabuenca en el año 1870 aproximadamente, (él en segundas nupcias, ya que era viudo) y pronto se marcharon a vivir a Fuendejalón donde nacerían sus hijos Cirila y Bernardo.
María Sancho Cuartero, nacida en 1841, y de nombre completo María Dolores, según el libro de las Genealogías del Archivo parroquial de Tabuenca, tuvo como hermanos a los siguientes: Pedro (1826), María Nieves (1827), Rafael, (1829), Manuela (1830), Anastasio (1833), ;Julián (1834), Gregoria (1836), Celedonia (1839), Miguela (1843)(1), Bernarda (1845) y Lorenza (1848).
Hermanos de Miguel Chueca Cuartero: Vicenta (1899) y Visitación (julio de 1901).
Su abuela María murió en Fuendejalón en el año 1917, a los 76 años de edad(2). Su madre falleció en julio de 1910 y su padre en septiembre de 1925, ambos en Fuendejalón.
Tras la muerte de su madre, su padre, que anteriormente había sido alcalde del municipio, se refugió en el alcohol, lo que dio origen a la venta paulatina de su patrimonio y al abandono del cuidado de sus tres hijos, quienes tuvieron que arreglárselas solos para sobrevivir. En esas circunstancias es probable (aunque no existe constancia de ello) que su abuela María se ocupase de ellos, ya que murió siete años más tarde. Ante este panorama familiar no es extraño que Miguel, probablemente tras la muerte de su abuela (entonces tenía 16 años) decidiese marchar a Barcelona -según testimonio de su primo Miguel- con el propósito de trabajar y estudiar, siendo seguramente allí donde aprendió el oficio de carpintero y adquirió la cultura y preparación intelectual necesaria que sin duda poseía, obteniendo según testimonio de su sobrina Vicenta la carrera de maestro. El contacto con su localidad natal fue escaso y tan solo se recuerdan puntuales visitas, por ejemplo cuando dio un mitin en el Ayuntamiento de Fuendejalón durante el periodo republicano, o también, cuando acudió al pueblo para ocultarse, huyendo de Zaragoza, al inicio de la sublevación militar de julio de 1936. Otra anécdota que recuerda su famiIia es la frase dicha por él en tono campechano y actitud jocosa: ia que tengo aire de Gobernador!
En 1931 tenía su domicilio en la calle Democracia (hoy Predicadores) nº 75 y en octubre de 1933 vivía en la calle Calvo, ambas de Zaragoza, siendo su estado civil soltero.
Probablemente, durante los "años libertarios" de 1936-1937, fue padre de hijos varones que en los años noventa vivían en Zaragoza. En Francia tuvo dos hijos(3) -niño y niñacon una mujer natural de Barcelona;
INTRODUCCIÓN
De profesión carpintero, Miguel Chueca fue, sin duda, uno de los más destacados propagandistas de la CNT de Aragón a lo largo del periodo republicano y uno de la media docena que alcanzaron un cierto renombre en otras partes del país. Presidente del reorganizado sindicato de la Madera en 1930 y más tarde militante del sindicato de la construcción, redactor del semanario Cultura y Acción en 1930-1931 y luego su director desde fines de 1931, hasta 1932. Organizó y presidió la asamblea de constitución de las Juventudes Revolucionarias en Zaragoza, el 23 de mayo de 1931, que llegaron, incluso, a publicar su propio semanario, “La Antorcha”', del que fue su director. Delegado por el sindicato de madera en el congreso nacional de 1931, fue un infatigable propagandista.
Antes de la sublevación militar defendió la conveniencia de armarse, frente a la más moderada actitud de otros dirigentes sindicales y un mes después del alzamiento, en agosto de 1936, consiguió escapar de Zaragoza para convertirse, a lo largo de la guerra, en puntal fundamental del anarcosindicalismo aragonés. Con la creación, en el Aragón republicano, del Consejo de Aragón, en octubre de 1936, fue nombrado consejero de Trabajo, puesto que mantuvo después de la remodelación del Consejo en diciembre, y un mes más tarde fue nombrado vicepresidente del Consejo, así como delegado del comité regional de la CNT en dicho organismo.
CRONOLOGÍA DE SU ACTIVIDAD REVOLUCIONARIA
Entre 1925 Y 1926 colabora con Manuel Buenacasa en el periódico “EI productor” de Blanes (Gerona) (4) y más tarde, a finales de los años 20, se instala en Zaragoza
y colabora como articulista para la nueva revista republicana IICierzoll, a la vez que ejerce como bibliotecario y miembro de la comisión propagandística de las Juventudes Republicanas.
La intensa actividad revolucionaria llevada a cabo por Chueca había comenzado en 1929, cuando fue condenado a dos años de prisión y mil pesetas de multa, el 9 de septiembre, acusado de “conspiración para la rebelión”. Sentencia que no cumpliría en su totalidad, pues en agosto de 1930 actuó como orador en uno de los mítines “Pro-amnistía” organizados en Huesca, donde estuvo aliado del sindicalista zaragozano, Casimiro Asensio, y el abogado oscense Manuel Sender.
Su acción revolucionaria continuaría con la participación en los sucesos derivados de la sublevación de Jaca, el 12 de diciembre de 1930, en un intento de derrocar al régimen monárquico representado en Alfonso XIII. Paralelamente a los preparativos llevados a cabo por el Comité Revolucionario Nacional (CRN) con los Capitanes Galán y García Hernández como abanderados de la sublevación, se realizaron contactos con las organizaciones obreras de la U.G.T. y sectores del anarco-sindicalismo encuadrados en la C.N.T., para que secundaran la insurrección militar en las principales ciudades españolas mediante la convocatoria de una huelga general, acción que coordinaría Antonio Ejarque desde la CNT de Zaragoza y Ramón Acín desde Huesca (5).
En relación con estos hechos el 3 de enero de 1931 Miguel Chueca es ingresado en la prisión de Torrero y procesado por un delito de conspiración por participar en una reunión, el día 12 de diciembre junto con otros 16 líderes sindicales, entre ellos Bernardo Aladrén (secretario general de la UGT de Zaragoza y teniente de alcaIde del Ayuntamiento de dicha ciudad en 1936), Miguel Abós y Antonio Ejarque, en el Centro Republicano de Zaragoza. En dicha reunión se había decidido apoyar la sublevación
republicana de Jaca mediante la convocatoria de una huelga general, que según el acta del sumario "no respondía a reivindicación obrera alguna sino que atendía a un carácter marcadamente político y revolucionario encaminado a combatir los poderes públicos" Sin embargo el 4 de marzo de ese mismo año se deja sin efecto los autos dictados por la Autoridad Militar por supuesto delito de sedición.
En 1931, en el mitin anual de celebración del Primero de Mayo realizado poco más de dos semanas después del advenimiento de la República, el anarcosindicalista
Miguel Chueca, que no iba a ser un ejemplo de opinión moderada en el futuro, proclamaba que la CNT estaba dispuesta a defender al nuevo régimen "a sangre y fuego".
El movimiento hacia posiciones más radicales quedó claramente expuesto en el congreso de la CNT aragonesa, celebrado en Zaragoza a fines de septiembre de 1931.
Durante las seis sesiones, celebradas los días 27 y 28 de septiembre, se produjo la llegada a la cabeza de la organización regional de un grupo de jóvenes militantes
cuyo anarcosindicalismo estaba inculcado de fuerza e idealismo juvenil, no propugnaron el comunismo libertario como iban a hacer dieciocho meses más tarde, ni siquiera sus ideales eran intrínsicamente anarquistas. Estos jóvenes militantes destilaban lo que se podría lIamar en el mejor de los casos "revolucionarismo", o sea, una determinación en provocar los cambios que consideraban habían sido denegados por el gobierno nacido de la sublevación de Jaca. En dicho congreso ganaron las peticiones maximalistas de los jóvenes radicales como Joaquín Ascaso, Feliciano Subero, Miguel Chueca, Joaquín Aznar y Ramón Andrés a favor de una huelga general nacional para protestar contra el creciente aumento del paro y de la persecución descarada de la CNT.
En 1932 ayudó a organizar, junto con otros dirigentes sindicales (entre ellos el ferroviario Juan Andres Santuy, que había llegado a Zaragoza procedente de Madrid a finales de 1931 o a principios de 1932), la constitución, en Zaragoza y Aragón, del sindicato nacional de los ferroviarios de la CNT (FNIF) Federación Nacional de las Industrias Ferroviarias.
A principios de febrero de 1932 habló en un mitin de Zaragoza, junto con Emilio Mira (secretario regional de Cataluña), Zenon Canudo y Miguel Abós.
Los enfrentamientos entre huelguistas y tropas del ejército y de la guardia civil a mediados de febrero de 1932, derivados del levantamiento insurreccional cenetista del Alto Llobregat, en el mes de enero, y la deportación de 105 detenidos, dieron pie a una detención masiva, calculada en cientos de personas. En relación con estos sucesos escribiría Miguel Chueca en el diario “La Tierra”, de Madrid, un artículo titulado “En defensa de la verdad”: “Se ha detenido en masa y encarcelado a los que llevan en su bolsillo un carnet confederal (..) se efectúan sin cesar registros y se inventan hallazgos que nadie sabe quién las colocó ni para qué'”.
El 16 de marzo de 1932 escribe en “Solidaridad Obrera”, de Barcelona, proclamando la inocencia de Joaquín Aznar, detenido en el mes de octubre de 1931 por los acontecimientos ocurridos en 1927, y en buena lógica, amparado por la amnistía de abril de 1931.
Poco después preside una reunión de los metalúrgicos con unos mil militantes presentes, en una conferencia del militante madrileño Feliciano Benito.
El 29 de marzo acudió a un acto organizado por los ferroviarios de Zaragoza en el “Café Londres”, donde representaba al Comité regional.
El 3 de julio del mismo año habló en Zaragoza, al lado de algunos de las figuras más significativas del movimiento cenetista nacional, Segundo Blanco, de Asturias, Juan García Oliver, de Cataluña y Miguel González Inestal, de Madrid, en un grandioso mitin contra el paro y en pro de las 6 horas de trabajo diarias (es decir, 36 horas a la semana, pues la jornada laboral era de lunes a sábado).
En agosto de 1932 se celebra en Logroño un congreso regional de la CNT de Aragon, Rioja y Navarra en situación de semi-clandestinidad, actuando Chueca en el mitin de clausura como uno de los tres delegados del sindicato de la madera, junto con Pedro Navarro (6) e Ignacio Royo.
De nuevo en Zaragoza Chueca y sus compañeros dieron cuenta del congreso en una reunión del sindicato el 10 de septiembre de 1932 presidida por Marcelino Esteban.
El 29 octubre de 1932 “Solidaridad Obrera" anuncia que Miguel Chueca acababa de salir de la cárcel; había estado encarcelado por artículos publicados en "Cultura y Acción". Aunque esto es un poco extraño porque dicha revista no había salido desde febrero de este año. Además, como veremos más adelante, en esas fechas estaba reclamado por la justicia por un presunto delito de injurias.
En abril de 1933 habla, junto con Jacinto Santaflorentina, Felipe Orquin y Miguel Vallejo, en una asamblea de la organización cenetista en Zaragoza.
Entre el 10 de junio y el 26 de septiembre de ese mismo año aparecen casi una docena de artículos suyos en "CNT". En uno de los cuales habla de los actos de propaganda llevados a cabo en la comarca minera de Montalbán-Utrillas, donde se organizaron mítines en los pueblos de Utrillas y Escucha.
Finalmente, el 17 de junio de 1933, escribe en "CNT” un artículo titulado “Dos huelgas y dos métodos”, en el que expresa su opinión sobre la huelga general llevada a cabo por la federación local de la UGT en Zaragoza.
A lo largo de 1933 fueron proliferando pequeños, pero entusiastas, grupos de jóvenes libertarios en distintas comarcas de la región. Nombres como "Conquistadores de la Emancipación" en Epila, "Abnegación" en Tauste, "Nueva Humanidad" en Daroca o “Los Sin Patria" en Calanda, surgen en la prensa libertaria aragonesa.
Acerca de este nuevo panorama escribía Miguel Chueca el 27 de junio un artículo titulado “Momentos decisivos: viejos y jóvenes". "A través de mi actuación sindical he venido observando un fenómeno que deseo constatar (..) nuevas voces, cerebros y energías que se encontraban en gestación acechando una oportunidad para revelarse. Son los nuevos militantes que vienen a renovar el acervo revolucionario. Son los anónimos, los irresponsables, los dispuestos a los mayores sacrificios”.
La fuerza y dinamismo de la CNT en Zaragoza, y luego en Aragón, residía en el enorme núcleo de anarcosindicalistas que harían de contrapeso entre el ala radical y el sector moderado, que fueron quienes llevaron la carga de la organización y aseguraron que las figuras de las dos alas no acabaran separándose. Entre ellos figuraron jóvenes militantes como Adolfo Arnal, José Melero, Marcelino Esteban, Miguel Vallejo, Enrique Gracia y Cristobal Cámara, y un amplio grupo de militantes ya curtidos en la lucha sindical como Miguel Chueca, Antonio Ejarque, Jacinto Santaflorentina, Francisco Garaita, Jesús Garda, Francisco Muñoz y Rubén Pérez.
Resulta curioso constatar que en las fuentes existentes (al menos en las más conocidas), desde septiembre de 1933 hasta diciembre de 1935 el nombre de Miguel Chueca no aparece citado en ningún momento.
Sucesos nada desdeñables como el intento de instaurar el comunismo libertario en todo el país en diciembre de 1933, como respuesta a la victoria electoral de las derechas o la huelga general de 35 días, espontánea, dura y violenta, de las más largas vividas por una ciudad española, en abril de 1934, no ofrecen ninguna pista sobre la presencia o posible actuación de Chueca.
No sería extraño que estuviese huido, o incluso recluido, ya que tras los sucesos de diciembre fue detenido el Comité Nacional Revolucionario de la CNT y, aunque al parecer no formaba parte de él, sería difícil, conociendo su trayectoria, imaginar que no estuviese implicado en la insurrección libertaria. La justificación a esta ausencia de noticias también puede estar relacionada, en parte, con una denuncia por Ilinjurias a la autoridadll cursada contra Chueca el 23 de mayo de 1932, por cuya incomparecencia y IItras comprobar su presunta ausencia de la capitat: Se le declara en rebeldía el 30 de noviembre de 1933, aplicándole la Ley de Amnistía declarada el 24 de abril de 1934.
Lo que sí es cierto es que el 13 de julio de 1935 fue detenido, después del asesinato del líder de los esquiroles en las obras del Puente de Pilar, y que a finales de diciembre de 1935 permanecía todavía en la cárcel, junto con otros ochenta anarcosindicalistas, la mayoría de ellos en la cárcel de Torrero de Zaragoza, aunque él estuvo en la prisión provincial de Calatayud, junto con Francisco Foyos (presidente del sindicato de la construcción en 1936), Alejandro Miguel e Isabelo Romero (de
Madrid, secretario regional del Centro en 1936-37).
Nada más salir de la prisión continuó con las tareas de propaganda dando mítines en Zuera, Teruel, Epila (con Agustín Remiro), Huesca y Ayerbe (con Ramón Acín), Alcañiz yel 24 de abril en Tarazona.
Uno de los puntos débiles del movimiento anarcosindicalista en 1931 había sido su incapacidad para redirigir la visión de la CNT desde su fuerza urbana hacia el campo. Como en Barcelona, Andalucía y Extremadura, el comité de Aragón, en Zaragoza, no había podido traducir el poder sindical de la federación en la capital en una viable red de sindicatos agrarios en la provincia. Ahora, en la primavera de1936, la organización regional parecía dispuesta a preocuparse del gran mundo de la población rural hasta ahora en gran medida sin desarrollar. En el mitin de clausura del Congreso Regional, el dirigente del sindicato de la madera, Miguel Chueca, manifestaba en una destacada oratoria: Ila tierra debe ser inmediatamente expropiada y los ayuntamientos deben hacerse cargo de latifundios y tierras comunales entregándolas a las colectividades obreras para que éstas las trabajen en común. Garantizamos que al otro día del triunfo revolucionario habrá pan para todos, porque los obreros iremos al taller y seguiremos creando; suprimiremos la Banca, la magistratura, jueces, fiscales, carceleros,· no porque seamos enemigos de ellos; sí de su función. La expropiación debe hacerse sin indemnización y estas comunidades de campesinos que se construyan no deben pagar tributo alguno al Estado porque no precisan de él para su desenvolvimiento. "(Diario de Aragón, 7 de abril y Solidaridad Obrera, 9 de abril de 1936).
En mayo de 1936, el semanario Cultura y Acción da cuenta de la celebración de mítines en 30 pueblos de Navarra a cargo de Adolfo Arnal y Miguel Chueca, así como en numerosos pueblos del valle del bajo Ebro, donde a éste último le acompaña José Antonio Prado, dentro de una intensa campaña de propaganda anunciada por Miguel Chueca en el recién celebrado mitin de clausura del Congreso Regional de la CNT.
En los primeros meses de ese mismo año, Chueca, junto con Jesús Gracia, presidente del sindicato de Piel en 1931 y Miguel Abós, secretario regional del sindicato anarquista en 1933 y 1936, formó parte de la comisión de la CNT que intervino en las reuniones de todas las fuerzas vivas y autoridades locales para tratar el problema del paro en la ciudad.
En la primera quincena de julio de 1936 los dirigentes Miguel Abós y Miguel Chueca se entrevistaron con Vera Coronel (Gobernador Civil de Zaragoza detenido al inicio de la sublevación y asesinado por los falangistas en julio de 1937), para solicitarle armas (en el arsenal de Zaragoza había unos 40.000 fusiles; en Pamplona, el general Mola, con miles de voluntarios civiles, solo tenía 1.200). El gobernador se negó y dos días antes de la sublevación el Comité Regional convocó una asamblea de militantes de Zaragoza donde se debatieron dos posturas opuestas: la de Abós, que preconizaba la solución negociada, y la de Chueca, que sostenía la necesidad
de apoderarse de las armas lo más pronto posible. La tesis de Chueca era defendida y Iiderada también por el metalúrgico Francisco Garaita y sólo una pequeña minoría se puso aliado de la opción más radical, por el contrario, militantes tan influyentes como Francisco Muñoz -secretario del Comité Regional en 1934-, Adolfo Arnal -secretario de la Federación Local de Sindicatos-, Antonio Ejarque -delegado del sindicato del Metal-, Servet Martínez y Benito Esteban apoyaron las tesis
de Miguel Abós (7).
Así explicaba los hechos el dirigente aragonés Miguel Chueca en el folleto "Fragua Social", de Valencia, con el título "De julio a julio. Un año de lucha" el 19 de julio de 1937: "El gobernador civil se dejaba querer por los banqueros. La fuerza pública y, más propiamente dicho el comisario de policía, estaba entregado de lleno a Baselga y compañía, conocidos jesuitas y directores de la Banca zaragozana. Esta circunstancia, ese criminal compadrazgo hizo posible que en la madrugada del 19 de julio, tres horas antes de subir las tropas a declarar el estado de guerra, se lanzaran los policías y guardias a cachear, desarmar y detener a todo el que transitaba por la calle. Fiamos excesivamente en las promesas del gobernador y concedimos demasiado valor a nuestra fuerza; no quisimos prever que frente a una acción violenta como la que podía desencadenar el fascismo hacía falta algo más contundente que 30. 000 obreros organizados en los sindicatos de Zaragoza. Nosotros, los militantes de la organización confederal de Aragón, sufrimos el craso error de no tomar nunca en serio al fascismo ni a la vieja España decrépita y fracasada”.
CONSEJO DE ARAGÓN
Tras el alzamiento de una parte del ejército el 18 de julio de 1936, la mitad oriental de Aragón quedó separada de su habitual centro económico, político yadministrativo, Zaragoza, y en gran parte también de Madrid y del gobierno central de la República. Las necesidades militares de la guerra hacen que Aragón se vea ocupado hasta la línea vertical del frente por las columnas militares procedentes de Barcelona, en buena medida controladas por organizaciones y dirigentes anarcosindicalistas. Por otra parte, la situación política supone que los pueblos y comarcas de esta parte de Aragón reorganicen sus ayuntamientos y sus órganos de gobierno a base de las fuerzas políticas integrantes del Frente Popular, y de una CNT que, en muchos casos, dispone de una cierta hegemonía local.
La necesidad de organizar la vida económica y social lleva a la CNT a impulsar la creación de un órgano de gobierno con capacidad para actuar sobre las milicias y frenar sus excesos; y montar un andamiaje económico eficaz para gestionar la producción, el abastecimiento y la venta de los productos agrícolas.
En cuanto a la igualdad de oportunidades de la mujer obrera respecto al hombre, el factor Sexo seguía constituyendo un elemento importante de diferenciación: mientras el proyecto revolucionario predicaba la implicación de todos, la situación de las mujeres no se había modificado sustancial mente. Muy pocos cargos de organización sindical eran ocupados por mujeres. Otra prueba de esa discriminación se manifiesta en el salario mínimo que estableció, una vez creado el Consejo de Aragón (como veremos más adelante), desde el departamento de Trabajo dirigido por Miguel Chueca: diez pesetas para los hombres y seis para las mujeres.
A pesar de la oposición del interés catalán, puesto de manifiesto en la asamblea del Comité Regional de la CNT celebrada en Bujaraloz el 6 de octubre de 1936, por los comentarios de dos jefes de columnas, Gregorio Jover y Antonio Ortiz; casi todos los aragoneses, alentados por Durruti, estaban a favor de crear un consejo regional.
Dos semanas más tarde, se convocó en Alcañíz una asamblea de militantes para designar a los comisionados. Dicha asamblea dio origen, mediante la creación de una comisión negociadora, a la constitución del Consejo Regional de Defensa de Aragón cuyos miembros serían los siguientes: Joaquín Ascaso ocuparía la presidencia; Adolfo Ballano, el departamento de Justicia y Orden Público; Adolfo Arnal el de Economía y Abastos; José Mavi Ila el de Agricultura; Francisco Ponzán el de Transportes y Comunicaciones; Miguel Chueca el de Trabajo; y Miguel Jiménez Herrero, el de Información y Propaganda, mientras la Instrucción Pública quedaría a cargo de José Alberola. Todos ellos eran anarquistas y, la mayoría, destacados militantes de la CNT de Aragón.
Las principales presiones contra este poder emergente durante sus primeros meses de vida llegaron de la Generalitat de Cataluña, que en más de una ocasión despreció públicamente al Consejo por boca de sus representantes. El Comité Nacional de la CNT también reaccionó con indignación ante lo que sucedía en Aragón, dado que había comenzado a inclinarse hacia una postura de colaboración abierta con los grupos políticos del Gobierno republicano. Ante estas presiones y con el objetivo de buscar un reconocimiento oficial, el Consejo de Defensa envió una delegación a Madrid para buscar un acuerdo directo con el Gobierno central. La comisión formada por Ascaso, Pabón, Chueca y dos líderes de los partidos republicanos de la región, se entrevistó con Largo Caballero a finales de octubre.
El 23 de diciembre un decreto del Gobierno lo reconoció oficialmente, y poco después los nuevos consejeros tomaron posesión de sus cargos. El Consejo de Aragón quedó constituido por doce consejerías, un órgano diario de prensa -Nuevo Aragón-, un Boletín oficial, etc. Sus competencias abarcarían no sólo los incidentes surgidos entre la población civil y los milicianos, o los conflictos derivados de divergencias sindicales o políticas, sino también asuntos relacionados con incautaciones, tráfico ilegal de víveres, fortificaciones, control de ferrocarriles y puestos de frontera y prostitución.
Composición del Gobierno:
Joaquín Ascaso ocuparía la Presidencia y Benito Pabón la Secretaría General; Adolfo Ballano (CNT), el departamento de Orden Público; Miguel Chueca (CNT) el de Trabajo; Evaristo Viñuales (CNT) el de Información y Propaganda; Adolfo Arnal (CNT) el de Agricultura; Evelio Martínez (CNT) el de Economla y Abastos; LuisMontoliu (CNT) el de Transportes y Comunicaciones; José l. Mantecón (Izquierda Republicana) el de Justicia; Jesús Gracia (Izquierda Republicana) el de Hacienda; Manuel Latorre (socialista) el de Cultura; José Ruíz Borao (socialista) el de Obras Públicas; José Duque (comunista) el de Sanidad y Asistencia Social y Custodio Peñarrocha (comunista) el de Industria y Comercio. La primera reunión del Consejo se celebró el 12 de enero de 1937; se nombró vicepresidente a José Ruíz Borao y Miguel Chueca.
Con capital primero en Fraga y definitivamente en Caspe, el 19 de enero de 1937, Joaquín Ascaso era reconocido como representante oficial del Gobierno en Aragón, quedando de ese modo desmantelada la estructura administrativa de la República en la región. Su función sería la de ser un órgano de administración y de gobierno en el Aragón republicano durante la primera etapa de la guerra civil, determinación avalada por la necesidad de "institucionalizar la revolución", lo cual significaba dotar de estabilidad económica a la región y, a la vez, frenar los atropellos de las milicias.
Según declara Ascaso tras su entrevista con el presidente del gobierno de la República, Largo Caballero, “el nacimiento del Consejo se debe a lo anormal de las circunstancias, en condiciones normales nos hubiéramos limitado a pedir la aprobación rápida, como se ha hecho con el Estatuto Vasco, del Estatuto Aragonés”. Joaquín Ascaso se convirtió desde finales de 1936 hasta su disolución, en agosto de 1937, en el primer presidente de Aragón del siglo XX. A sus virtudes de organizador y experto negociador se debe que nuevos gestores populares se concentraran en dotar a Aragón de un proyecto de restitución regional y de recuperación de su personalidad histórica y de su autonomía, labor y cargo que, aunque condicionados por la situación bélica del momento, nunca hasta ahora se le ha reconocido en Aragón de forma oficial.
Según Julián Casanova, Miguel Chueca era el designado para presidir el Consejo de Aragón por ser el dirigente anarquista con más peso en la región, pero las presiones de los anarquistas catalanes, que preferían a Ascaso por razones de amistad y prestigio de su apellido (dada su vinculación familiar con Francisco y Domingo Ascaso que, aunque aragoneses los dos, el primero era un destacado dirigente de la CNT de Cataluña, y el segundo llevaba el mando de la columna Ascaso) y su actividad en la presidencia del comité revolucionario de Caspe, así como su cargo de delegado político de la segunda columna de Ortiz, influyeron de forma decisiva en su nombramiento.
Pronto surgieron voces críticas desde el interior del colectivo anarquista contra lo que consideraban una excesiva ingerencia del Consejo en el devenir cotidiano de las colectividades. En marzo de 1937 aparecen las primeras tensiones en el Pleno Regional de Comarcales de la CNT celebrado en Alcañiz. El primero de los argumentos expuestos contra el Consejo basaba su crítica en el incumplimiento de los acuerdos del Pleno de Bujaraloz; la excesiva participación que se había dado a los otros grupos políticos y la mala gestión realizada.
El comité Regional intervino para aclarar que no era posible llevar la discusión hasta ese extremo: “no es lo mismo pedir responsabilidad a los compañeros que no hayan sabido estar a la altura de las circunstancias que pedir la anulación del Consejo de Aragón”.
Miguel Chueca también criticó la postura radical de la federación comarcal del Cinca y defendió la naturaleza del Consejo de Aragón: “Se nos dice que no hacemos ninguna labor útil a la revolución y yo os aseguro que cuanto más tiempo llevo en el Consejo más revolucionario me vuelvo. El Consejo tiene que existir y por lo tanto hay que apoyarlo. ¿Qué nosotros no servimos? Buscar los compañeros que sean aptos para ello”.
Chueca también mostró su hostilidad hacia la burocratización de la CNT y hacia las capitulaciones de la dirección por permitir la militarización de las milicias anarquistas tras el decreto dictado por el gobierno de la República. De hecho aparece como suscriptor de la publicación "El amigo del pueblo", periódico editado por la agrupación
“Amigos de Durruti". Agrupación creada el 15 de marzo de 1937 a partir de la confluencia de una corriente que se pronunciaba contra la colaboración con el gobierno, y otra corriente integrada por milicianos, que volvió a Barcelona para luchar contra la militarización de las milicias.
En mayo de 1937, la presión de unos y otros hizo que unos hechos aparentemente alejados de la vida del Consejo, como fueron los disturbios de Barcelona, y la sustitución del gabinete de Largo Caballero -con sus cuatro ministros anarquistas- por el de Negrín, aceleraran la intervención gubernamental para disolver el Consejo, como habían solicitado sus adversarios políticos con insistencia.
En la CNT hubo dos posturas ante la intervención gubernamental: unos se mostraban de acuerdo en colaborar con las nuevas medidas; otros se negaban mientras durase la represión y el encarcelamiento de cenetistas. Finalmente, el Comité Regional firmó un pacto con el Frente Popular. Hay quien supone que en la IIlínea durall estaba Miguel Chueca, cuando en realidad este militante, exconsejero del departamento de Trabajo, estaba en septiembre de 1937 en el Comité Regional y fue el representante cenetista en el recién creado Frente Popular Antifascista; además, antes de la disolución del Consejo, propuso la constitución de una IIcomisión fiscalizadorall -compuesta de un representante de la CNT, uno del Frente Popular y un delegado del Gobierno- para investigar la actuación del Consejo: ''Nosotros, serenos, tranquilos, y confiados, esperamos el fallo y prometemos acatarlo”, había escrito el 10 de agosto de 1937 en Fragua Social.
Después de la caída de los frentes de Aragón en abril de 1938 y la reorganizacion militar conSecuente, Chueca fue remplazado en el comité regional y nombrado comisario del nuevo “Batallón de Ametralladoras C”, cuyo jefe fue Agustin Remiro Manero (8), natural de Épila.
Acabada la Guerra marchó al exilio francés, en 1941 vivía en Montauban, de leñador, con Pachón y González Marín. En 1942 Francisco Ponzán tenía el proyecto de editar un periódico que hiciera las veces de “portavoz de la CNT” y pensó en los hombres que podrían ayudarle en esta labor y "es por ello que llevó a casa a Miguel Chueca, viejo militante aragonés, de pluma fácil, acostumbrado a las tareas de la organización. Mas Chueca no era ya el que había sido: desnutrido, famélico, enfermizo, pasaba el tiempo en la cama, sin la inspiración necesaria, sin duda, para redactar artículos y temas que despertasen el interés deseado (9).
A finales de año fue detenido con varios más de la red Ponzán y encerrado en Vernet hasta diciembre de 1942, sin embargo muy pronto aparece adscrito a la corriente más ortodoxa del exilio, condenando las aventuras de carácter político.
Entre 1944 y 1946 fue uno de los más apreciados mitineros del movimiento libertario: Toulouse (1944), Beziers, Alés, Limoges, Gaillac (1945), Burdeos y Perpiñán (1946). En 1944 firmó por el MLE (Movimiento Libertario Español) la constitución de la JEL (Junta Española de Liberación). En el pleno nacional de regiones de Toulouse (octubre de 1944) fue nombrado secretario de propaganda y ese año asistió por CNT al congreso de UGT, donde solicitó un pacto CNT-UGT.
Del magno congreso parisino de 1945 salió convertido en secretario para las alianzas y relaciones políticas, y poco después de la tesorería. Al parecer también estuvo al frente del periódico CNT en varias ocasiones.
Miguel Chueca, también conocido por sus artículos en la prensa libertaria con el seudónimo “Tío Calzones” fue un hombre polémico hasta su muerte, en 1948 fue expulsado del movimiento libertario por asistir, a título personal, a un congreso de tinte filocomunista, celebrado en Viena, con gran sorpresa entre los asistentes.
Sin embargo, uno que le conoció bien y que le visitó en Paris durante los años cincuenta, aseguró que "fue un compañero siempre ", para añadir "fue un tipo muy revolucionario, era bien” (10). Otro miembro del movimiento libertario zaragozano durante los años treinta ha dicho que "era un hombre muy temperamental; dominante, y menos culto que Abós" (11). Otro testimonio interesante es el de su sobrina Vicenta: "mi tío Miguel aprendió la carrera de maestro, era muy listo y bueno,'fue ministro en Caspe, no quería nada para él, todo lo pedía para los demás, quería justicia para todos”.
Miguel Chueca, que al final de sus días padecía una acusada ceguera (12), murió en París, en un accidente de circulación, atropellado por un camión, el 18 de octubre de 1966.
BIBLIOGRAFÍA
- Anarcosindicalismo y Estado en Aragón, 1930-1938. de Graham Kelsey. Institución Fernando el Católico. Fundación Salvador Seguí. Diciembre 1994
- Esbozo de una enciclopedia del anarquismo español. de Miguel Iñiguez. Madrid 2001. Fundación Anselmo Lorenzo
- Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa. 19361938. de Julián Casanova. Editado por Siglo XXI de España. 1985 Primera edición
- Ramón Adn 1888-1936. una estética anarquista y de vanguardia, de Sonya Torres Planells. Editado por Virus. Primera edición: mayo de 1998.
- Víctor Lucea Ayala en liLa constitución del Consejo de Aragón" y Alejandro Díez Torre en "Biografía de Joaquín Ascaso, primer presidente aragonés del siglo XX y gobernador libertario de Aragón. Colección liLa Guerra Civil en Aragón" cuaderno nO 4. Editada por El periódico de Aragón. Ciro Ediciones S,A. 2006.
- Gran Enciclopedia Aragonesa 2000
- Historia contemporánea de Aragón del siglo XX. Dos siglos cruciales del XIX al XX
- Apuntes orales tomados en la presentación de la segunda edición de Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa (19361939), de Julián Casanova, en la sala Fnac, año 2006.
- Agustín Remiro. De la guerrilla confederal a los servicios secretos británicos. Antonio Téllez Solá. Zaragoza 2006
- Archivo Histórico Provincial de Zaragoza.
- Archivo municipal de Fuendejalón.
- Informaciones de Graham Kelsey en una serie de comunicaciones (junio y julio 2007)
- Entrevistas hechas a antiguos miembros de la CNT zaragozano, Luis Muñoz (en Zaragoza noviembre de 1991) y Agustina Andres Santuy (en Madrid octubre de 1991) por Graham Kelsey.
- Entrevistas telefónicas realizadas a Miguel García Chueca (primo de Miguel Chueca en segundo grado) en junio de 2007 y a Vicenta Inés Chueca, (hija de su hermana Vicenta) en agosto de 2007.
AGRADECIMIENTOS
Mi más sincero agradecimiento al historiador Graham Kelsey por su ingente material aportado a esta biografía, así como por ser tan metódico y paciente en sus recomendaciones.
A mi ex compañero de clase (5° de EGB) y escritor Rodolfo Notivol, sobrino nieto de Antonio Ejarque, dirigente anarquista aragonés, por la documentación facilitada, y por mostrarme las primeras pistas a seguir.
NOTAS
1 Fue quien inscribió en el registro civil de Fuendejalón a Bernardo Chueca, hijo de su hermana María y padre de Miguel Chueca.
2 Aunque el acta de defunción de la abuela de Miguel indica que murió en 1917 a los 80 años, dicha edad no corresponde con ningúna María nacida ochenta años antes, es decir: 1937. Por ello y teniendo en cuenta que su hijo Bernardo nació en 1873, el nombre de María (María Dolores según el libro de las genealogías), corresponde con toda probabilidad al de la abuela de Miguel Chueca; además, al no existir partida de nacimiento porque en esa época no se notificaban a los Ayuntamientos, es muy probable que anotaran la edad de 80 años en su fallecimiento como una cifra aproximada.
3 Esto se sabe porque en los años cuarenta solicitaron al Ayuntamiento de Fuendejalón la partida de nacimiento de su padre, para que pudieran ser admitidos en un colegio francés. Al parecer, uno de sus hijos estuvo de profesor en la universidad parisina de La Sorbona.
4 Antonio Téllez, La red de evasión del Grupo Ponzán, p.264, n.6.
Grupo Ponzán es el nombre por el que se conoce la organización de guías y correos, formada mayoritariamente por españoles anarquistas, que actuó en el sur de Francia y en España durante la Segunda Guerra Mundial, que toma su nombre del que fuera su principal responsable, Francisco Ponzán. Su centro de operaciones radicaba en Toulouse.
El Grupo Ponzán trabajó para los servicios secretos franceses, belgas y, sobre todo, ingleses. En el contexto de la guerra y la Francia ocupada, los aliados tenían necesidad de contar con pasos clandestinos de la frontera española que les permitiera evadir a personas en peligro (particularmente aviadores derribados en suelo francés) y conducir correos a sus embajadas y consulados. Los anarquistas del Grupo Ponzán pretendían extender y fortalecer la lucha contra Franco en todos los frentes posibles y la colaboración con los servicios secretos aliados les aportaban financiación, armas y contactos.
5 Testimonio de Jacinto Santaflorentina López de Oñate, presidente del sindicato de la construcción en 1933. Tomado del libro: Ramón Acín 1888-1936. una estética anarquista y de vanguardia de Sonya Torres Planells.
Ramón Acín fue figura destacada de la vanguardia artística aragonesa. Pintor y dibujante fue fusilado el 6 de agosto del 36 por las tropas nacionales. Al oír como maltratan a su esposa, sale de su escondite voluntariamente y se entrega. Ese mismo día es fusilado en las tapias del cementerio de Huesca. Su esposa Conchita Monrás será asesinada, diecisiete días después, junto a un centenar de republicanos oscenses.
6 Muy posiblemente este Pedro Navarro era Pedro Navarro Terrado, casado con la tabuenquina Vicenta Sancho Adán, quien vivió una temporada (1927) en Tabuenca. Ebanista y constructor de la techumbre y el altar de madera del Calvario. Murió fusilado el 25 de Octubre del 36. (Revista "La Puerta la Villa, nº 10 pags 30 y 31).
7 Esta información procede de César M. Lorenzo, y, sin duda, la fuente era el mismo Chueca, y es mejor tomarla con una cierta cautela pues, al menos en la forma en que está relatada, ha sido puesta en duda por el antiguo miembro de la CNT aragonesa, José Borrás.
8 Agricultor y trabajador temporero en la Azucarera de Épila, miembro de la CNT, miliciano en la Guerra Civil española, militar en el Ejército Republicano y, tras el desenlace de la Guerra Civil, miembro de la resistencia antifranquista. Colaboró estrechamente con el grupo de Ponzán y por extensión con los servicios secretos aliados; para ello entró en España en diferentes ocasiones. El 27 de abril de 1942 fue condenado a muerte en un consejo de guerra celebrado en Madrid. Intentó la evasión junto a otros condenados. Herido y viéndose sin escapatoria posible, Remiro se suicidó saltando por una ventana desde un cuarto piso estrellándose mortalmente contra el suelo.
9 Pilar Ponzán, hermana de Francisco Ponzán, de su libro Lucha y muerte por la libertad, p.157
10 Testimonio de Luis Muñoz, militante anarquista exiliado en Venezuela, hermano del secretario regional de la CNT, Francisco Muñoz, en entrevista con el historiador Graham Kelsey, Zaragoza, noviembre 1991.
11 Agustina Andres Santuy (hija del ferroviario Juan Andrés Santuy y compañera del médico Augusto Moises Alcrudo, los dos asesinados en Zaragoza en agosto y septiembre de 1936). Entrevista con el historiador Graham Kelsey, Madrid, octubre 1991.
12.- Testimonio de su sobrina Vicenta Inés Chueca
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