Eduardo Barriobero y Herrán (Torrecilla en
Cameros, La Rioja, 1875 - Barcelona, 1939) fue un político republicano
federal español próximo también a la Confederación Nacional del Trabajo
(CNT). Fue elegido diputado en 1914, 1918, 1919 y 1931.
Estudió el Bachillerato en Logroño y Medicina y
Derecho en la Universidad de Zaragoza. Cuando acabó la carrera se estableció
en Madrid, donde fue miembro de la agrupación cívica Acción Democrática de
Ernesto Bark, redactor de la revista Germinal, que defendía un frente
político único de republicanos, socialistas y anarquistas. También se
relacionó con otros escritores bohemios como Alejandro Sawa Martínez, Eduardo
Zamacois, Emilio Carrere Moreno y Carmen de Burgos y Seguí Colombine. En 1903
ingresó en la Unión Republicana y en 1910 formó parte del grupo de
republicanos federales partidarios de participar en las elecciones
conjuntamente con el Partido Republicano Radical. En 1913 también fue miembro
de la Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre y fundador de
la Liga Anticlerical Española.
Se atrajo las simpatías de la CNT por su singular
oratoria y porque dedicó sus conocimientos como abogado a defender militantes
obreros, lo que le valió a menudo ser encarcelado y tres intentos de
asesinato por parte del Sindicato Libre. Defendió a los implicados en los
sucesos de Cullera de 1911, a los de los sucesos de Cenicero de 1915 (una
huelga que acabó con la muerte de un guardia civil) y a los participantes en
la huelga general de 1917. Ingresó en la CNT en 1912.
Fue elegido diputado por Madrid por la Conjunción
Republicano-Socialista en las elecciones generales de 1914, pero después fue
escogido como republicano independiente por Huelva en las de 1918 y 1919,
gracias a su fama por haber defendido en juicio a los trabajadores de Río
Tinto. En 1920 fue organizador del Congreso de Democracia Republicana, que
pretendía la unificación de todas las fuerzas republicanas.
Participó en la Sanjuanada de 1926 contra la
dictadura de Primo de Rivera1 como enlace del comité de la CNT en Gijón, y en
enero de 1929 participó en la conspiración abortada de José Sánchez Guerra.
Desde agosto de 1930 presidió el Partido
Republicano Democrático Federal, imprimiéndole una orientación obrerista
dirigida a la busca del voto anarcosindicalista, lo que le valió obtener un
escaño por Asturias en las elecciones generales españolas de 1931, pero que a
la larga provocaría una escisión encabezada por José Franchy y Roca. Durante
las Cortes Constituyentes formó un grupo que se hizo notar por su política
demagógica y antigubernamental: los jabalíes. También fue miembro del Socorro
Rojo Internacional, y en condición de tal fue abogado de los insurrectos
libertarios de Aragón y La Rioja de diciembre de 1933 y de los participantes
a los sucesos de Turón durante la revolución de Asturias de 1934.
En 1933 intentó la reunificación del Partido
Republicano Federal, pero su postura contraria a colaborar con Manuel Azaña
dividió nuevamente el partido. En 1935 fue nombrado nuevamente cabeza de los
federales y firmó un acuerdo de colaboración con el Partido Sindicalista de
Ángel Pestaña, pero la constitución del Frente Popular rompió el acuerdo.
Iniciada la Guerra Civil a finales de agosto fue
enviado por la CNT a la Oficina Jurídica instalada en el Palacio de Justicia
de Barcelona, que había sido ocupado por milicias anarquistas, desde dónde
organizó tribunales populares y justicia revolucionaria que provocaron su
enfrentamiento con Santiago Gubern, presidente del Tribunal de Casación de
Cataluña, y Lluís Companys, presidente de la Generalidad de Cataluña, de tal
manera que la disolvieron en noviembre de 1936. El ministro de Justicia, el
anarquista Juan García Oliver, lo propuso para Fiscal General de la
República, pero el presidente Manuel Azaña vetó el nombramiento. En
septiembre de 1937 el gobierno republicano lo acusó de apropiarse de 8
millones de pesetas durante el tiempo que estuvo a la cabeza de la Oficina
Jurídica. Aunque el Tribunal Supremo lo absolvió, se pasó el resto de la
guerra en prisión. Hacia el final de la contienda enfermó y fue internado en
un hospital penal.
Tras la caída de Barcelona a manos de las tropas
franquistas, el 7 de febrero de 1939 fue sometido a consejo de guerra
sumarísimo, condenado a muerte y fusilado tres días después. Fue enterrado a
una fosa común.
Obras
Lo que debe saber todo buen republicano (1903)
Guerrero y algunos episodios de su vida milagrosa
(1906)
Syncerasto, el parásito (1908)
Vocación (1909)
De Cánovas a Romanones (1916)
Matapán, funcionario (1921)
Chatarramendi, el optimista (1922)
Como los hombres (1923)
Nuestra señora de la fatalidad (1927)
Historia ejemplar del caballero de la mano en el
pecho (1928)
El mirón de la Torre-Cumbre (1929)
El 606, Delito de multitudes
Emilio Castelar (1930)
La Francmasonería. Sus apologistas y sus
detractores (1935)
Un tribunal revolucionario. Cuenta rendida por el
que fue su presidente (1937).
Eduardo Barriobero y Herrán y la justicia revolucionaria en la Barcelona de 1936 |
Solamente los anarquistas, sabrán que somos anarquistas y les aconsejaremos que no se llamen así para no asustar a los imbéciles
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